Las colecciones crucero son, últimamente eso, una auténtica vuelta al mundo. Empezamos en París, descubriendo la Grecia más clásica y refinada de Chanel, para aterrizar (en globo) en California. Maria Grazia Chiuri nos sorprendía anoche en los montes de Simi con un desfile que, aún a pesar de guardar toda la esencia de Dior (en cuanto a cortes y siluetas, por ejemplo), nos presentaba una mujer anclada en el Lejano Oeste.
Pero sí, a fin de cuentas, una mujer muy mujer. Chiuri ha liderado, -y sigue liderando-, ese empoderamiento de la mujer que ha traspasado la calle para llegar al mundo de la moda en forma de camisetas, vestidos y completas colecciones. Al grito de Sauvage, -con el que hacía un guiño al último perfume masculino presentado por la maison, y al que pone cara el rebelde Johnny Depp-, las modelos desfilaron por el desierto envueltas en pieles y napa, pero también en tules y delicadas transparencias.
Chiuri ha vuelto con este desfile a sus orígenes. A los suyos propios y, por supuesto, a los de la marca. La silueta New Look de Chritian Dior ha seguido estando presente, y algunas de sus prendas, incluso, nos recuerdan a las presentadas en su anterior colección de ready-to-wear. Pero si esperábamos el mismo clasicismo que Lagerfeld puso la semana pasada, estábamos muy equivocados: Dior nos pone un western. Uno de excepción, por supuesto.
La mujer Dior se ha transformado; ya lo hizo en su último desfile (casi militar) de la última Semana de la Moda de París. Y lo hace también ahora. La mujer Dior evoluciona por dentro. Sigue siendo femenina, pero ahora es más segura, valiente y, quizás, menos refinada. Lleva (y soporta) pesadas pieles que conforman un increíble abrigo hasta los tobillos, ladea su sombrero y pisa firme la arena. La pasarela es seca y dura, pero ella avanza.
Una paleta de colores que lleva el camel, el blanco y el negro como base para que sean los naranjas, mostazas, rojos y azules los que dibujen y borden sus motivos sobre prendas que pueden ser o no ligeras. Los zapatos, siempre en formato plano, contrarrestan una delicada lencería que se intuye o se enseña.
Y de nuevo, un accesorio es la estrella: ese sombrero. Chiuri ya propuso la boina en su último desfile y ahora hace lo mismo con éste, para crearnos un dilema por no saber con cuál quedarnos. Es la forma que tiene Dior de coronar a esa mujer para la que diseña.
Y aunque el destino dicen ya estaba elegido antes de que Chiuri tomase las riendas de la maison, ella no ha perdido la oportunidad de marcar la diferencia. Un terreno desértico al que dar color y vida. Los invitados se agrupaban en grandes tiendas de campaña, con uno de los mejores atardeceres de esta reserva natural en las montañas de Calabasas en California.
Celebrities como Rihanna, Charlize Theron, Camilla Belle, Kate Bosworth o Demi Moore no quisieron perderse la gran cita. Como tampoco lo hicieron la pequeña representación española con Miguel Ángel Silvestre a la cabeza, muy bien acompañado por Adriana Ugarte, María Valverde o Ana de Armas.