Michael Scott, ese jefe que todos desearíamos tener y que, cuando lo tuviésemos, correríamos despavoridos de la oficina. Dunder Mifflin es la compañía de ventas de papel en Scranton que dirige este ficticio jefe (Steve Carrel) y con el que hemos aprendido más de una lección.
Evita los problemas
No existe otra persona que eluda las responsabilidades y los problemas mejor que el jefe de la oficina de Dunder Mifflin en Scranton. Michael Scott, un tipo que se autodefine como el mejor jefe del mundo (y así lo quiere demostrar constantemente con su taza que tiene impresa el lema de “World’s best boss”). Debería ser nuestro mentor.
(Sobre los despidos): “¿Si se lo voy a decir? No, no tendría sentido. Si fueras médico, no le dirías a tu paciente que tiene cáncer”.
Sé un hombre con principios
Michael Scott, ese jefe que intenta ser colega de todo el mundo, aborrece a uno de los trabajadores más fieles: Toby, el tipo de recursos humanos. ¿Y por qué? Pues porque la diversión se acaba cuando tienes a alguien controlando la oficina en todo momento. Por ello, deberás ser un hombre con principios y enfrentarte a tu enemigo. ¿Renunciar al jolgorio en la oficina? ¡Ni de coña!
“Si tuviera un arma, con dos balas, y estuviera en una habitación con Hitler, Bin Laden y Toby, le dispararía a Toby dos veces”.
Olvida la humildad
Cuando se trata de darse palmaditas en la espalda y agenciarse triunfos, Michael Scott no se priva. Escatimar en autohalagos no es propio del jefe de esta empresa, así que tampoco lo hagas tú.
“Cuando me jubile, no quiero desaparecer en una isla en medio de ninguna parte. Quiero ser el hombre que devuelva los favores. Quiero que digan: ‘¿Hey, quién donó ese hospital que está salvando tantas vidas?’. ‘No lo sé. Fue un anónimo’. ‘Pues adivina: fue Michael Scott’. ‘Pero fue anónimo. ¿Cómo lo sabes?’ ‘Porque yo soy él’”.
No te conformes sólo con una cosa
¿Por qué tener que elegir una cosa pudiendo tener las dos? Michael lo sabe y él te lo enseña.
“¿Si prefiero ser temido o amado? Fácil. Ambas. Quiero que la gente tenga miedo de cuánto me ama”.
No esperes nada de la gente
Los favores que haces deberán ser todos desinteresados, o por el contrario te llevarás algún que otro chasco en la vida. Esperar algo de la gente no va con Michael Scott, eso lo aprendió después de atropellar a Meredith, una de sus empleadas.
“Te pasas toda la vida intentando que la gente te quiera, pero de repente atropellas a un empleado con tu auto, ni siquiera uno de los más populares, y ya están todos en tu contra. No tiene sentido”.
Corre riesgos
Quien no apuesta, no gana. Michael Scott es todo un profesional en correr riesgos, en poner en prácticas ideas descabelladas y en sentirse incluso orgulloso de haberlo intentado aunque no resultaran fructíferas.
“A veces comienzo una oración y ni siquiera sé qué voy a decir. Simplemente espero darme cuenta en el camino”.
Marca tus propias reglas
Las reglas están para saltárselas. Y eso lo hace constantemente Michael Scott, aunque las haya marcado él mismo.
“Yo vivo con una regla: no a los romances de oficina, de ninguna manera. Es un lío, muy complicado. Pero, también vivo con otra regla: sólo hazlo... Nike”.
Debes ser autocrítico
Conocerse a uno mismo es una de los objetivos más populares en la vida. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué me pide el cuerpo? ¿Soy buena persona? Por supuesto que tienes tus defectos y, de vez en cuando, está bien admitirlo.
“Claro que tengo defectos. ¿Cuáles son? Canto en la ducha. A veces me paso mucho tiempo haciendo trabajo voluntario. Ocasionalmente atropello a alguien con mi auto”.