Soldado de guerra reconvertido en fotógrafo. Así podríamos resumir la trayectoria de Minor White. O no. Fue un dedicado profesor en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts en Estados Unidos (MIT) y co-fundador en 1952 de la icónica revista Aperture, con sede en Nueva York y que recibe su nombre gracias a esa apertura del diafragma en una cámara cuando está a punto de hacer su trabajo. Unos segundos de espera que para White tuvo sus frutos.
En realidad, White estudió botánica en la Universidad de Minnesota y su primera aproximación al mundo del arte fue con la poesía, campo en el que no acabó de encontrarse cómodo. Después de trabajar en la sección de espionaje del Ejército durante la II Guerra Mundial se estableció en Nueva York, donde se encontró con Stieglitz y Edward Weston, de quienes aprendió una profesión, -White fue completamente autodidacta-, que le llevaría a convertirse en uno de los fotógrafos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.
La Fundación LOEWE reconoce su talento y presenta su primera exposición individual en España dedicada a lo que para ellos es una “figura artística clave con un trabajo decisivo para dar forma estética a la fotografía de posguerra”.
La modernidad de Minor White se ajusta de forma natural a la filosofía de la casa porque sus fotografías funcionan en varios niveles. En LOEWE creemos en lo multivalente, (Jonathan Anderson).
Con estas palabras definía Anderson, director creativo de la firma, lo que para LOEWE es ya su séptima participación en el certamen de PHotoEspaña 2017 (PHE17). Un compromiso con la cultura y el arte que trajo al diseñador el pasado mes de abril a Madrid, para entregarle a Ernst Gampler el LOEWE Craft Prize.
Comisariada por María Millán, Minor White: metáforas es una muestra de cuarenta copias originales que recorren cuatro décadas de paisajes urbanos, precisos estudios del cuerpo masculino y tomas abstractas de la naturaleza. Composiciones en las que la luz se utiliza como medio para evocar un estado contemplativo que le permitió crear esa estética simbólica por la que hoy se le conoce.
Homosexual en privado, -nunca en público, no era la mejor época para serlo-, White empezó a reflejar todos esos temas espirituales a los que no dejaba de dar vueltas su cabeza y que llegaban de sus estudios sobre la Iglesia católica, el budismo zen, la psicología Gestalt y el misticismo. Y es que White era un fotógrafo más interesado en el potencial simbólico de su arte que en representar la propia realidad. Así, todas sus imágenes van mucho más allá del objeto literal que se muestra, siempre hay un estado emocional interno que subyace y que, con él, se convierte en protagonista de la historia.
Cuando te acercas a algo para fotografiarlo, tienes que encontrarte contigo mismo hasta que el objeto de tu atención se haga presente. No se irá hasta que hayas capturado su esencia, (Minor White).
La exposición se inauguraba ayer y estará abierta al público desde hoy, 1 de junio, hasta el próximo 25 de agosto de 2017 en la Galería de LOEWE (C/ Gran Vía 8, Madrid). Una muestra que propone la firma de moda española y que se une a otras muchas, todas ellas interesantes, como la provocación de Antoine D’Agata o los Sublimes y heterodoxos de Alberto García-Alix.
Reproducción con permiso del Minor White Archive, Princeton University Art Museum. © Legado de Princeton University.