Sabemos muy poco de nuestra piel, de hecho tendemos a quedarnos muy en la superficie, a coger cuatro datos básicos y no salinos de esa 'sota, caballo y rey'. Por ejemplo, todo el mundo sabe que fumar puede provocar ese indeseable código de barras sobre el labio superior, que no desmaquillarse produce granitos, que si fumas sale código de barras, si no te desmaquillas aparecen granitos y que si tienes piel grasa hay que usar un jabón secante.
Los dos primeros son ciertos, el tercero es mentira, así que además de tener pocos datos, resulta que algunos no son reales.
Pues aquí estamos nosotros para abrirte los ojos (y cerrarte los poros), porque solo conociendo bien tu piel, podrás llegar a tratarla como se merece y a evitar males presentes y futuros.
Tu tipo de piel puede cambiar
No nos mantenemos toda la vida con un tipo de piel, pues la piel es un órgano vivo (el más grande de nuestro cuerpo) y está en continuo cambio. Una evolución que puede producirse de forma natural por temas hormonales o bien por los modos de vida, la alimentación, el estrés, los hábitos poco saludables, el deporte… Todo influye. pasa como con las alergias, no tenías alergia a nada y de pronto una primavera no puedes respirar. Sucede igual.
Es difícil (salvo en casos médicos boyantes) identificar la causa. Sí es cierto que cuidar tu alimentación es fundamental para mantenerla sana (como todo). Pero pongamos que lo haces todo bien y ésta cambia. Lo mejor es cambiar tu rutina. No es cierto eso de que "la piel se vicia si usas siempre la misma crema", lo que sucede es que la piel cambia pero pocas personas cambian sus cosméticos.
Tienes que prestarle atención y tener en tu tocador distintos productos para el momento en el que se encuentra tu piel. Si notas que cambia a menudo y se resiente, opta por productos naturales y suaves, los agresivos nunca son buenos si no hay prescripción del dermatólogo de por medio.
Puedes llegar a tener piel sensible
Esto hila con el punto anterior. Ya que tu piel puede cambiar, puede hacerlo convirtiéndose en un órgano especialmente sensible a los agentes externos. De hecho, más de 11 millones de personas en España afirman tener la piel sensible (según datos de Bella Aurora) y no todas la tienen "de toda la vida".
Hay que saber que no se trata solo de una sensación si no de una alteración de la barrera protectora de la epidermis que funciona de forma deficitaria, de manera que deja penetrar sustancias irritantes para la piel. Esto sucede porque, digámoslo así, no hay una correcta compactación de las células así que dejan penetrar estas sustancias y, de la misma manera, dejan escapar la hidratación propia de la piel, por lo que además de sensible está deshidratada.
En el terreno práctico, la piel reacciona de forma exagerada a los cosméticos, la radiación solar, el viento, la contaminación, los productos de higiene, las alteraciones hormonales, el estrés… Necesitas cosméticos reparadores y especialmente formulados para estas pieles. No vale una crema hidratante por muy nutritiva que sea, la formulación es esencial para su tratamiento.
El envejecimiento de tu piel ya no es un proceso natural
A efecto teóricos sí es un proceso natural, pero lo estamos acelerando a pasos agigantados. Los hábitos cotidianos están acabando con nuestra piel de manera que las arrugas, las manchas y la flacidez aparecen a muy temprana edad.
Una alimentación deficitaria en nutrientes, así como una rica en alimentos industriales, azúcares y grasas saturadas, sumada a una escasa hidratación provocarán que la piel se apague y que las células pierdan agua por lo que empezará a aparecer flacidez y arrugas debido a la falta de elasticidad. El sol hará su trabajo con las manchas. Exponernos sin protección durante el año (y en verano más aún) provoca la aparición de manchas y suma deshidratación a la piel.
Y por si esto fuera poco, está el "daño oxidativo" provocado por agentes eternos como el aire y la contaminación que provocan en nuestra piel exactamente lo mismo que en un tornillo, que se oxide. Es algo inevitable, es ley de vida, pero si le sumamos todo lo anterior ademas hábitos poco saludables como el consumo de tabaco y alcohol, las arrugas a loas 30 serán una realidad.
El código de barras no es la única consecuencia del tabaco
Sí es la más visible en la piel, pero ¿sabías que puedes padecer "acné del fumador"? El tabaco obstruye los poros y sus sustancias contaminan la piel, así que los granitos, las espinillas y los poros bloqueados por puntos negros pueden hacer acto de presencia si mantienes este hábito.
Y, ¿sabías que curan peor tus heridas? Sí, la nicotina y el monóxido de carbono de los cigarros causan vasoconstricción, esto quiere decir que los vasos sanguíneos se contraen, por lo que llevan menos riego y, por tanto, menos oxígeno. Al llegar menos oxígeno a tu piel se ralentiza la producción de colágeno, las células reciben “menos alimento” y existe mayor dificultad de curación de las heridas.
La alimentación es clave pero, ¿sabes qué comer?
Los frutos secos aportan vitamina E y son fuente de antioxidantes, reparan los daños de las células y promueven su regeneración.
El pescado azul, como el salmón o las sardinas, contiene grasas que mantienen a las membranas de las células flexibles e hidratadas. También es fuente de Omega3, que tiene un fuerte poder antiinflamatorio.
El aguacate contiene vitamina E y biotina, que ayuda a evitar la sequedad de la piel y nutre el pelo y las uñas. también tiene vitamina A que evita los brotes de acné y glutamina, que la protege de los daños ambientales.
La verdura protege el pH de la piel. La rica en betacarotenos aporta luminosidad y buen color, y la que contiene vitamina C ayuda a regenerar y reparar las células.
La piel grasa no se combate secándola
Es muy habitual que las personas con piel grasa acude a cosméticos secantes para eliminarla, y es un error enorme. Utilizar un cosmético secante en casos concretos, como aplicar una gota de crema secante sobre un grano, está bien, pero lavarse la cara con jabones que dejan la piel tirante y evitar cualquier medio de hidratación por miedo a los brillos es un error.
Hay que empezar por limpiarse la cara con un producto apropiado. Los desmaquillantes suelen contener aceites, así que si no utilizas maquillaje resistente al agua, opta por las aguas limpiadoras como la micelar para retirarlo. A continuación, utiliza un jabón neutro y libre de aceites; si es natural y con agentes exfoliantes, mejor.
Y hablando de exfoliar, nada de utilizar un producto muy agresivo, una exfoliación ligera pero rutinaria es suficiente. Y, finalmente, no te olvides de la hidratación, utiliza una crema sin aceites y, si no eres fan de las cremas, un sérum nutritivo, note dejará esa sensación de película en la piel.
Tu piel no siempre agradece una mascarilla casera
Cuando lo natural parece que es lo más deseable, las mascarillas caseras se convierten en el aliado de muchas de las que buscan esa naturalidad, esa ausencia de químicos y ese "yo me lo guiso, yo me lo como". Pero es un error si no tienes una piel muy agradecida.
Y es que, para empezar, no sabes cómo van a afectar los ingredientes de esa mascarilla a tu piel, pueden irritarla, engrasarla o incluso darte una reacción acneica. Y para seguir, no queremos ser extremistas pero probablemente lo que usas no es natural 100%, así que, si buscas naturalidad, opta pos cosmética ecológica que se adapte a tus necesidades o, en casos de pieles que necesiten cuidados especiales, por formulaciones personalizadas de farmacia.