Si por algo se caracteriza el verano, aparte de por el consabido combo de sol y playa, es porque da comienzo la temporada de bodas. Y cómo no, los quebraderos de cabeza vienen de la mano. Nos hemos propuesto ayudarte y solventarte las típicas dudas que surgen, para que salgas del aprieto airosa y triunfes.
Circula la leyenda urbana de que, hoy en día, seguir las normas de etiqueta no tiene sentido, que hay que ir cómodo y con prendas que luego puedas usar, y que se puede ir vestido de igual forma a cualquier evento diario que a una ceremonia.
Por esta regla de tres, el pijama y las chanclas parecen ideales. Tal vez esto suene descabellado pero, que no os engañen, el protocolo continúa vigente, aunque, por supuesto, es más flexible. A las ceremonias de día se debe ir con vestido corto, que no minifalda, y a las de noche, de largo. Respetar estas indicaciones te ahorrará más de un disgusto, además de facilitarte la búsqueda, al reducirte la lista de las opciones. Los pantalones y monos son aptos para ambas, por lo que son buenas alternativas para poder reutilizar el look, independientemente del horario.
Asimismo, observa si los novios han hecho alguna petición especial y si se te especifica, en la invitación, un código de vestimenta concreto. Las bodas temáticas son cada vez más numerosas, así como las monocromáticas. En tal caso, no hay protocolo que valga: haz lo que te pidan y ayúdalos a que su día especial sea como desean.
2. No enfadarás a la novia
Con la de colores posibles, elegir el blanco no tiene razón de ser. Prescinde de él y deja que la novia sea la única protagonista. Tampoco cometas el error de ir entera de negro, a menos que lo mezcles con otros tonos y estampados que alegren el conjunto. Debido a su asociación con el luto, este color se considera inapropiado para un evento de esta categoría.
3. Adiós a los tacones imposibles
Seamos conscientes, no vamos a parar quietas ni un sólo segundo: saludos por aquí y por allá, de pie en el cóctel, corriendo tras un niño, dándolo todo en la pista de baile... Mejor divertirse que sufrir.
Lleva un tacón con el que te sientas cómoda y ágil, que no te impida centrarte en lo que de verdad importa. No intentes experimentos ese día: si nunca has usado tacones de 12 centímetros, ¿por qué los vas a llevar entonces? El césped y el alcohol pueden jugarte malas pasadas y hacerte tropezar, convirtiéndote en la comidilla del evento. Recuerda que hay móviles por doquier y que, además de hacerte daño, puedes convertirte en un fenómeno viral. Y siempre puedes llevar unas bailarinas plegables, de esas que caben en el bolso más pequeño, para cambiarte cuando ya no resistas más esas sandalias imposibles que no puedes resistirte a lucir.
4. Olvídate de los nidos
La fiebre de los tocados y sombreros está pisando fuerte. Combinados con estilismos sencillos, dan un toque personal y elegante. Pero, como todo, con moderación. Elige un diseño que no sea desproporcionado según tu constitución, estatura y el tamaño de tu cabeza. Vigila también que el sombrero o tocado no sea muy exagerado, para que la sombra que proyecte sobre tu rostro no te afecte en las fotografías.
5. El horario lo cambia todo
En las ceremonias de día, puedes apostar por pamelas, canotiers y cualquier tipo de tocado. Por el contrario, en las bodas de noche no se deben vestir sombreros bajo ningún concepto y los tocados solamente si son muy pequeños.
6. No pierdas de vista el bolso
Las carteras de mano y los clutches o bolsos-joya son la mejor opción para estos eventos. Quizás el interior de tu bolso se convierta en un Tetris, así que procura no meter nada más que lo indispensable. Y sí, las tiritas deben tener un lugar privilegiado.
7. Arriésgate y rompe con la monotonía de llevarlo a juego con tu calzado. Prueba a jugar con distintos tonos, estampados y texturas, para conseguir un mayor contraste.
8. El árbol de Navidad no es para inspirarte
Deja a un lado las lentejuelas, los tafetanes, y no te cargues hasta arriba de bisutería o joyas, ni te apliques todas las sombras de tu paleta de maquillaje. No por llevar cosas más llamativas irás más espectacular.
9. Menos es más será tu mantra, no sólo para el estilismo sino también para la cantidad de piel que mostrar: fuera escotes de vértigo y los naked dress. No vas a un concurso de belleza sino a un evento formal, y la elegancia está reñida con los modelos que no dejan nada a la imaginación.
10. Recuerda siempre la regla del equilibrio: Si los complementos (collares, pulseras, sombreros, tocados, zapatos o bolsos) tienen muchos elementos y colores, elige un vestido liso que nos les reste protagonismo. Si, por el contrario, los accesorios que has elegido son sencillos o no eres de llevarlos, puedes optar por un vestido o mono con un estampado muy llamativo.
Así que ya sabes: saca la mejor versión de ti misma y recuerda que los disfraces son sólo para carnaval.