Sinónimo de poder y feminidad, el lipstick rojo se ha convertido en una de las armas de seducción más usadas a lo largo de la historia. Y aunque no siempre ha gozado de gran popularidad -de hecho, hubo épocas en las que podía ser hasta motivo de cárcel-, lo cierto es que siempre ha estado ahí. Lejos de ser solo un simple gesto de belleza, maquillarnos los labios de rojo puede ayudarnos a darle la vuelta a un mal día.
Desde Egipto hasta la actualidad
Para conocer toda su historia hay que remontarse cinco mil años atrás. Con Nefertiti como precursora, las mujeres egipcias fueron las primeras en colorear sus labios de rojo como símbolo de buena salud. Sus técnicas eran totalmente ingeniosas, utilizaban piedras preciosas trituradas, tintes de ocre rojo y óxido de hierro natural y, aunque pueda parecer una locura, hasta una mezcla de carmín con huevos de hormigas aplastados.
Pero pese a que sus resultados eran impresionantes, lo que comenzó con intención de convertirse en seña de poder y sensualidad se tornó en un símbolo de distinción entre las clases sociales para griegos y romanos. Usado entonces solo por las mujeres de ‘mala reputación’, la barra de labios roja comenzó la que sería su época más turbulenta.
De hecho, no fue hasta la I Guerra Mundial cuando éste dejó atrás su mala fama y comenzó a despuntar como elemento primordial en la historia de las mujeres. Usado como medida para levantar el ánimo tras la guerra, las amas de casa comenzaron a maquillar sus labios de rojo. Algo que no agradó en demasía al gobierno británico, que llegó incluso a firmar una ley en la que se amenazaba con pena de cárcel si se atrevían a usarlo en público ya que, según consideraban, se trataba de un elemento de brujería con el que seducir a los hombres.
Corría el año 1870 cuando llegó al mercado la primera barra de labios oficial comercializada por Guerlain en París y realizada con pomelo, mantequilla y cera. Y aunque su uso comenzó entonces a popularizarse, aún le quedaban algunas épocas de represión por cuestiones políticas y religiosas. Una vez más, fue la guerra lo que la convirtió en todo un símbolo de rebelión femenina. Conocido entonces como la victoria roja, durante la II Guerra Mundial el pintalabios rojo se convirtió en la mejor forma de transmitir mensajes políticos a la sociedad.
Aunque si hay un sector culpable del éxito la barra de labios roja éste es, sin duda, el cine. Con Marilyn Monroe al frente, los años dorados de Hollywood hicieron de este cosmético todo un símbolo de sensualidad y poder que, a día de hoy, sigue conquistando a hombres y mujeres.
Otorga poder y confianza
Que la barra de labios es uno de los cosméticos más utilizados en la actualidad es un hecho confirmado. Según estudios recientes el 76% de las mujeres la usan al menos una vez al día y, de media, tienen hasta cuatro colores diferentes en su neceser. Entre ellos, por supuesto, el rojo. Y no solo por su gran poder favorecedor, sino, y como la ciencia ha demostrado, porque su uso tiene ciertos ‘poderes’ terapéuticos.
Elegir un lipstick rojo puede ayudar a proyectar una imagen más atractiva, fuerte y segura. Según una investigación realizada en la Universidad de Harvard, en la que se pidió a cien personas que opinaran sobre varias fotografías de mujeres con maquillaje y sin él, la mayoría concluyó que las mujeres que iban maquilladas resultaban parecer más competentes.
Y aunque su uso también hace que haya mujeres que se sientan intimidadas por quienes lo llevan, actualmente es el tono más utilizado. Sobre todo, en esos momentos en los que se busca marcar la diferencia y, curiosamente, también en épocas de crisis. De hecho, existe hasta el ‘Indice Lipstick’, un indicador que establece una relación directa entre la venta de pintalabios y la profundidad de una recesión económica. Y es que se ha demostrado que las ventas de barras de labios rojas aumentan en situaciones difíciles pues su uso ayuda las mujeres a afrontar las situaciones con optimismo.
Además, un lipstick rojo puede mejorar nuestro aspecto y hacernos ver más jóvenes. Según un estudio realizado por el Gettysburg College en Pensilvania, cuando envejecemos nuestros labios se ven más pálidos; así que apostar por una barra de labios roja ayuda a presentar un aspecto más luminoso.
Un rojo para cada tipo de piel
En pleno siglo XXI nos encontramos en el mercado con un amplio abanico de texturas y una gama cromática de rojos infinita. Y aunque creamos que todos los tonos son iguales, lo cierto es no todos favorecen por igual. Sus pigmentos, sus acabados y, sobre todo, nuestro color de piel son aspectos importantes a la hora de apostar por un rojo u otro.
Si tienes la piel clara lo mejor es elegir un rojo llamativo con base naranja como corales o rojos intensos. Bien en acabado matte o con brillo, sin duda aportarán una gran luminosidad a tu rostro. Si por el contrario tienes la piel más tostada, los tonos intensos con base violeta -color vino- y carmesí, conseguirán resaltar el moreno de tu tez. Rojo bermellón, burdeos o anaranjado oscuro ayudarán a que tus labios se conviertan en el centro de atención. Y para las pieles morenas, tonos cerezas. Burdeos muy oscuros e intensos serán los mejores aliados para potenciar tu lado más seductor.