Einstein los detestaba, no soportaba cómo el dedo gordo los agujereaba y por eso nunca se los ponía. También Paul Newman quien, pese a que los llevaba frecuentemente, llegó a confesar en sus memorias que no era uno de sus mayores fans debido a todos los que tuvo que lavar para llegar a fin de mes antes de hacerse famoso. De otra parte, un Sean Connery en su faceta más maniática, solo los lleva si es del revés. Aunque para maniático Steve McQueen, icono de elegancia masculina, que jamás se salió del clásico calcetín blanco (llevara lo que llevara).
Amados a la par que odiados, los calcetines siempre han tenido su pequeño lugar en la historia de la moda masculina. Y aunque en un principio estuvieron en un segundo plano, con la aparición en escena de Michael Jackson, el Rey del Pop, estos empezaron a tomar protagonismo. Especialmente, los blancos. Porque, ¿quién no le recuerda enfundado en unos pitillos negros realizando su famoso moonwalk con zapatos de charol y brillantes calcetines blancos?
Jackson los convirtió en santo y seña de su identidad y en todo un referente para numerosas marcas y firmas que, con frecuencia, se han dejado inspirar en su estilo para recordarnos que hay vida más allá del clásico ejecutivo negro. Pero lo que muchos no saben es que esta popular prenda que tanto éxito cosechó por entonces, no fue elegida por el cantante por cuestiones de moda sino más bien, técnicas. Meticuloso y perfeccionista donde los haya, Michael Jackson apostó por el blanco para que las luces del escenario se reflejaran sobre ellos y permitieran a los asistentes –por muy lejos que se encontraran- ver y seguir todos y cada uno de sus pasos. Pese a ello, el sector se ha quedado solo con su parte fashion y al igual que el cantante hizo en los años 80, continúa en su afán por convertir esta prenda básica en un imprescindible de cualquier look.
Prada, Moncler, Kenzo, Versace y, sobre todo, Gucci llevan temporadas otorgándole un papel protagonista en sus propuestas. Los hemos visto en sus versiones más coloridas y atrevidas, barrocas e, incluso, futuristas. Propuestas que a día de hoy se han transformado en una realidad gracias a la proliferación de numerosas empresas que buscan revolucionar el armario masculino haciendo que este pise con seguridad y mucho estilo.
HAPPY SOCKS, los pioneros del mercado
Repartir felicidad transformando una prenda básica en una colorida pieza de gran calidad, artesanía y creatividad. Esta fue la visión que en 2008 llevó a Victor Tell y Mikael Söderlindh a liarse la manta a la cabeza montando lo que por aquel entonces era un negocio pionero. Hoy, convertidos en una de las marcas más consolidados del mercado, inundan las calles con diseños divertidos, actuales y con mucha vitalidad pensados para cada ocasión, mentalidad y estilo. Pese a que todos sus productos son ideados en Estocolmo, en la actualidad Happy Socks se vende en más de 90 países.
SOCKAHOLIC, más allá del calcetín blanco
Aburridos del clásico calcetín deportivo, Jaime de la Puente y Jaime Terceiro fueron pioneros en España en la creación de una marca de calcetines online. Buscaban diseños divertidos, con colores y estampados alternativos a los tradicionales rombos y que fueran capaces de decir algo de las persona que los llevaran. Pero, sobre todo, que fueran confortables y de gran calidad. Desde entonces, Sockaholic no ha parado en su afán por conseguirlo llegando a contar en la actualidad con casi 200 modelos diferentes. Todos elaborados con mucho mimo, producidos en España y cuidados hasta el más mínimo detalle.
JIMMY LION, de la banca al diseño
Tras el timón de Jimmy Lion se encuentran Felipe Cortina y Álvaro Gomis, dos amigos que después de completar un MBA en Nueva York decidieron no regresar al mundo de las finanzas y centrarse por completo en el mundo de los accesorios. Y, más concretamente, en el diseño de calcetines. Su objetivo era crear un producto de calidad a precios razonables. Para conseguirlo se han ido hasta una fábrica en Portugal donde los calcetines son realizados con telares de 200 agujas y algodón peinado de máxima calidad. El resultado es un diseño atractivo, confortable y con precios aptos para todos los bolsillos.
LOLO CAROLO, únicos y diferentes
Empeñados en colorear la vida y ponerle un poco del espíritu de Pippi Langstrumpf, esta marca de calcetines fabricados en España y Portugal, pretende ser un canto a la individualidad, a la libre expresión y al derecho a ser diferentes. Por eso, su seña de identidad de Lolo Carolo es: “Un par, dos calcetines únicos”. Calcetines originales de diseño exquisito en los que el calcetín derecho se diferencia del izquierdo en ocasiones en la misma conceptualización del diseño y, en otras, de forma mas sutil en algún detalle. Porque, al igual que “tú eres diferente, tu pie derecho es único y tu pie izquierdo, por lo tanto, también quiere serlo”.