Dicen los expertos que la "vuelta al cole" de los adultos puede ser traumática. Y, para aligerar la carga de lo que los franceses llaman la rentrée, nada mejor que vivir, pasadas unas semanas, una experiencia inolvidable: aprovechar la época de la vendimia para adentrarse en el medievo y disfrutar de un par de días de descanso y relajación.
El Monasterio de Valbuena, tiene diez siglos de historia. Ubicado en tierra de vinos, en plena "milla de oro" de la Ribera del Duero, encierra contrastes que señalan el paso de los años, y los cambios de tendencias en lo que a arquitectura se refiere: pureza de líneas en su primera época, mientras que su claustro y sus dependencias, por otra parte, son un ejemplo de transición del románico al gótico.
Se trata de una de las construcciones cistercienses mejor conservadas de Europa y, si solo la contemplación de tanto arte es relajante y enriquecedora, poder disfrutar de los exclusivos tratamientos Clarins, en las magníficas instalaciones de un spa en este entorno, es ya un placer incomparable para los sentidos.
Elegimos, el día de nuestra llegada, un tratamiento anti-edad de cara y cuerpo con productos CLARINS PRO, elaborados con los descubrimientos vegetales más recientes y las innovaciones científicas de los Laboratorios de Investigación Clarins, donde analizan las propiedades cosméticas de las plantas. Las texturas son hábilmente utilizadas por las manos expertas de las terapeutas que convierten la sesión en un desquite de estrés y tensiones; todo es relajación, calma, complacencia, deleite…
Terminado el tratamiento en cabina, después de dos horas de absoluta relajación, la esteticista nos aconsejó los productos más adecuados para nuestro tipo de piel y nos confió sus secretos de aplicación para prolongar los beneficiosos efectos de los tratamientos Clarins en casa. Cada tratamiento es único, adaptado a las necesidades y deseos del cliente: se trata de esculpir el contorno del rostro para obtener unos resultados rejuvenecedores, que se ven de forma inmediata, y también, de reafirmar y tonificar la piel del cuerpo…
Despedimos el día con una deliciosa cena en su restaurante El Compás: un menú de platos elaborados con los productos de la zona y los caldos que han hecho famosa a la Ribera del Duero.
Y para estrenar la mañana del día siguiente, elegimos pasarla en la zona termal, que supera los 2.000 metros cuadrados. El circuito de contrastes es una recreación de la Capilla del Tesoro del siglo XIII, conocida también como la capilla de San Pedro. Las aguas mineromedicinales de su manantial están indicadas para tratamientos digestivos, metabólicos, terapias de adelgazamiento, estrés…
Pasamos a nadar un rato en las dos piscinas de agua termal (una interior y otra exterior), para activar la circulación y relajar la musculatura, con descansos en jacuzzis, camas y asientos individuales de masaje con burbujas, a una temperatura del agua de 34º. Seguimos con la Ducha Vichy y el chorro a presión.
Como fin de estancia nos decidimos por una cata de vinos con visita a la vecina Bodega de Pago de Carraovejas.
Un fin de semana para descansar cuerpo y mente, y prepararnos para el nuevo curso. Mejorar estos dos días va a ser difícil, pero el recuerdo nos dará energía para mitigar la vuelta a la rutina y afrontar con ilusión el largo invierno.