Un poco de historia
Su creador, Leslie Irvin, diseñó la primera cazadora oficial para la Royal Air Force, recubierta en su interior de lana de oveja y forrada en piel. El éxito fue tan asombroso que comenzó a comercializarlas entre la sociedad, y así es como nació la B-3.
Sus raíces militares la convirtieron en un símbolo de heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial ya que únicamente la podían usar los oficiales de las Fuerzas Aéreas (inglesas o americanas), esto hizo que las juventudes estadounidenses deseasen poseer una en sus armarios y por eso empezaron a producirse en masa ofreciendo una gran variedad de colores, aunque el que más destacó fue el verde por su asociación al mundo militar.
No todos los vuelos eran iguales por lo que los diseños de la bomber fueron cambiando en búsqueda de cubrir las distintas necesidades de los pilotos. La cazadora A-2 fue la siguiente en aparecer, el forro paso a ser de algodón y el exterior de piel de foca, pero para su fabricación en masa se optó por el uso de piel de caballo, ya que la otra no resultaba demasiado práctica. Entre otros cambios, se acortó el largo y se ajustaron mangas y cintura para evitar que el aire entrase.
Tras 12 años de éxito, el General Hap Arnold determinó que su pelotón debía vestir con algo más práctico a causa de la aparición de los motores a reacción, por lo que se empezó a fabricar con tejidos sintéticos y se abandonó la piel. Las nuevas bomber estaban fabricadas con Nylon y entre sus propiedades encontrábamos la impermeabilidad, la ligereza y la calidad, así es como nacieron primero las B-10 y luego el modelo más conocido, la B-15.
Y el resto, ya es historia. Hoy se fabrican hasta en seda, llevan bordados y son tendencia desde hace varias temporadas
Y tú, ¿la convertirás en uno de tus básicos, este otoño-invierno?