Cuando Elisabeth L. Cline publicó en 2012 su libro Overdressed: The shockinghly high effect of cheap fashion (Demasiado vestidos: El golpe de efecto de la moda barata), evidenció una realidad palpable: los millennials son la generación del consumo de moda más rápido, más barato y accesible de la historia.
Lo quieren todo y lo quieren ya, y son capaces de hacer noche para estar en la primera fila de un concierto, como el de Justin Bieber, conseguir el último modelo de smartphone o hacerse con una prenda de las colecciones que los diseñadores de marcas de lujo hacen, desde hace más de una década, para la marca sueca H&M.
Este año se presentaba ”KENZOxHM”, y una vez más, ha creado una ola de reacciones en el ecosistema de la moda, celebrities, modelos, cantantes, influencers, bloggers y adictos a la moda en general, junto a medios especializados, han narrado paso a paso la estrecha colaboración de ambas marcas desde que el pasado mes de mayo se hiciera oficial la colaboración de ambos pero, a estas altura de la película, la reacciones apenas sorprenden. Atrás quedan más de doce años de colaboraciones de la marca de moda low cost con pesos pesados del lujo, con Karl Lagerfeld en 2004, como primera vez.
“Estas colaboraciones pretenden comunicar nuestra idea de negocio: moda y calidad al mejor precio, de una manera sostenible, mostrando que el diseño no es una cuestión de precio”, asegura Claudia Medina, responsable de prensa para la marca en España.
Aunque la colección se podría comprar por Internet en la mayoría de países donde la marca tiene presencia, los hay que prefirieron agolparse a las más de 270 tiendas de todos el mundo donde se vendía. En España las agraciadas fueron un par de tiendas de Madrid, Barcelona, Marbella, Bilbao, Valencia y Palama de Mallorca. Las colas por la tarde-noche anterior a la salida de colección, eran ya visibles si se consultaban las redes sociales.
Ser los primeros, implicaba este año entrar en turnos de quince en quince y disponer de 10 minutos para comprar todo lo que quisieras en un único espacio único, tanto para mujer como para hombre. Aunque la marca no haya facilitado datos del éxito real de la colaboración, las colas en la calle, el colapso de su web durante horas y que, a mediodía, apenas quedaban prendas y accesorios El éxito para ambas marcas se ha había cumplido.
Más allá de democratizar una marca de lujo (y que ahora otros gigantes del fast fashion como OVS copian), y que todo ello responda más a una “experiencia de lujo” cómo definiría muy bien Yves Michauld, sociólogo experto en lujo, hay aspectos que esta edición han pasado por alto y que bien vale destacar.
KENZO fue fundada en 1970 por Kenzo Takada, un inmigrante japonés que llega a París con ideas extravagantes e inspiraciones étnicas, juveniles e incluso infantiles. Sus estampados, geometrías, superposiciones, su amplia gama de colores y la influencia de culturas varias, fruto de sus viajes, construyen el ADN de su marca.
El futurismo de Courréges, y la corriente social setentera, más lo “unisex” que afloraba por entonces desde los movimientos hippies de los países anglosajones (abogando por la igualdad y la paz entre hombres y mujeres), marcaron la versatilidad de su ropa y accesorios. Filosofía que comparten los actuales diseñadores de la marca: Humberto León y Carol Lim que, desde 2011, han moldeado la marca siguiendo la estela de su fundador, aunque la marca pertenece al grupo LVMH desde 1993.
Los diseñadores americanos (que son además propietarios de la marca Open Ceremony) han creado prendas y accesorios con aires más casual y deportivos, que son perfectamente ponibles para ambos sexos, como su famosa sudadera de colores con el estampado de un tigre.
Hoy ese movimiento “unisex” estaría bajo el paraguas de lo llamado genderless, un concepto que pretende derribar etiquetas y estereotipos, y potenciar la identidad de cada persona de acuerdo a los valores que la definen y no a los estereotipos de género u otras categorizaciones sociales. El movimiento agender que impulsa últimamente la moda pretende eliminar el significado de una prenda o accesorio, para que la libertad del individuo se base en poder lucir los símbolos que mejor lo definan, independientemente del género con el que se han identificado tradicionalmente.
Para la colaboración con H&M, Humberto León y Carol Lim emplearon reminiscencias del pasado de KENZO con los más actuales la marca parisina. Se diseñaron piezas de ropa y accesorios totalmente “agenero” o “unisex” para hombre y mujer. Los estampados, el etiquetaje y el envoltorio eran iguales para ambos (a excepción de un par de piezas). Además, por primera vez en la historia de la colecciones, se compartió un mismo techo donde mujeres y hombres compraban, sin maniquíes por medio, en un espacio diáfano repleto de colores y estampados a doquier.
H&M comparte esta filosofía y, ya en el 2011, realizó una campaña contra el SIDA con prendas totalmente "unisex". En su colección más juvenil, DIVIDED, se pueden encontrar algunas piezas para ambos sexos.
Otras marcas llevan años utilizando modelos denominados agénero, transgénero o sin género en campañas, pasarelas o editoriales, que provocan polémica y extrañeza pues no se sabe si son hombres o mujeres. La fusión entre sexos o la evolución del tradicional unisex es tan patente, a estas alturas del siglo XXI, que hasta las grandes firmas están empezando a crear colecciones sin género e incluso eliminando la separación entre las pasarelas de moda masculina y moda femenina.
En los años 30, la antropóloga Margared Mead, después de realizar sus estudios de campo en varios pueblos de Nueva Guinea, y siguiendo las rama más funcionalista de la antropología, concluyó que la abolición de las diferencias entre hombres y mujeres a nivel cultural era algo plausible y positivo. ¿Será esta la próxima revolución del mundo del moda?