De toda la vida (o de casi toda) los tacones altos han sido sinónimo de feminidad aunque, todo hay que decirlo, también de opresión a la mujer, el corsé de los pies. Era un imperativo categórico llevarlos, sobre todo en los grandes acontecimientos, pero también a pie de calle.
Repetimos, “era”, porque eso parece que se ha acabado. E insistimos en nuestro pésame a Melania Trump porque la Primera Dama, siempre queriendo ser tan Jackie, tan Primera Dama, los viste día y noche, no se los quita ni en un huracán, literalmente, la mujer de Donald se plató unos stilettos de infarto cuando visitó a los tejanos afectados por el huracán Harvey. Entonces, no solo era sumamente inapropiado, sino que, incluso en situaciones idóneas, ya no son el zapato por excelencia.
Lo ha dicho la NPD Retail Tracking Service, institución que lleva 50 años detectando y analizando tendencias de consumo y hábitos de los consumidores. Uno de sus estudios recientes ha observado que cada vez se venden más tacones de mediana altura y menos taconazos. Para no dar muchos datos y comparativas con años anteriores, solo diremos que, según dicho estudio, los tacones medios han aumentado sus ventas en los últimos tiempos, incrementándose en un 71% en el tercer trimestre del presente año, mientras los tacones altos disminuían en un 36%.
¿Cómo hemos llegado a esto?
No lo decimos con horror, al contrario. Comenzó en 2014, cuando las zapatillas deportivas, perdón, las sneakers, se hicieron con el mercado y con la pasarela, y hasta Chanel sucumbió a diseñarlas. Después llegaron los mocasines, los mocasines destalonados (recuerda esas maravillas de Gucci), los zapatos con tacón en bloque que recuperaba Tod’s, los botines cowboy de Chloé, los kitten heels de Jimmy Choo, las bailarinas con cordones de Aquazzura, el botín calcetín y los zapatos desparejados… Y así bajamos de las alturas para estar más cerca del suelo y de la comodidad.
Y, ¿qué quiere decir esta batería de datos? Que digas adiós de una vez a tus tacones. Ojo, no los tires, recuerda que las modas vuelven y que un buen tacón siempre es digno de ocupar tu zapatero, pero será mejor que hagas hueco a los zapatos fetiche de Audrey Hepburn.
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