Para entender como es debido su importancia y poder hacer un buen uso del reloj es necesario remontarse a sus inicios, concretamente a Suiza. Conocido mundialmente como el país relojero -símbolo de calidad, tradición y saber hacer-, fue precisamente ahí, en 1812, cuando aparece el primer reloj de pulsera de la historia diseñado por el maestro Abraham-Louis Bréguet. Un reloj que, muy contrariamente de lo que pueda pensarse, no fue ideado para lucirlo por un hombre sino por una mujer: la reina María Carolina de Austria.
De hecho, no fue hasta comienzos del siglo XX cuando el reloj de pulsera comenzara a introducirse en el mundo masculino. Hasta entonces el caballero prefería el de bolsillo que siempre lucía colgado de su pantalón o, en su defecto, del bolsillo frontal izquierdo de los chalecos. Gesto que continuaría hasta 1904, fecha en la que finalmente se popularizaron los diseños de pulsera entre los hombres.
Su responsable fue el aviador brasileño Alberto Santos-Dumont. Famoso por sus numerosos records, Santos-Dumont le pidió a su amigo y relojero parisino Louis Cartier que le fabricara un modelo que pudiera llevar en la muñeca y así poder ir comprobando el tiempo que tardaba en realizar sus vuelos sin correr el peligro de tener un accidente.
Siguiendo sus deseos, Cartier, que por aquel entonces ya gozaba de gran prestigio, se puso manos a la obra junto con el relojero Edmond Jaeger para crear una pieza única que, sin pretenderlo, se ha convertido en una de las más importantes de la historia y de la casa parisina. El modelo Santos, realizado en oro con caja cuadrada y correa ajustable es, desde su comercialización en 1908, uno de los relojes más selectos del mercado.
PARA TODOS LOS ESTILOS
Santos fue el primero pero tras él, numerosos maestros relojeros se animaron a incluir la correa en sus diseños, consiguiendo normalizar su uso entre el público masculino que pasó a convertirlo en uno de los complementos indispensables del estilo gentleman. Gracias a esto, en la actualidad existen una gran variedad de modelos que se adaptan a las diferentes necesidades, estilos y, sobre todo, personalidades. Aunque a grandes rasgos, podrían agruparse en tres categorías diferentes:
CLÁSICOS, de estilo sobrio y siempre elegantes. En este grupo encontramos una gran variedad de modelos que se podrían describir como piezas atemporales, normalmente con cajas metálicas y correas de piel. Pueden ser usados para el día a día y también para ocasiones especiales en las que se requiera llevar traje de chaqueta o esmoquin.
Por su parte, los relojes DEPORTIVOS suelen ser piezas todoterreno de uso diario y con diseños más extravagantes. Suelen tener pantallas de gran tamaño, números enormes y, por lo general, correas flexibles. Además, al ser principalmente diseñados para actividades deportivas cuentan con cronómetro y, en algunos casos, pueden ser sumergibles en agua.
Mientras que los CASUAL -un híbrido entre el reloj clásico y el deportivo-, suponen el grupo más grande y en el que se encasillan todos aquellos diseños que han sido ideados pensando más en su función estilística que en la práctica. Suelen ser relojes de uso diario y su diseños van variando en función de las tendencias del momento.
MANUAL DE USO
¿Mano izquierda o derecha?
Como ha demostrado la historia, desde sus inicios el reloj se ha llevado en la mano izquierda. Es decir, en la mano útil. Aunque este detalle dependerá de si se es diestro o zurdo. Por lo tanto, una persona diestra lo llevará en la izquierda y el zurdo lo llevará en la derecha. Y aunque la moda más tarde dijo que daba igual en qué mano se luciera, lo cierto es que existe un pequeño detalle de diseño que indica cómo debe ser llevado: la corona. Esa pequeña rueda que sirve para poner en hora o cambiar la fecha del calendario y que debe estar siempre en el lado externo de la muñeca -mirando hacia los dedos-, facilitando así que pueda ser manipulada.
El tamaño sí importa
A la hora de elegir un reloj hay que tener en cuenta que el tamaño medio de la muñeca de un hombre varía entre los 15 y 18 cm. Considerada como la medida estándar se adapta perfectamente a todos los tamaños. En el caso de tener una muñeca pequeña -por debajo de los 15 cm-, lo recomendable es evitar relojes cuya esfera superen los 40 mm de diámetro. Mientras que para muñecas grandes -por encima de los 18 cm-, éstas deben tener como mínimo 42 mm.
Combina con los zapatos
Una clave para acertar a la hora de llevar el reloj es combinar éste con el estilo de los zapatos (y con el cinturón). Es decir, si vas a llevar un zapato de vestir lo más apropiado es apostar por un reloj clásico. Si por el contrario te decantas por zapatillas, en este caso el reloj deportivo o casual será tu mejor opción. De esta manera siempre acertarás. Y es que es muy importante llevar el reloj apropiado para cada ocasión. De hecho, combinar un reloj deportivo con traje se puede considerar un grave error de protocolo. Para eventos de etiqueta siempre se requiere un reloj clásico, de caja delgada y, por regla general, correa de piel.
En la medida exacta
En cuanto a la correa -ya sea de piel, goma o metal-, el reloj de pulsera nunca debe llevarse demasiado holgado ni demasiado ceñido. No debe dejar marcas en la piel ni tampoco moverse hacia los lados o, incluso, darse la vuelta. Para acertar introduce un dedo entre la muñeca y la correa del reloj; esa será la medida perfecta.