El estilo de Marilyn Monroe en diez claves
El próximo 5 de agosto se cumplirán 55 años del adiós de la rubia eterna y la mujer más deseada de la historia. Recordamos cuáles fueron los secretos de moda y belleza con los que consiguió conquistar Hollywood.
3 agosto, 2017 07:00Norma Jeane Mortenson, popularmente conocida como Marilyn Monroe, ha pasado a la historia como uno de los mitos eróticos y culturales del siglo XX. Su melena rubia, sus marcadas curvas y su estilo, captaron toda la atención de los flashes desde su primera aparición.
Nacida en Los Ángeles en 1926 -el pasado 1 de junio habría cumplido 91 años-, su infancia no fue precisamente un camino de rosas. Fue con tan solo 16 años cuando celebró su primer matrimonio y también, el momento en el que decidió que quería dedicarse a la interpretación. Tuvo una carrera corta pero muy intensa. Rodó 29 películas y algunas de ellas siguen siendo hoy día de los clásicos del cine más recordados (y con más estilo) de la gran pantalla como Los caballeros las prefieren rubias (1953) o Con faldas y a lo loco (1959).
Intensas fueron también sus relaciones amorosas. Tuvo numerosos amantes y sonados fracasos matrimoniales. Estuvo casa con James Dougherty, el escritor Arthur Miller y con el deportista Joe DiMaggio. E, incluso, se dijo que entre sus varias aventuras extraconyugales se encontraba el presidente de los EE.UU. John F. Kennedy. Su célebre Happy birthday Mr. President fue una descarada y pública confirmación de ello (el vestido semitransparente que llevaba nuestra musa en ese momento fue subastado hace apenas unos meses, superando con creces el precio esperado); una relación a la sombra que se mantuvo hasta el día de su prematura muerte el 5 de agosto de 1962, con tan solo 36 años.
Hoy, 55 años después de su desaparición, su legado sigue tan vivo como entonces. Desde sus siempre labios rojos hasta la forma en la que llevaba los abrigos; aquí tienes su estilo resumido en diez claves.
1.- El escote halter siempre será tendencia (además de sensual, atemporal y muy favorecedor). Es imposible hablar de la actriz sin hacer referencia a la popular escena de La tentación vive arriba (1955). ¿El motivo? El espectacular diseño blanco de escote halter y falda vaporosa de William Travilla con el que Marilyn jugaba coqueta y seductora sobre las rejillas del metro. Uno de los vestidos más copiados e imitados de la historia del cine y también, uno de los que mejor defendió la actriz.
Estaba claro que el escote halter le sentaba como un guante, por eso no dudó en convertirlo en una de sus armas de sección. Desde entonces, la belleza rubia se volvió muy aficionada a lucir diseños con este escote profundo en forma de “V” que, sujeto a la parte de atrás del cuello, dejaban al descubierto espalda, hombros y brazos. Un escote que se convirtió en parte de su sello personal y que, por suerte para nosotras, resulta muy favorecedor para todo tipo de bustos ya que alarga el cuello y la zona de la clavícula.
2.- ”Tu ropa debería ser lo suficientemente apretada como para demostrar que eres una mujer, pero también lo suficientemente holgada como para demostrar que eres una dama”. Esta fue una de las frases de Marilyn que más transcendencia ha tenido a lo largo de todos estos años. La actriz no fue una mujer extremadamente delgada, al contrario, tenía curvas y siempre se mostró muy orgullosa de ellas. Jamás trató de disimularlas bajo la ropa y por eso nunca renunció a vestir todo lo que le gustaba (independientemente de su talla).
Posó en bikini incontables veces, exaltó su cintura con crop-tops y shorts de tiro alto. Los vestidos siempre los llevó muy ceñidos y de cintura acentuada; y las faldas, de corte lápiz y largo midi para dejar más que patente su figura curvilínea. Sin duda alguna, supo celebrar su cuerpo sirviendo de ejemplo para todas las mujeres que, por aquel entonces, vivían bajo la tiranía de la delgadez y la perfección.
