Veintiséis finalistas de entre cuatro mil candidatos fueron seleccionados el pasado mes de enero para optar al LOEWE Craft Prize. Setenta y cinco países de los cinco continentes que se daban cita en el primer premio de artesanía que convocaba la Fundación LOEWE, todo un homenaje a la maestría y el saber hacer. Ernst Gamperl ha sido el ganador de una primera edición, en la que la competencia ha sido tal, que han tenido que improvisarse dos premios especiales más.
Con una amplia convocatoria, este ebanista alemán recibía el premio de las manos de Charlotte Rampling, actriz británica nominada al Oscar el año pasado como Mejor Actriz por su papel en la película 45 Años. Una forma particular de entender la madera que ha hecho que su trabajo sea ya conocido, no solo en Alemania e Italia, -donde mantiene sus estudios-, sino también en Asia y América.
Por la manera en que este trabajo explora el punto de encuentro entre los valores formales y un mensaje social. Es un objeto bello que al mismo tiempo nos enseña el valor del reciclaje. Consiste en rescatar árboles muertos para darles una segunda vida, y con una habilidad exquisita. Es el trabajo de un artesano que tiene una habilidad especial para desarrollar una voz individual distintiva en lugar de un estilo propio o una firma.
Gamperl ha destacado entre un amplio abanico de disciplinas que representan la diversidad de las obras presentadas al concurso, abarcando una gran variedad de técnicas, medios y modos de expresión. El comité de expertos que el pasado 31 de enero se reunía en Madrid para analizar las obras finalistas aseguraba que “las obras seleccionadas reflejan la total dedicación del autor: una mezcla de ideas, habilidades y procesos; una materialización táctil de maestría y visión”.
Tree of Life 2 (2016) es la obra galardonada con este premio que fue concebido e impulsado por el propio director creativo de la marca, Jonathan Anderson, quien daba forma con esta propuesta a ese eslogan que él mismo ha destacado en la rueda de prensa: “We are a culture brand” (Somos una marca cultural).
Pero la competencia era importante y la decisión complicada. Patricia Urquiola, arquitecta y diseñadora industrial, comentaba que “con un premio no bastaba” y, ella misma, se encargaba de dar la Primera Mención Especial a Yoshiaki Kojiro por su Structural Blue (2015), una obra “que refleja al hombre curioso y premia su riesgo, invención e investigación”.
La Segunda Mención Especial se la llevaba Tata Curiata (2016), obra de Artesanías Panikua, por “despertar sentimientos antes incluso de pararse a pensar en la obra; por tener, en sí misma, un legado cultural con vocación artística”, según comentaba a la entrega del premio Benedetta Tagliabue, arquitecta y Premio Pritzker.
Todos los trabajos serán expuestos en el Colegio de Arquitectos de Madrid (donde se ha entregado el premio) desde este mismo lunes 10 de abril hasta el próximo 10 de mayo, momento en el que partirá hacia Nueva York, para exponerse en la Chamber Gallery hasta el 7 de junio. Por último, la exposición llegará a Tokyo el próximo mes de noviembre.
El galardón, que se entregará a partir de este año de forma anual, fue presentado por la Fundación LOEWE el año pasado con el deseo de celebrar la innovación, la excelencia y el mérito artístico de la artesanía moderna. Una iniciativa que pretende homenajear el talento, la visión y la voluntad de innovación de los artesanos. Y es que LOEWE nunca olvida que su origen está en una voluntad de manufactura que nació en 1846. Y es que, para su Fundación “los finalistas seleccionados, desde veinteañeros a octagenarios, desdibujan los límites entre el arte y la artesanía”.
Jonathan Anderson ha sido uno de los mayores impulsores del premio desde el principio, -además de miembro del jurado de esta primera edición-, y es rotundo al afirmar que “la artesanía constituye la esencia de LOEWE. Nos consideramos una casa en la que la artesanía adquiere su máxima expresión, en el sentido más estricto. Es precisamente en esta realidad en la que se sustenta nuestra modernidad. Siempre será de gran importancia para esta casa”.
De esta forma, la casa española reitera su compromiso con la cultura como pilar fundamental de la marca y nos invita a descubrir ese vínculo tan especial que existe entre artesanía y moda contemporánea.
La Fundación LOEWE, que fue creada en 1988 por Enrique Loewe, -también miembro del jurado-, ha sido la base de la marca para promover proyectos culturales que muestran su apoyo constante a todos los artistas, diseñadores y artesanos que reflejan los valores de la marca. Una herencia cultural que se ha de preservar, dando un valor propio a cada disciplina, ya sea fotografía, diseño, danza o arquitectura.