Cuando asoma diciembre por las calles de Jerez, Málaga, y Granada, en barrios donde el flamenco es universal, en los que cualquier sentimiento se convierte en quejío, las sagas familiares de cantaores y bailaores sacan la botella de anís, la cuchara, el almirez y la zambomba para hacer de las reuniones navideñas una gran juerga.
Al cante no le falta baile y a los cuerpos, las delicias típicas: pestiños y berzas. Sin faltar una hoguera donde calentarse todos. Los villancicos tradicionales suenan por bulerías, por rumba y alegrías. El flamenco se viste de navidad y el turista se vuelve más dulce, casi de polvorón de canela.
Las zambombas "estallan" en cualquier sitio: dentro de los patios de vecinos, en las peñas, en las plazas, allí se celebran las fiestas en comunidad, al ritmo de palmas, guitarras y marimorenas. Cada plazoleta es ya un reclamo turístico en Andalucía y se editan guías específicas para que el viajero haga el recorrido. Esta es la ruta de las 3 plazas donde Camarón, Paco de Lucia y Enrique Morente pusieron sello a estas tradiciones.
Jerez, el duende de Lola Flores
A cubierto o a la intemperie. De noche o de día. Las zambombas de raíces flamencas, en la que se cantan y se bailan villancicos tradicionales y bulerías al compás de carrizos y panderetas, se adueñan de todos los rincones de Jerez de la Frontera (Cádiz). Unas surgen de forma espontánea en reuniones de familiares y amigos alrededor de una candela o una hoguera, como la de la Plaza de La Asunción. Otras se organizan en bodegas, hermandades, asociaciones de vecinos y peñas flamencas. En todas se reparten vino, anís y dulces navideños.
El Ayuntamiento de Jerez facilita una guía del más del centenar de zambombas que este año se están celebrando: Las Cuadras, Plaza Asunción, Peña Flamenca Tío José de Paula, La Guarida del Ángel y Plaza de las Angustias son algunas de las significativas. L cada Navidad. Algunos muros del barrio de Santiago a última, en el Barrio de San Miguel, donde Lola Flores se arrancaba en sus corralastambién huelen a candela y allí comienzan por bulerías, alrededor de la plaza del templo que le da nombre.
La fama de Jerez con este rito es tal que la alcaldesa, Mamen Sánchez, ha planteado que se programen más allá de Nochebuena. La propuesta que quiere trasladar a las entidades organizadoras y peñas es que haya también durante todas las fiestas navideñas y concluyan en Reyes. De esa manera, además del reclamo flamenco, el visitante se puede perder estos días por las calles de la ciudad, visitar un “Tabanco” como el de El Pasaje (donde beber un buen Pedro Ximénez y en el que hay espectáculo a diario) y dar un garbeo por la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, donde los caballos olímpicos de España hacen sus representaciones.
Otro de los atractivos de la ciudad es visitar la Catedral: si se hace en domingo, hay un curioso rastro de antigüedades en el que se pueden encontrar objetos de lo más variados. Este es buen día para acabar comiendo en “Juanito” unas alcachofas marinadas, que hacían las delicias del rey emérito Don Juan Carlos cada vez que visitaba Jerez. Y para descansar nada mejor que el Hotel Jerez Spa, donde puede uno ponerse a punto, con su piscina climatizad,a en pleno centro de la ciudad y donde sus desayunos se llenan de tronío.
Granada y el quejío de Morente
En las plazas de Granada las peñas flamencas del barrio del Sacromonte, bien entrada la madrugá, ponen en ascuas al visitante. Una gran candela y los villancicos más “picantes” salen de las bocas de los gitanos mientras los aficionados miran de reojo, entre ansiosos e implorantes a los artistas y a los relojes.
Los cantaores y tocaores que se dejan caer por allí, deciden sin hablarlo si ese día se oirá flamenco o sólo el sonido de los almireces. Entonces, el duende puede dignarse a aparecer y, si hay suerte, se puede asistir a un momento de rendición jonda, a una noche que los buenos aficionados se jactan de saber intuir lo que allí va a acontecer alrededor del fuego.
En pleno mirador de San Nicolás, artistas como Enrique Morente en su día, y ahora su hija Estrella y otros muchos, celosos de su anonimato, han transformado lo que eran discretas viviendas en lujosos escondrijos que en Navidad se visten de villancicos.
