Y llegó el lujo desbordado a la New York Fashion Week. Sin límites y en un amplio abanico de colores. La pedrería, el encaje y los bordados protagonizan los exquisitos diseños de Bagdley Mischka, Marchesa y Naeem Khan, donde el más es, sin duda, más. Propuestas que nos encierran en casa y nos visten de gala para bajar a cenar. Porque en estas casas, siempre hay más de dos pisos. Y la cena, su gran ceremonia.

Dulces jardines que se descubren tras la niebla del amanecer y que relatan un cuento de fantasía donde el terciopelo intenta descubrir una historia en la que las delicadas gasas siguen siendo el narrador principal. Una taza de té con pastas para ver cómo desfila la delicadeza en Nueva York.

MARCHESA

Con una propuesta nada novedosa, Karen Craig y Georgina Chapman siguen encontrando la belleza en lo clásico. El romanticismo más puro en vestidos de encaje y gasas transparentes que se dibujan con brillantes apliques y ricos bordados. El vestido como dueño y señor de la pasarela y las flores como una estación que se mantiene todo el año. Porque el otoño llegará y se irá, pero ellas serán eternas.

Con Marchesa nos adentramos en un jardín victoriano donde los colores pasteles dibujan el cuerpo de la mujer para enseñar una feminidad desnuda que se cubre con pétalos. Un viaje al pasado más noble que acaba en un vestido con cuerpo de encaje negro, profundo escote y una falda con gran volumen en nude. Porque entonces, una novia también podría haber sido diferente.

NAEEM KHAN

Hacer de la ostentosidad el leitmotiv de tu colección puede ser peligroso, pero Naeem Khan acierta no dejando respirar sus fluidos tejidos con miles y miles de apliques. Porque aquí, los pijamas sí salen de la intimidad de la habitación, se enriquecen con joyas y desafían el mundo que espera fuera. Como esa tímida virgen que viste de oro y negro para desfilar por la pasarela.

Una lluvia de lentejuelas y plumas que cubren una delicada lencería de encaje y se adorna con largos pendientes y collares de mil cuentas. Beisboleras de seda, el plata y dorado como artistas invitados y vestidos mini que nos llevan de nuevo al recato. Un recato que se pierde por completo cuando llega el rojo. Tres total look que intentan endulzarse con perlas, pero que son la definición pura del poder de la mujer.

BAGDLEY MISCHKA

James Mischka y Mark Bagdley aseguran que, al igual que en el pasado, nos encontramos entre dos guerras. Y ellos vuelven a los años 40 para crear unas siluetas y faldas voluminosas que se materializan en ricos brocados.

Es el casual entendido por unos diseñadores en los que, quedarse en casa, invita a salir de la cama. Con su colección de decoración llenando la pasarela, el camel y el blanco se erigen como los colores para ir del salón a la cocina y entretenerse en el camino. Las sneakers con apliques joya se convierten en las zapatillas de andar por casa, y recrearse en looks monocolor con tejidos brillantes, la forma perfecta de recibir a los invitados. Bienvenidos a la casa de Bagdley Mischka.