Si eres de las que tiene el zapatero a rebosar de tacones de vértigo, tienes un problema porque esta temporada los tacones se llevan bajos (muy bajos). Por suerte para nuestros pies y nuestra espalda, los Kitten Heels -ese híbrido entre bailarina y salón de tacón medio- se ha convertido en fetiche de marcas como Dior, Miu Miu o Valentino.
Y aunque durante décadas han sido considerados totalmente demodé; finalmente la moda se ha rendido a la comodidad de estos “taconcitos” de toda la vida, reduciendo la altura de sus vertiginosos tacones en favor de una nueva lógica, la de un tacón sensato. En concreto, un tacón de entre 3 y 4 cm de altura.
UN ZAPATO PARA APRENDICES
Introducidos a finales de los años 50, los Kitten Heels fueron diseñados para cumplir una finalidad muy específica: servir de entrenador o paso intermedio entre el zapato plano y el tacón, para que las adolescentes que quisieran iniciarse en el mundo de la moda se fueran acostumbrando poco a poco a “las alturas”. Pero gracias a la comodidad que éste aportaba, sin perder ni un solo ápice de sofisticación, pronto pasó a convertirse también en el favorito de todas las señoras que, cansadas de los incómodos tacones y su correspondiente dolor de pies, hicieron de éste su mejor aliado.
Pese a ello, no sería hasta diez años después cuando este zapato comenzaría a vivir su época de mayor popularidad. Gracias, sin duda, a una embajadora de excepción: la popular protagonista de Desayuno de diamantes (1961), Audrey Hepburn. La actriz, que se había convertido en símbolo indiscutible de la elegancia y la delicadeza femenina y se había proclamado fiel defensora de los zapatos planos (siempre llevaba bailarinas); comenzó a aparecer en sus películas con este cómodo tacón que rápidamente convertiría en su zapato fetiche. Luciéndolos, incluso, durante el día de su boda.
UNA TRAYECTORIA MARCADA POR "IDAS Y VENIDAS"
Desde que Audrey Hepburn hiciera suyo este diseño y pasara a convertirse en el zapato de toda una generación, numerosas firmas lanzaron sus propias versiones de los Kitten Heels aportándoles su sello y toque característico. Muy populares fueron los salones de Givenchy y el mule de Chanel que, pese a las numerosas tendencias habidas a lo largo de estos más de 40 años de evolución en la moda, continúa siendo uno de los favoritos de la maison.
Pese a ello, la historia de este coqueto zapato es una de las más complicadas de la industria. Su aparición en las pasarelas ha sido un camino que ha estado repleto de altibajos y aunque Valentino lleva desde el año 2000 introduciendo este pequeño tacón en sus colecciones, no ha sido hasta esta temporada cuando finalmente han conseguido afianzar su presencia en los desfiles e invadir las calles, protagonizando algunos de los mejores outfits del Street Style del momento.
El revival de los grandes clásicos fashion ha marcado las pasarelas de esta Primavera/Verano 2017. Tras el boom de las zapatillas, las firmas vuelven a rendirse a la comodidad apostando esta vez por su versión más elegante y sofisticada convirtiendo a los Kitten Heels en el hit de la temporada. Y aunque al principio su diseño se basaba en un salón con puntera muy marcada y tacón fino, hoy las propuestas son muy variadas.
Clásicas como las propuestas de Balenciaga, Jimmy Choo o Céline que han apostado por su versión más naïf y sofisticada en merceditas, mules y salones. O Christian Louboutin y Manolo Blahnik, maestros indiscutibles de los stilettos imposibles, que tampoco han podido obviar esta tendencia versionando sus populares Pigalle y Hangisi.
Por su parte, Jonathan Anderson ha lanzado para Loewe una nueva versión del mocasín con tacón metálico, así como unas estilizadas sandalias de tiras. Propuestas más arriesgadas que se suman a las de Prada y Miu Miu, firmas que se han decantado por versiones muy divertidas con aplicaciones joya, perlas y plumas. O las de J.W. Anderson, Marni y Proenza Schouler que han modificado el diminuto tacón fino por formas redondas o geométricas, mientras que Gucci lo ha sustituido por uno de bambú. Hasta Vetements, una de las firmas más arriesgadas y controvertidas del momento, también se ha sumado a la tendencia lanzando, en colaboración con Blahnik, un coqueto diseño de babucha en colores muy estridentes.
Aunque sin duda, su mejor precursora ha sido Maria Grazia Chiuri. La directora creativa de Dior ha inundando sus desfiles con el Slingback, un tacón destalonado en el que ha unido dos de las tendencias del momento: la logomanía de los 90 y este mini tacón. Elaborados en dos tonos -negro y nude-, las celebrities y blogueras ya lo han convertido en el calzado favorito de la primavera.