La cocina a veces despierta nuestros recuerdos: emociones, lugares y personas. La comida y el espacio donde esta se prepara se convierten entonces en una alegoría de un momento pasado, generalmente de los que se recuerdan con cariño.
Bajo el lema "es increíble lo que la cocina puede hacernos sentir", la última campaña de Teka no dejará a nadie indiferente. La historia que podrás ver en el siguiente vídeo refleja los sentimientos que afloran con la comida, explorando los recuerdos que evocan los olores y los sabores. Todas estas sensaciones se enlazan en una relación entre padre e hijo truncada por la enfermedad.
Una cena con amigos, las comidas familiares o aquel plato que probaste en un viaje brotan de repente como instantes inolvidables, porque los recuerdos también se forman según el contexto que los refuerza, en este caso, por la compañía, el lugar o los sentimientos que nos hizo experimentar la comida en un preciso momento. En la creación de la memoria, toman parte los cinco sentidos, pero los más potentes son el gusto y el olfato. Estos tienden a crear fuertes vínculos con los recuerdos y las emociones porque se trata de memorias asociativas, un tipo de memoria que almacena información por asociación con otras informaciones. Así, un plato tradicional como un cocido te puede recordar a la cocina de tu casa, que instintivamente relacionamos con un lugar en el que disfrutar.
Tal como reza el anuncio de Teka, "los grandes momentos y emociones que compartes cada día con tus seres queridos tienen lugar aquí, donde se cocina la vida". Nos enseñan cómo la cocina puede despertar sentimientos que creíamos olvidados. El sabor de la paella del domingo que compartes con toda la familia y el olor de los macarrones que disfrutabas de niño. Lo que ocurre alrededor de una cocina puede hacer aflorar recuerdos de cualquier época de nuestra vida, que sin darnos cuenta hemos atesorado y revivimos a través de ciertos platos.
La comida nos devuelve al lugar donde se cocina, transformado en un espacio apacible que trae buenos recuerdos, distintos según la persona. Algunas cocinan para relajarse, para divertirse, para aprender, por tradición… pero siempre porque disfrutan cocinando. En el cine, se ha explorado en muchas ocasiones esta relación con la cocina. En Julie y Julia (2009), por ejemplo, Julie Powell utiliza su blog de cocina para olvidarse de su aburrido trabajo como funcionaria del Estado, pero gracias a esta rutina acaba creando un fuerte vínculo con la célebre cocinera Julia Child a través de sus recetas.
También podemos ver las conexiones entre la cocina, los recuerdos y la familia en películas como Ratatouille (2007), donde el rígido crítico Anton Ego regresa inmediatamente a su tierna infancia cuando prueba el plato que ha sido preparado especialmente para él.
Otros ejemplos son Comer, beber, amar (1994), sobre de la familia de Chu, un experimentado cocinero taiwanés, cuya vida gira en torno a la preparación de la comida familiar cada domingo. O Un viaje de 10 metros (2014), donde la alta cocina francesa se rinde ante la comida tradicional de una recién llegada familia india a un pueblo de los Alpes. La lista de películas en las que la comida es protagonista es interminable, pero todas estas historias reflejan el nexo de unión que se forja entre la comida y las personas.
El objetivo de Teka con esta campaña es mostrar cómo de sólidos son los recuerdos que nos provoca la comida y su poder para trasladarnos a otro lugar en el tiempo y el espacio. El vídeo ha conseguido más de 1 millón de visualizaciones entre YouTube y Facebook y bajo el hashtag #Sientesonosientes, todo el mundo está compartiendo las experiencias que han tenido con sus seres queridos alrededor de una cocina. Algunos usuarios incluso se atreven a grabar su reacción al ver el vídeo Donde se cocina la vida. Sin duda, como nos descubre el spot, "es increíble lo que la cocina puede hacernos sentir".
'Cuando la cocina nos hace recordar' es un contenido elaborado con la colaboración de Teka.