Como sucede con todas las mujeres que llegan alto en política, Theresa May se convirtió ayer en la segunda mujer que ocupa el cargo de primera ministra del Reino Unido, y medio mundo fijó sus ojos en su estilo, más que en su currículo. Y hay medios que, incluso, le han sugerido que, además de hacer cambios en su gabinete, introduzca otros en su guardarropa.
En 2010 fue nombrada ministra del Interior, y ha sido la que más ha durado en el mismo puesto en el último siglo; desde entonces, su evolución física ha sido evidente: perdió peso y cambió su corte de pelo, retirando el flequillo de su cara. Pero ni las críticas más afiladas (y los tabloides ingleses son especialistas en hacer sangre del más mínimo despiste) lograron que renunciara a su particular estilo.
¿Qué transmite su forma de vestir?: una seguridad en sí misma a prueba de bombas, determinación, fuerte personalidad, aplomo y un secreto deseo de llamar la atención (pero no mucho), que satisface con zapatos en ocasiones tan estrambóticos como originales.
En su armario conviven abrigos o trajes de chaqueta de estilo clásico, que siempre combina con calzado original. En octubre cumplirá 60 años, y los expertos en imagen política critican que, a veces, parece olvidar su edad y se calza unas botas de mosquetero, más propias para el vestuario de una de las películas de la saga de Piratas del Caribe, o que enseña "más piel de la normal", al llevar un escote palabra de honor.
Prefiere los estampados llamativos y los colores vistosos, y ni siquiera le tiene miedo al verde, un color con mala fama, pues ya dice el refrán que "la que de verde se viste, por guapa se tiene". Theresa May lo ha escogido en todos los tonos posibles, del verde esmeralda al caqui.
Su "estilo sin complejos" incluye una inclinación a los estampados animales que luce de la cabeza a los pies, e incluso al escocés de la cabeza a loa pies, como cuando llevó un traje de chaqueta y pantalón de Vivienne Westwood (la abuela punk de la moda británica), con unos zapatos de charol negro y brillantes en los tacones.
Para su toma de posesión y aparecer en las fotos saludando a la reina Isabel II o posando con su marido a la puerta de Downing Street, escogió un conjunto de vestido y pantalón de color azul oscuro, cuya austeridad rompía una franja de un palmo en amarillo limón.
Las comparaciones con Margaret Thatcher no se han hecho esperar, pero así como la dama de hierro también vistió siempre como quiso, no ocultaba su desdén por la moda mientras que Theresa May, sin seguir las última tendencias, sí disfruta con la ropa.
También la han comparado con Angela Merkel pero la canciller tiene un "uniforme" (pantalón oscuro y chaqueta de color) que no abandona casi nunca, con un evidente deseo de pasar desapercibida y, sin embargo, Theresa May no tiene ninguna intención de mimetizarse con el entorno, a tenor de sus a veces arriesgadas elecciones.
Los tabloides ya le han aconsejan que se fije en el estilo de Kate Middleton y que utilice más marcas británicas, pero no parece que vaya a hacerles ningún caso. Veremos si su paso por el número 10 de Downing Street logra cambiar su gusto o su forma de vestir.
Sus colegas la ha definido como difícil y directa, exactamente igual que su estilo.