3.- El estilo es cuestión de actitud. Porque da igual si la ropa que llevas es de marca o si tienes que vestirte para ir al supermercado o a una fiesta de etiqueta. Marilyn Monroe demostró que lo más importante a la hora de vestir no era la ropa, sino ella misma. En todas sus fotografías es más que evidente la gran confianza que tenía sobre sí misma. Porque ahí es donde radica la clave del éxito, estar bien con nosotras mismas sin importar las críticas y el miedo al qué dirán.
4.- Los labios siempre rojos. Aunque la actriz tenía una belleza natural imponente que resaltaba sin necesidad de mucha ayuda, jamás salía de casa sin maquillarse. Sus labios rojos han sido de los más imitados del celuloide. De hecho, durante los años dorados de Hollywood, Monroe consiguió hacer de la barra de labios todo un símbolo de sensualidad y poder. Pero para la actriz, un maquillaje no estaba completo si no se definía también la mirada. Fue de las primeras en sofisticar el uso del eyeliner y su secreto consistía en un trazo rotundo que se alargaba desde el nacimiento del ojo hasta el rabillo del extremo. Siempre aplicado en el párpado superior, con él conseguía una mirada muy felina que rápidamente se denominaría cat-eyes y que se ha popularizado hasta nuestros días.
5.- La camisa blanca nunca es aburrida. Básico imprescindible de todo fondo de armario, Marilyn Monroe apostó por ella en infinitas ocasiones porque, fuese cual fuese la forma en que la llevara, sabía que siempre sería un acierto. Su favorita fue la de seda, una prenda que femeninamente combinaba con una falta lápiz o pantalones cigarette que le hacían lucir formal a la vez que sensual. Eso sí, siempre con el cuello entreabierto, poniendo así su personal toque sexy.
6.- La actriz decía “dale a una mujer los zapatos adecuados y conquistará el mundo”. Y ella, subida a unos stilettos de 10 centímetros, lo consiguió. Siempre favorecedores, estilizan, alargan las piernas y consiguen hacer resaltar cualquier estilismo de manera espectacular. Marilyn Monroe contaba con docenas de pares, todos con tacón de aguja y de diseño minimalista. Como dato curioso: Monroe sirvió de inspiración para Salvatore Ferragamo, quien diseñó el primer par de zapatos de tacón de la firma para que fueran usados por ella.
7.- El abrigo sobre los hombros es símbolo de elegancia. Porque si hay algo que resaltar de su estilo, como ya hemos mencionado, es la actitud. Siempre fue muy astuta a la hora de sacar todo el partido posible a su armario. Tuvo un gusto exquisito a la hora de combinar y, sin duda alguna, supo dale un papel importante y protagonista a todos sus atuendos solo por la forma en la que los llevaba. En este sentido, Marilyn apostaba por lucir jerséis y abrigos siempre sobre los hombros -independientemente del frío que hiciera- otorgándoles así un toque distintivo de clase y refinamiento y que le permitía, además, mostrar sus ceñidos vestidos. Un gesto que a día de hoy sigue siendo muy imitado.
8.- Los detalles sí importan. Y los accesorios, también. Imprescindibles para conseguir un buen outfit, la actriz siempre se consideró una apasionada de los collares, pendientes, sombreros y cinturones. Con ellos, Marilyn ponía su toque personal a los estilismos diferenciándose del resto. Además, las gafas se convirtieron en su mejor aliado cuando quería pasar desapercibida. Sus favoritas fueron las de tipo cat-eyes porque acentuaban sus rasgos y, además, le hacía parecer misteriosa y glamurosa.
9.- Ella ya llevó el 'Off-Shoulders'. Una de las tendencias más de moda esta temporada también fue una de las favoritas de la actriz. En los años 50, la actriz apostó por este escote sutil para vestidos y camisas que dejaban al descubierto una de las partes de su cuerpo que más le gustaban: los hombros y las clavículas. Decía que le resultaban muy femeninas y que, a veces, era mejor insinuar que mostrar.
10.- De su paso por la gran pantalla y su legado nos quedamos con: su perfume. Busca un aroma que te represente y hazlo solo tuyo. La actriz encontró en Chanel Nº5 un claro reflejo de su personalidad sensual y misteriosa. De hecho, fue tal su devoción que incluso llegó a decir en una entrevista que era lo único que ‘llevaba puesto” cuando se iba a dormir. No salía de casa sin perfumarse y sabía que este olor tan característico a jazmín haría que la recordaran para la eternidad.