Justo al lado, en el callejón Atarazana, se puede reponer fuerzas en El huerto de Juan Ranas, un local con vistas únicas, envidiables, que nos animan a participar en una experiencia culinaria en la que se fusionan los sabores de la cocina tradicional andaluza y la árabe, con el telón de fondo de la Alhambra y Sierra Nevada.
También los turistas han descubierto el Albaicín, donde la movida más jaranera se ha trasladado a sus orillas. De ahí hasta las calles de Calderería Vieja y Calderería Nueva, se han convertido en un auténtico y genuino zoco donde turistas y gitanos lo bailan todo.
Bill Clinton dijo que el flamenco en Granada sonaba de otra manera, y Michelle Obama tampoco quiso perderse este arte al caer la tarde. Y es que uno de los reclamos en estas fechas son los atardeceres en San Nicolás: al ritmo de “Pero miran como beben los peces en el río”, la plaza se ha convertido en un lugar de encuentro con músicos, vendedores, rastas y un público juvenil. Cualquier día es bueno en Granada para pasear en Navidad, perderse por el Paseo de los Tristes y acabar comiendo una tapa de sesos en “Los diamantes”.
El lugar mas espectacular para escuchar un concierto de pastorales en estas fechas es el Hotel Alhambra Palace: entrar en sus recodos es como adentrarse en un cuento. Sus pasillos y decoraciones nazaríes, a imagen y semejanza de la famosa Alhambra de Granada, y los acordes de Mozart y Handel escapándose sobre sus artesonados son un espectáculo mágico. Dormir en sus confortables habitaciones y despertarte con la vista de los “Jardines del Moro” es inigualable.
Ritos en las corralas en Málaga
Dicen que Málaga es la ciudad más bonita de España en Navidad. Desde los primeros días de diciembre, las calles y principales plazas de la capital de la Costa del Sol se llenan de luces y de color. Una espectacular decoración navideña en la calle Larios, ha conseguido que este año no quepa ni un alfiler en su avenida principal.
A su alrededor numerosas actividades se desarrollan en estas fechas: belenes, como el de la Casona del Parque, o el de la Catedral y, cómo no, las “Zambombas” en el Corralón Santa Sofía, un conjunto de viviendas localizado en la calle Montes de Oca del tradicional barrio del Perchel, que fue rehabilitado a mediados de la década de los 80 y que se erige como el reclamo flamenco de las tradiciones malagueñas. El corralón del siglo XIX esta techado y resguardado del frío. Allí los visitantes se reúnen toman dulces típicos, anisete y cantan hasta que el cuerpo aguante.
Durante todos estos días, hay en el patio un mercadillo artesano que han realizado los vecinos y vecinas donde se degustan los platos tradicionales malagueños de Navidad. Visitar las “Zambombas” en Málaga solo es un reclamo para adentrarse en el gran abanico cultural en el que se ha convertido la ciudad. El recién estrenado Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana, ha recibido ya más de trece mil visitantes durante su primera semana abierto al público; el espacio, que tiene como cometido convertirse en uno de los más importantes de España y del conjunto de Europa, es la quinta pinacoteca más grande de nuestro país, con más de 15.000 piezas arqueológicas y 2.000 referencias de Bellas Artes.
Y no podemos dejar de mencionar el Museo Picasso, El Centro Pompidou y la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo, y así hasta 36 puntos de interés para los amantes del arte.
Y entre museo y museo, un paréntesis, la posibilidad de descansar en un ambiente relajado, casi a la luz de velas, con música especialmente sensual y aromas de canela y perfumes orientales, el “Hamman Alandalus”, un paraíso para recalar y seguir luego la visita al Museo Thyssen, que está puerta con puerta.
Y dentro del turismo gastronómico, si el visitante aun no ha probado el plato típico de Málaga, tiene que visitar el restaurante El Trillo, un antiguo establecimiento que ha sabido renovarse a la época actual, mezclando innovación y tradición sin perder su encanto. El bacalao, cocinado de hasta 17 maneras distintas, es su plato estrella. Y en una ciudad dedicada en cuerpo y alma al turista, un cinco estrellas que no se despega de la cultura: “Vincci Posada del Patio”; en los bajos de este hotel se pueden contemplar restos de la antigua muralla árabe de la ciudad, así como algunos utensilios de época. Un lugar donde soñar en pleno centro histórico de la ciudad.