La globalización e Internet colaboran en que una misma tendencia esté presente en todas las puntas del mundo y se repita en las cinco pasarelas más influyentes del mundo, que es donde nacen. Nueva York, Londres, Milán, París y Tokio dictan qué se llevará cada temporada. Pero la herencia cultural y las tradiciones de cada sociedad influye en el estilo de los creadores de cada una de las capitales nombradas. Por esta razón, una misma tendencia, ya sea un color, un estilo, una prenda o un detalle, tendrá un carácter concreto en cada pasarela.


En febrero y marzo, vivimos las presentaciones de las prendas de otoño, así que podemos anticipar la moda que se llevará la temporada que aún no hemos inaugurado. A continuación, analizamos cinco tendencias que inundarán la calle en los próximos meses y vemos cómo las casas de moda más importantes las han subido sobre su correspondiente pasarela.


En Estados Unidos, los diseños más prácticos, como los trajes de dos piezas para ir a la oficina, y las prendas de carácter deportivo, pensadas para el fin de semana, conviven con los vestidos de alfombra roja diseñados para las estrellas de Hollywood.

En Europa, el ‘allure’ parisino y la sensualidad italiana suelen imponerse al espíritu ‘underground’ londinense. En Japón, los nuevos creadores impulsan una moda en la que la vanguardia tiene que respetar la tradición de una de las culturas más potentes del mundo. De Nueva York a Tokio, y volando sobre Europa, así es como se presentan las mismas tendencias en cada lugar.


1. LOS VOLANTES
Este verano, los volantes entraron en nuestro armario a ritmo de salsa y bachata para dotar a blusas y vestidos de carácter latino, pero en otoño adoptan la seriedad de los aires historicistas. Valentino y Karl Lagerfeld para Chanel, en París, y Sarah Burton para Alexander McQueen, en Londres, ponen en movimiento sus vestidos con una versión muy romántica de los volantes. Eso sí, cada uno lo hace a su manera: Lagerfeld apostando todo al blanco y negro, mientras que Sarah Burton recorta ondas sobre estampados florales o tejidos de tonos empolvados. Roberto Cavalli arrastra esta estela romántica hasta Milán, resaltando una feminidad que siempre está latente en sus colecciones.


Y es que, este otoño, los volantes están por todas partes y adoptan papeles de lo más diversos, desde la sutilidad de los cuellos de Philosophy di Lorenzo Serafini, que recuerdan inevitablemente a las gorgueras renacentistas, hasta la exageración hecha ‘total look’ de Comme des Garçons.

Philosophy di Lorenzo Serafini.

Philosophy di Lorenzo Serafini.


2. EL SEXY DE LOS AÑOS 80
Este estilo opulento y atrevido está presente no sólo en Milán, cuna de muchas firmas que llevan el sexy en su ADN, como Just Cavalli, sino también en París, con Anthony Vaccarello, Isabel Marant, Saint Laurent y Zuhair Murad sumándose a las hombreras XXL, las minifaldas de lurex, los vestidos de lentejuelas y los estampados animales.


La inspiración ochentera también se recupera en Estados Unidos, país que internacionalizó la manera de vestir menos discreta del siglo XX hace tres décadas, a través de la televisión, con la MTV o la serie Dinastía como canales de expansión. El pasado febrero, vimos los años 80 regresar a la pasarela neoyorquina, incluso en firmas que nos tienen acostumbrados a colecciones más minimalistas y delicadas, como Jill Stuart.


3. LAS PRENDAS ACOLCHADAS
El après ski se hace más urbano que nunca y las prendas puffy volverán a nuestros armarios tras unos años prácticamente desaparecidas. Las prendas de abrigo son un terreno familiar para el acolchado y las firmas europeas se aferran a él, aunque con los matices propios de cada casa.

Emilio Pucci en la Milán Fashion Week, por ejemplo, llena sus abrigos de estampados y Givenchy los borda. Así, ambas marcas logran que este tejido de carácter absolutamente práctico alcance el preciosismo de la Costura. Mientras tanto, otras firmas más vanguardistas como Rick Owens, Acné Studios o el nuevo Balenciaga de Demna Gvasalia (el diseñador que revolucionó París con la firma colaborativa Vêtements), reinventan las siluetas del abrigo de plumas clásico con enormes volúmenes y nuevas aberturas.

