Hay un refrán que dice que "nadie es profeta en su tierra". Pero Jesús del Pozo fue la excepción que confirmaría la regla del refrán. Porque el creador madrileño, nacido en la calle "del" Almirante (como a él le gustaba llamarla y donde años más tarde instalaría su tienda) ya recibió en vida todos los premios, homenajes y reconocimientos.
Por ejemplo, en 1998, fue el primer diseñador de moda al que el Ministerio de Cultura otorgó la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. En 1989 había recibido el Premio Nacional Cristóbal Balenciaga, modisto de quien fue heredero legítimo y al que admiraba profundamente, y en 1981, la Aguja de Oro.
A finales de los noventa, Jesús del Pozo se convirtió en uno de los máximos
impulsores de la creación de la Asociación de Creadores de Moda de España
(ACME), que presidió hasta diciembre de 2000. ACME sigue hoy muy activa. organizando numerosas actividades de promoción de la moda española y sus diseñadores, continuando así el camino que inició su primer presidente.
Nadie duda de la trascendencia que tuvo y de su papel fundamental en el desarrollo del sector en nuestro país, pero le faltaba esta gran exposición, comisariada por Esperanza García Claver (quien fuera durante años su directora de comunicación) y compuesta por 50 piezas que provienen, en su mayoría, de la Fundación Jesús del Pozo (algunas han sido cedidas por Ana Belén).
Esas prendas de las que el diseñador nunca quiso desprenderse y que fue guardando, durante años, en su casa hasta que, en 2003, Jesús del Pozo creó la fundación que lleva su nombre "para conservar la tradición artesanal en la industria de la moda y promover iniciativas educativas para el joven talento", como recoge su ideario. Y desde sus inicios, ha apoyado a más de 60 estudiantes para completar su primera experiencia profesional.
Jesús del Pozo falleció en 2011, y el Grupo Perfumes y Diseño adquirió la marca, que pasó a llevar sólo el apellido del diseñador, DELPOZO, al igual que habían hecho firmas históricas como Dior o Saint Laurent.
Un año después Josep Font es nombrado Director Creativo y comienza el relanzamiento internacional de la marca, y conservando a la vez el legado del fundador: volumen, textura y color. Así, Font combina, como hiciera Jesús, técnicas artesanales, líneas arquitectónicas, bordados complejos y elementos contrapuestos que definen la casa como "prêt-à-couture" (una mezcla de prêt-à-porter y haute couture).
Si quieres ver la propuesta de la firma para este Otoño-Invierno 2016/17, puedes hacerlo en esta galería.
Y aquí está la colección para la próxima Primavera-Verano 2017.
En la inauguración de la muestra, Cristina Cifuentes explicó que “Jesús del Pozo, madrileño y, a la vez, universal, representa una de las páginas más brillantes en el contexto de la historia de la moda española”. La Comunidad abre con ella una nueva línea expositiva, orientada a la promoción y difusión de la moda como disciplina artística.
“Con estas exposiciones queremos fomentar el sector y reconocer la labor de nuestros grandes maestros y creadores”, añadió la presidenta autonómica. Y así, cada año, coincidiendo con la celebración de la Semana de la Moda de Madrid, se dedicará la exposición a un diseñador.
La exposición se muestra en el edificio del antiguo depósito de agua de la Sala Canal de Isabel II. En la planta baja se encuentran cinco piezas icónicas del diseñador. Cada una de las prendas expuestas nos cuenta algo de él. El Vestido Movida Madrileña (1980-1981) relata cómo vistió a los protagonistas de esa explosión social y cultural que transformó la capital de arriba a abajo y de sus diseños para Tino Casal, Miguel Ríos, y Luz Casal.
El Vestido Zurbarán (1995-1996), en malla de metal, refleja su admiración por el artista y por el cuadro de Santa Isabel que se exhibe en el Museo del Prado. Admiración que Jesús del Pozo compartía con Cristóbal Balenciaga, que también tiene su Abrigo Balenciaga (1995-1996).
El Vestido Vaso (1995-1996), en gasa, mostacilla y bandas de tul, muestra su pasión por la escultura y la arquitectura y la Chaqueta Seda en Bruto (1999), realizada con capullos de gusanos de seda, su obsesión por las fibras naturales, y la experimentación con los tejidos.
Y, por supuesto, la Gabardina Escalonada (1992-1993), confeccionada en algodón satinado, y con el que Ana Belén posa en la foto que abre este artículo.
Otras prendas destacan por la experimentación cromática y textil que siempre obsesionó al creador, constantemente a la búsqueda de los tonos que entonces sólo estaban en su cabeza, pero eran difíciles de conseguir en tejidos: malvas, rosas velazqueños, grises antracitas, tonos empolvados... Y, paradójicamente, hay muchas en negro, su color predilecto.
En la planta primera se muestra el trabajo del volumen, del modelado y de la
forma, y los guiños de Jesús del Pozo a la cultura española, como el verdugado o el guardainfante.
En la segunda planta, las prendas expuestas rinden homenaje a la auténtica pasión del diseñador, que compartía también con el gran Mariano Fortuny (a quien le dedicó un abrigo): los viajes a Oriente o a Egipto. Su amor por Japón y por la estética del país nipón es especialmente clara en los kimonos y otras prendas.
Además se muestran las piezas que recuerdan a elementos orgánicos, vegetales, marinos, inspirados por la naturaleza y los "experimentos textiles" que le hicieron famoso: rafia natural o pintada, el papel, la organza de cristal, el plisado artesanal…
La planta tercera pretende ser la más didáctica, y para ello se detiene en el proceso creativo del diseñador y en sus tres tres referentes indiscutibles: volumen, textura y color. Cuatro piezas dispuestas sobre cajas de luz nos permiten contemplar el lado más artista del creador.
La muestra incluye también piezas más escenográficas, pues Jesús del Pozo hizo el vestuario para obras de teatro, ballet, cine y ópera (diseñó el de la ópera Carmen en 1998, el del Ballet Nacional de Cuba e incluso se atrevió con la zarzuela). También colaboró con directores de la talla de José Carlos Plaza, Bob Wilson, Emilio Sagi o Fernando Trueba.
Jesús del Pozo fue, como Balenciaga y Mariano Fortuny, pionero en vender la Marca España internacionalmente; uno de los primeros diseñadores contemporáneos en vender en Japón, en lanzar perfumes, colecciones de relojes, de gafas de sol, de ropa infantil, de moda nupcial, vajillas, alfombras... cuando casi nadie lo hacía en España, aunque sí fuera de nuestros país.
Su importancia es tal que Luis Casablanca Migueles, profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, le dedicó su tesis doctoral a Del Pozo "un creador de esculturas habitables, que se enfrenta a la tela como el escultor al mármol o a las piedras".
La exposición estará en la en la Sala Canal de Isabel II (c/ Santa Engracia 125 de Madrid) hasta el 23 de octubre.