Sí, de acuerdo. El rosa es romántico. Es su naturaleza. A él y no a otro se le atribuye una de las relaciones más bonitas de la antigua mitología greco-romano: Venus y su hijo Cupido, quien quiso enviarle una sonrisa a la esposa de Vulcano, -otra cosa hubiese generado un gran conflicto en el Olimpo-; y, cómo no, le salió en un dulce rosa. Pero entonces, ¿no debería ser éste el color del amor? ¿el color de la pasión?
En Japón, por ejemplo, deben haber leído su historia y califican sus películas eróticas de películas rosas. Sin embargo, en Occidente siempre ha sido considerado como sinónimo de la feminidad y la ternura; por lo que es el rey indiscutible para las niñas. En la filosofía Feng Shui se utiliza incluso, como el color principal para reconciliar a las parejas en crisis.
El rosa es femenino, sí. Pero es un color que une e invita a la relajación. Y es que, según un estudio del American Institute for Biosocial and Medical Research de Tacoma (Washington), el rosa impide a las personas ponerse agresivas. No es de extrañar que en Lancashire (Inglaterra), instalasen fluorescentes rosas para evitar las peleas callejeras o que el biker-miller impregnase las paredes de algunos correccionales norteamericanos para suavizar a los prisioneros.
Si es verdad que inspira tanta tranquilidad, ¿por qué no utilizarlo en la decoración de tu hogar? Desde estancias abiertas y luminosas, hasta ambientes más bucólicos y primaverales. Con el rosa puedes hacer de todo.
EL ROSA INVITA AL DESCANSO
Y a la reflexión. Por eso, es una de las mejores bases para un dormitorio o despacho. El Instituto Pantone eligió el año pasado al Pantone 13-1520, llamado rosa cuarzo, como el color de 2016. Entonces, se puso de moda. Y no en pequeños toques, sino que lo hizo llenando estancias enteras.
En palabras de Leatrice Eiseman, su directora ejecutiva, es “ese color de un atardecer sereno que pretende transportarnos a un lugar más feliz como reacción a vivir rodeados de incertidumbre”. Por tanto, nos relaja y nos serena. Uno de los objetivos primordiales a la hora de crear tu habitación. La modelo Kendall Jenner publicó en su blog que había escogido el rosa para pintar su dormitorio. Aunque su finalidad era otra, -ya que le habían contado en una reunión entre amigos que el rosa ‘sacia’ y evita la ansiedad creada por el hambre-; la joven estadounidense escogió uno de los tonos más atrevidos para conseguir darle algo más de actitud.
EL GRIS Y EL BLANCO SUS MEJORES ALIADOS
Con referencias a lo que los decoradores llaman el nuevo nórdico, el gris y el blanco son las dos combinaciones más clásicas y efectivas. Con el segundo, se consigue dar una nota luminosa y cálida a la estancia. Mientras que con el primero, para no caer en la cursilería, hay que contrastar: para un rosa empolvado es mejor un gris plomizo, para uno tono más fuerte, un sutil plateado. Dos parejas que hemos visto en las propuestas para la primavera-verano de 2016 en Isabel Marant o Blumarine y que, sin duda, funcionan.
EL ROSA PUEDE SER MUY TROPICAL
Y, además, completamente actual. En su asociación con el verde, o ese greenery que llena todas y cada una de las páginas de las revistas, conseguimos una unión que funciona y que nos acerca a la naturaleza. En ella y en sus flores es de donde tiene que llegar la inspiración.
Una de las ventajas de esta combinación es que, para encontrar la calidez, no hace falta más que acudir a los tonos tierra: terracotas, marrones y tostados; y a los materiales más naturales, como la madera noble. El resultado es un ambiente cálido de corte clásico. Y para nada infantil o ridículamente cursi.
EL ROSA TAMBIÉN ES ‘CANALLA’
Por su frescura y ligereza, el rosa puede entrar en cualquier espacio y convertirse en el rebelde de la casa. Sí, porque el rosa también sabe arriesgarse. Crea las combinaciones más originales con un azul ultramar, que consigue una mayor profundidad. O, lo más moderno que puede ponerse: con dorado y bronce.
Y es que 2017 llega cargado de propuestas en las que el negro, el blanco y el rosa juegan y se divierten con los metálicos. Además, en todas sus versiones: el rosa pálido, el pastel, el púrpura o el elegante malva ceniza. Los más claros para paredes y estancias completas, mientras que estos dos últimos mejor en textiles y pequeños muebles o complementos. Pero ten en cuenta una cosa, seas chico o chica, no tengas miedo a la vie en rose.