Te das cuenta de que estás entrando en la vida adulta cuando tus botellones de viernes en Plaza de España se transforman en cenas con amigos en alguna casa del barrio Chamberí. Así es, los años pasan y todo aquello que te parecía aburrido de niño… puede que te siga pareciendo aburrido– no te vamos a mentir-.
Sin embargo, estos compromisos de cenas tranquilas, con largas charlas de politiqueo y juegos de mesa para el postre, poseen también su código protocolario. Nosotros te decimos que es lo que NO debes hacer en un compromiso social de este calibre:
Responder a una invitación en el último momento
Lo único que le estás dando a entender al anfitrión es que estabas esperando a que surgieran mejores planes que ir a su casa a cenar. Tienes que contestar en el preciso instante en el que tu WhatsApp suena y te encuentras un nuevo grupo titulado “Gordos en casa de Tom”. Di sí o no, la vida de un anfitrión no es fácil. Aunque, si por casualidad, tu plan inicial era el que precisamente le has dado a entender al que te invita a su casa, es decir, esperar a ver si te sale algún plan mejor, entonces nunca vayas con la condición nº2:
Llegar con las manos vacías
Piensa en todo el trabajo que ha llevado a cabo el cocinero o cocinera. No se trata sólo de preparar la cena, sino de pensar cuál será el menú (y siempre lo hará reconciliando los gustos de todos), hacer la compra, preparar la casa (porque debe estar impoluta), decorar la mesa para la ocasión… ¡Ah! Y recogerlo todo el día después, -que todos sabemos que lo mejor de estas cenitas es que no te toca fregar-. No te cuesta nada llevar una botellita de vino y quedarás como rey.
No bebas tú solo el vino que has traído
Sabemos que has comprado el que te gusta y que piensas que es un detalle que disfrutarás tú también, pero de nada sirve llegar con botella de vino bajo el brazo y que te la bebas tú solito.
Ir vestido de pordiosero
¡No! Que sean tus amigos y tengas confianza con ellos no te da derecho a que vayas a la cena vestido de cualquier manera. Piensa que no se trata de ver un partido de fútbol con colegas mientras cenáis pizza, se trata de una cena en condiciones. Si tienes que ponerte el modelito de Nochebuena, que así sea.
Sonarte la nariz con las servilletas de tela
¿Por qué haces eso? Si no encuentras ninguna servilleta de papel, levántate, dirígete hacia el baño y verás algo que se llama rollo de papel higiénico.
Llevar a tu nuevo compi de piso
O a tu novia, o a cualquier amigo. No es problema de la anfitriona que se te haya olvidado cancelarle o que haga más de un mes que no lo ves. Recuerda que no es una fiesta de hermandades donde todo el mundo es amigo de un amigo de un amigo del primo del dueño de la casa… es una cálida y acogedora cena con los más allegados. Aunque si vas a hacer caso omiso a este consejo, entonces al menos toma el consejo nº 7.
No presentar a tu acompañante
Si traes un invitado desconocido, será necesario que se lo presentes a todo el mundo antes de que os sentéis en la mesa para no hacer la situación más incómoda. De nada vale que te lo traigas, lo abandones a su suerte y te vayas a comentar con otra persona si crees que se repetirán elecciones o el resultado del partido de fútbol de anoche.
Estar pendiente todo el rato de tu teléfono móvil.
Hola, estamos aquí. ¿Para qué necesitas consultar tu Facebook, Instagram o WhatsApp? Vive la vida real, socialízate y guarda tu teléfono móvil en el bolsillo de la chaqueta que has colgado en la entrada de la casa. En serio, es de muy mala educación.
Echarle sal a la comida antes de probarla
Sabes que te caerá una mirada fulminante por parte del chef. Aquí una verdad universal: cuando alguien cocina para ti, debes asumir que estará delicioso (aunque no lo esté).
Criticar el menú
Más te vale guardar esa cara mostrenco que se te ha puesto al ver el plato. Pruébalo, cómelo y (muy a las malas) si de verdad no puedes con la receta, entonces puedes decir que últimamente estás comiendo muy poco y que todo te sacia al instante.