Al otro lado del Atlántico, en Nueva York, los vestidos acolchados de 3.1 Phillip Lim o las faldas de BCBG Max Azria dejan claro que los vestidores americanos para el día a día tienen un estilo mucho más deportivo.

3.1 Phillip Lim.

3.1 Phillip Lim.

4. EL LOOK MONOCOLOR EN MORADO 
Las distintas tonalidades de morado inundan las pasarelas. En concreto el malva y el púrpura. Éste último, tanto el color como el término para designarlo, tiene su origen en los caracoles marinos cuya tinta, al oxidarse, se utilizaba para teñir los tejidos de un tono que, a lo largo de la historia, ha estado vinculado con el lujo y con el poder, en la aristocracia y en la Iglesia.

Los diseñadores de Nueva York, encabezados por Ralph Lauren, parecen beber de esta tradición europea porque tintan largos vestidos de noche, en terciopelo, de malvas oscuros. Tod’s propone reinventar un tejido informal, el ante, tiñéndolo de lila en unos nuevos trajes sastre.

De izquierda a derecha: Tod´s, Ralph Lauren y Tod´s.

De izquierda a derecha: Tod´s, Ralph Lauren y Tod´s.

Cruzando el charco, la tendencia se interpreta desde un prisma más romántico y vintage en Europa. El color púrpura inunda los diseños de encaje de Elie Saab y Temperley London, y sirve de base para estampados flores en Miu Miu y Simone Rocha, o cuadros vichy de tamaño XXL en Etro. Sin olvidarnos de Loewe en Paris.

De izquierda a derecha: Eli Saab, Etro y Miu Miu.

De izquierda a derecha: Eli Saab, Etro y Miu Miu.

En Tokio, sin embargo, la gama púrpura es para prendas todoterreno, cuyo estilo se eleva a través de los complementos. Keita Maruyama propone combinar prendas lisas en diferentes tonos de malva, para después añadir un toque tradicional con detalles como las medias y los zapatos, bordados con flores orientales.

5. LAS NUEVAS SUPERPOSICIONES
Los cambios en la clima –temperaturas más elevadas y fenómenos atmosféricos radicales- acompañados de las variaciones en los tiempos de la moda –las marcas están sustituyendo las dos grandes temporadas tradicionales por varias colecciones de menor volumen- están creando nuevas necesidades.

Una de ellas es la de utilizar las mismas prendas a lo largo de todo el año, sin tener que pasar por el temido cambio de armario entre verano e invierno. El truco para que sea posible llevar vestidos de tirantes y ‘tops’ escotados cuando descienden las temperaturas no es otro que apostar por los estilismos multicapa.

El ‘grunge’ de los 90 inspira la superposición que posiblemente más se extienda en la calle este otoño: un slip dress sobre una camiseta de algodón blanca. Desde su origen en Londres, esta combinación llega a la pasarela parisina de la mano de Chanel, Loewe y Chloé, firmas que eligen, no podía ser de otro modo, el dúo blanco y negro como protagonista y rescatan los amplios escotes en ‘V’ con suéteres de cuello vuelto por debajo. Moschino, en Milán, le da su habitual giro divertido a estar pareja de ‘top’ básico y vestido, y propone que el corsé sea el nexo de unión entre las dos piezas.

En Nueva York, Proenza Schouler y Nº21 interpretan de manera más literal la tradición grunge con unos vestidos amplios y estampados que se llevan sobre jerséis de manga larga.

Proenza.

Proenza.

Nº 21.

Nº 21.

En Tokio, por el contrario, los vestidos ceden el protagonismo a las prendas de punto y son estas los que destacan por encima de camisetas amplias de algodón o faldas encaje, como en la colección de Motohiro Tanji.

Estos cinco ejemplos ponen de manifiesto que, aunque las tendencias den la vuelta a todo el globo terráqueo, la forma en que suben a la pasarela depende de cada lugar. Aún más diferente será la forma en que descienden de ella para llegar a la calle porque, como algún entendido dijo una vez, ‘no hay moda sin espíritu’, y el espíritu de una sociedad, conformado por cada uno de sus individuos, mantiene viva su propia moda.