El buen compañero de piso en 8 mandamientos
La convivencia puede ser uno de los retos más difíciles, por eso todo sería mejor si apareciera el buen compañero.
7 julio, 2016 14:59Noticias relacionadas
Todos tenemos una clara imagen de lo que sería el perfecto compañero de piso, aunque nunca, por norma general, las expectativas se cumplen. La convivencia puede ser uno de los retos más difíciles, por eso todo sería mejor si apareciera el buen compañero de piso, ese que nunca se queja de nuestros voceríos a altas horas de la noche o que friega los platos que a nosotros nos ha dado pereza limpiar. Un santo, vaya. Aunque eso, queridos amigos, no exista, nos podemos imaginar cómo sería, y quedaría en algo así:
El buen compañero de piso siempre te dejará que robes comida. No importa que lleves una semana sin provisión en la despensa porque te da pereza bajar al supermercado a hacer la compra. El buen compañero de piso dejará que arrases con su balda en la nevera sin llamarte nunca la atención.
El buen compañero de piso siempre te preparará un caldo de pollo cuando estés constipado o algo de arroz blanco cuando andes mal de la tripa. Se acercará hasta tu cama, te tomará la fiebre, te hará y dará de comer algo adecuado, te leerá un cuento, te arropará y te apagará la luz para que duermas tranquilo durante todos los días de tu dolencia.
El buen compañero de piso siempre cocinará de sobra para que los demás compañeros de piso prueben sus platos.
El buen compañero de piso siempre te prestará su habitación para tus noches de victoria si es él quien tiene la cama de matrimonio del piso. Jamás se quejará de los ruidos que puedan ocasionar este tipo de encuentros.
El buen compañero de piso siempre te tenderá la ropa mojada que has olvidado en la lavadora. Lo hará con especial cariño, sacudiendo bien la ropa para que no se arrugue tanto.
El buen compañero de piso siempre se ofrecerá a limpiar la casa sin ningún “llevo fregando vuestra mierda desde enero”. Se pondrá los guantes, tomará la escoba y, con un poco de música, dejará el hogar impecable al ritmo de Marisol.
El buen compañero de piso jamás mostrará resentimiento por las fiestas nocturnas que te montas hasta horarios infernales mientras él está durmiendo. El buen compañero de piso saldrá de su habitación, saludará simpático a tus amigos borrachos y se volverá a acostar excusándose con alguna frase del tipo: “es que yo soy el aburrido del piso”.
El buen compañero de piso siempre te protegerá en los días de borrachera y te amparará en los de resaca.