Hace una semana, Shakira (39) y Gerard Piqué (29) pasaban el fin de semana en la casa de la familia del futbolista en Lloret de Mar. No en el pueblo, ni siquiera en la playa; la casa está en la montaña, en una zona tranquila. La pareja 'subió' desde Barcelona para la fiesta que cada año celebra el abuelo de Piqué, Amadeu Bernabéu, por su cumpleaños. Familiares y amigos se reunieron en la casa de la Costa Brava y nadie, ni siquiera los vecinos, se enteraron.
Al oír Costa Brava muchos imaginarán pueblos blancos con calas minúsculas repletas de yates. Y sí, todo es cierto... excepto lo de los yates. Porque si hay algo que distingue a este lugar de otros enclaves turísticos del Mediterráneo es la discreción. Es casi enfermiza. Podemos tener una casa de diez millones de euros y salir a navegar en una pequeña zodiac. Podemos ser el CEO de una multinacional o un financiero de altos vuelos y pasar la tarde charlando con el viejo pescador del pueblo. Los nombres que por aquí pasean van de Isabel Preysler (65) a Tita Thysse (73), de Judith Mascó (46) a Penélope Cruz (42). Todos están pero nadie los ve. O casi nadie...
Estos 113 kilómetros de costa que separan Blanes de Cadaqués son el escenario preferido para muchas caras conocidas que buscan en este rincón la discreción que no encuentran en la Mallorca 'Real' o la parte sur de Ibiza, por ejemplo. Aquí uno puede cruzarse con Telma Ortiz (43) sin casi darse cuenta, o tomarse un helado junto a Milan Piqué Mebarak (3) sin ver a su madre cerca. Shakira, sí, también pasa desapercibida en la Costa Brava.
Políticos y empresarios
La zona interior es también un ejemplo del 'encanto' burgués en el que uno puede gastarse dos millones de euros en una casona de piedra, conocidas aquí como masías, para cuidar el huerto propio y cruzarse por las tardes con el ex presidente catalán Pasqual Maragall (75), que veranea en Rupià, o Sandro Rosell (52), que tiene masía en Corçà. El ex president del Barça suele salir a navegar casi todos los días en agosto y tiene la barca (no digan barco, es ostentoso) en L’Escala. Su lancha motora de unos 10 metros de eslora es blanca y sencilla, suficiente para ir de cala en cala y poco más.
Cerca de esta zona, también en el interior de la comarca del Baix Empordà, está Mas de Torrent, uno de los hoteles más exclusivos del lugar. Situado en el pequeño pueblo de Torrent, esta masía de 1751 reconvertida en Relaix&Chateau ha ofrecido sus envidiables servicios a personajes de la talla de Kyle Minogue (48) -recordemos que fue novia durante años de Andrés Velencoso (38), natural de Tossa de Mar-. También era asidua Shakira cuando era pareja de Fernando de la Rúa, hijo del ex presidente argentino. Una habitación suite, en temporada baja, cuesta 1.200 euros la noche.
No es el único hotel de lujo que existe en esta zona. En S’Agaró tenemos La Gavina, un cinco estrellas gran lujo donde se han alojado desde Ava Gardner hasta Lady Gaga (30). Allí cerquita, en la Taverna del Mar, es fácil vera futbolistas como Xavi Hernández (36). Este restaurante, cuya fabulosa decoración corrió a cargo del omnipresente Lázaro Rosa Violán, es uno de los mejores chiringuitos de la costa catalana. Situado en la playa de Sant Pol, la Taverna del Mar es una de las propuestas gastronómicas del chef Romain Fornell. Si no se distraen con las caras conocidas y pueden centrarse en pedir, intenten probar la cazuela de pulpo con patatas y huevo frito, no se arrepentirán.
Algo más al norte, en el Alt Empordà, se encuentra el Hotel Vistabella, en Roses, un establecimiento que Penélope Cruz y Javier Bardem (47) pusieron en el mapa celebrity al alojarse allí al inicio de su relación, la misma época en la que el hermano de la actriz, Eduardo Cruz (31), salía con Eva Longoria (41), a quien también llevó al Vistabella. Su embarcadero privado suele ser la atracción de muchos VIPS.
A 30 kilómetros de Roses, tras una carretera de sinuosas –e insoportables para algunos- curvas, se esconde Cadaqués, acaso el más bello de todos los pueblos de la Costa Brava. Dicen que lo descubrió Salvador Dalí, verdad a medias porque la alta burguesía ya era asidua del pueblo años antes. Hubo quien incluso dejó de pasar allí los veranos porque el ambiente bohemio de los artistas que llegaban tras la estela de Dalí era demasiado moderno para ellos. Así sigue, medio hippy medio pijo.
Por eso estos días lugareños y visitantes comentaban con asombro la presencia de un megayate en la bahía de Cadaqués. Había hecho parada el White Pearl, uno de los yates más grandes y caros y del mundo, propiedad del magnate ruso Andrey Milnichenko (44) y diseñado por Philip Starck. Nada parecido se había visto en sus aguas desde que Javier de la Rosa, veraneante en Cadaqués "de toda la vida", perdió el 'Blue Legend' por sus problemas judiciales.
