Que algo está pasando con el mundo es más que evidente. El cambio climático es real y, gracias al excesivo calor de estas últimas semanas, nos estamos dando cuenta. La moda, que nutre con su proceso de fabricación este desgaste, se responsabiliza (poco a poco) de su culpa y quiere ponerle remedio. O al menos, comienza a intentarlo.
Las gafas de sol de madera se han puesto muy de moda en los últimos años; no solo por su diseño, sino también porque los materiales con los que se fabrican provienen de bosques sostenibles, protegiendo aquellos que son nuestro mejor recurso para estabilizar ese clima ambiental que estamos rompiendo.
Nina Mûr, la marca independiente de gafas y defensora de la artesanía, produce con un sistema completamente diferente al que la industria está acostumbrada y mezcla la precisión de la alta tecnología con ese know how del proceso manual para que las piezas que propone sean únicas. Y ahora lo son aún más: su nueva colección de gafas es responsable con el medio ambiente.
Métrica es la propuesta que, junto a Malababa, se basa en el diseño y la innovación tecnológica para crear gafas de sol que desnudan el material en favor de la artesanía y la tradición. Formas geométricas que se concretan en tres modelos con el sello inequívoco de Nina Mûr. Se realizan, por tanto, a mano y mediante técnicas especialmente desarrolladas para que cada una de ellas no pese más de 20g y sean resistentes al agua, el frío y el calor. Accesorios ligeros y atemporales que no da pereza ponerse.
Aunque, como ya vimos hace un par de semanas, las gafas 360º de John Lennon volvían con fuerza; lo cierto es que los complementos llegan en formato XXL para la próxima temporada y Métrica, además de ser sostenible, cumplen con esta tendencia –y tiene su propio modelo redondeado, por supuesto-.
Desde Nina Mûr aseguran que “siempre están comprometidos y buscando nuevos retos”. Por ello, han creado la montura de estas gafas a partir de abedul finlandés que se cosecha en campos reforestaros. Un total de 27 finas capas de este material se van uniendo una sobre otra con diferentes resinas, creando bloques de madera fácilmente moldeables en un proceso que dura 16 horas. Se trata de una técnica utilizada en el mundo de la aeronáutica, con un innovador corte numérico, y que asegura su resistencia y ergonomía. El color se consigue a partir de láminas de formica fabricadas por la marca italiana Abet Laminati.
Las lentes, por su parte, son de cristal Zeiss y permiten incorporar lentes graduables o de sol, fácilmente intercambiables. Cada gafa se elabora de una en una, asegurando que se cumple el proceso artesanal y sin salir de Madrid, donde la firma está orgullosa de haber conseguido desarrollar una micro-industria alternativa de producción. Hace no poco, además, presentaba una colección diseñada por Brianda F.J. Stuart, para desmontar esas barreras que existen entre decoración y moda en el diseño de estos pequeños accesorios.