La vida de este pueblo es tranquila. No hay ni un restaurante de lujo y las colas para cenar suelen formarse en el Beirut, un local que sirve deliciosos falafels. En sus calles se puede cruzar uno con la política y periodista Pilar Rahola (57), que tiene una bonita casa familiar en el pueblo. Sencilla, sin duda, porque por estos lares ni los De la Rosa hace ostentación de nada, pese a tener una preciosa finca con helipuerto cerca del parque natural de Cap de Creus. Hasta los ricos aquí lucen alpargatas de esparto, uniforme obligado junto con el capazo de paja. Y alguna joya bohemia, claro.
Como las eco-chic de Tous. Sus creadores, el matrimonio formado por Salvador Tous (74) y Rosa Oriol (69), cambió la casa de pueblo sobre el bar Melitón –allí jugaba Duchamp al ajedrez- por un moderno chalé en la zona del Sol Ixent (sol naciente) al que suelen invitar a sus amigos. Desde Eugenia Martínez de Irujo (47) hasta la hermana de la reina Letizia (43), Telma Ortiz.
A los Tous les encanta la comida que sirven en Casa Anita, y por discreción, muchas veces intentan no 'bajar' hasta el pueblo y piden que se la lleven a casa. La escalibada es el plato que más les gusta. Este restaurante no sirve a domicilio, aunque tiene detalles con los clientes de toda la vida. Si les cae bien a Juanito y a Anita, los propietarios, puede incluso que consigan que le sirvan el pescado sin las espinas.
'No paparazzi'
En la puerta hay un cartel en el que se lee paparazzis no y en las paredes del local cuelgan fotos de algunos famosos que por allí han pasado, caras conocidas en todo el mundo, como la de Ron Wood, miembro de los Rolling Stone, y otras que han llenado el papel couché patrio como la de Chabeli (44) y Ricardito Bofill, que cuando fueron pareja eran asiduos a Cadaqués.
En esa misma época, Isabel Preysler y Miguel Boyer se hicieron amigos de los Bofill y frecuentaban la Costa Brava. Solían alojarse en el complejo residencial formado por varias masías propiedad de la familia Regás. El promotor cultural Oriol (ya fallecido) y la escritora Rosa son dos de los hermanos con casa rural en Llofriu, más al sur.
Este pueblo, en el que nació el escritor Josep Pla, no tiene playa, así que sus habitantes suelen bañarse en las arenas de Llafranc, Calella de Palafrugell, Tamariu y Begur. En este último pueblo es fácil ver al propietario de Mango, Isaac Andic (63), y al ex político Josep Antoni Durán Lleida (64), que sale a navegar en una pequeña barca. Allí mismo está el fantástico Can Marc, una coctelería de maravillosas vistas en la que famosos y desconocidos se mezclan hasta la madrugada.
Otro de los momentos en los que podemos cruzar la mirada con celebrities patrias es el mercado dominical de Palafrugell, el pueblo que abastece de víveres frescos a la costa cercana. Cada domingo, con el uniforme del lugar –recuerden: alpargatas y capazo- políticos, cantantes y actores pasean por sus calles. ¿Más nombres? La modelo Judith Mascó (46) pasa aquí sus veranos desde que era niña. Y la actriz Laia Marull (43), original de la zona, suele vivir temporadas aquí, donde disfruta de los conciertos de Mas Sorrer, local excepcional que gestiona su amigo Gerard Argemí.
De todos ellos, sin embargo, el pueblo más chic es seguramente Llafranc, sobre todo desde que hace una década lo escogiera la escritora y periodista Pilar Eyre para refugiarse tanto a escribir, como a pasarlo bien e incluso a enamorarse. Es Llafranc el escenario de su novela más exitosa, Mi color favorito es verte, finalista del Premio Planeta de 2014. Y uno de sus centros de operaciones era el Hotel Llafranc, conocido como 'El gitano' -Carmen Amaya, asidua del lugar, bautizó al propietario de entonces, Manuel Bisbe, como el gitano de la Costa Brava y así se quedó-. Por ese lugar han pasado desde Rock Hudson hasta el rey Juan Carlos I (78). Eran otros tiempos.
El paisaje asalvajado ha dado paso a mercadillos en los que se ha puesto de moda incluso los food trucks: no se pierdan el White Summer de Pals, acontecimiento veraniego. Donde antes había barcas y bolas de paja hay ahora festivales de música como el de Cap Roig (Calella de Palafrugell), el de Perelada y el de Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols. Precisamente en el mercadillo semanal de Sant Feliu, entre gitanas que venden bragas a un euro y marroquíes que ofrecen cargadores de móviles a cinco, se pasea la baronesa Thyssen. Siempre acompañada de sus dos gemelas, que suelen ir custodiadas -para comidilla de los veraneantes- por dos guardaespaldas y dos nannies, una para cada niña. Mucha discreción, es cierto, pero cuando el dinero sobra, hay gastos de los que ningún rico se privará jamás. Aunque nadie se entere. O casi nadie...