Irene Villa (37) aparece exultante. Es de esas personas que irradia luz con su presencia. Durante las casi dos horas de encuentro con EL ESPAÑOL la sonrisa no se borrará de su rostro. No es para menos. Acaba de salir de una revisión ginecológica y el doctor le ha dicho que su tercer embarazo va estupendamente. Tanto ella como su marido, Juan Pablo Lauro, y sus dos hijos -Carlos (4) y Gael (1)- han hecho un parón entre tanta visita médica. Faltan dos semanas para poder ver la cara del bebé. Carlos, el primogénito, lo está deseando.
La cita con EL ESPAÑOL es en una tranquila terraza del madrileño parque de Berlín. A pesar de ser vísperas de puente, el establecimiento está repleto de gente. Muchos de los clientes se percatan de la presencia de Irene y su familia. La escritora, periodista, psicóloga, esquiadora, superviviente (y unas cuantas cosas más) infunde optimismo hasta cuando habla de los sucesos más terribles de la actualidad.
Tres embarazos en cuatro años. La hemos visto más tiempo embarazada que sin estarlo…
Yo también tengo esa sensación. En total, llevo cinco años entre embarazos y lactancia. Pero lo bueno de mi trabajo es que me permite compatibilizarlo con mi labor de madre, porque mis hijos están a mi lado siempre y viajan conmigo.
Decía que le hacía ilusión tener una niña, pero al final será otro niño...
Mi sueño era tener una niña, quizá también influida por la relación que yo tengo con mi madre. Pero el sueño de Carlos (su hijo) era tener dos hermanitos y estoy feliz porque lo que nos toca ahora como padres, después de haber cumplido tantos sueños en la vida, es ayudar a que ellos cumplan los suyos. Claro que me queda la espinita, pero tengo sobrinas. Me da que con éste ya nos plantamos, aunque nunca se sabe. Pero voy a hacer 38 años en noviembre y creo que yo ya he cumplido con tres hijos. ¡Ya no tengo tantas manos!
Le queda menos de un mes para dar a luz. ¿Cómo afronta la recta final?
Está siendo el mejor embarazo de los tres. Yo pensaba que al tener 37 años iba a ser el más difícil de llevar. Si a eso le añades las prótesis… pero no. Ahora es verdad que todo me cuesta más y las patadas me llegan a dejar sin respiración, pero va muy bien. (Carlos no puede contenerse e interrumpe con un "¡está siendo muy bueno!". Irene prosigue) Claro que no sabemos exactamente cuándo va a nacer, porque se puede adelantar.
Luego está el tema del nombre, que hemos tenido una pequeña guerra porque Francisco nos gusta porque el Papa le bendijo, pero hay muchos Franciscos. También barajamos Adriano porque de haber sido chica se habría llamado Adriana. Y a mí Eric personalmente me encanta porque en Suecia hay un Eric el Santo y ese país me cambió la vida porque allí tuve operaciones muy duras con complicaciones en las que lo pasé muy mal, pero me cambiaron la vida.
Una mujer tan optimista como usted, ¿qué le diría a aquellas madres que atraviesan por esa parte negativa de la maternidad de la que normalmente no se habla?
Afortunadamente yo no he vivido el lado oscuro de la maternidad. A mí la luz que tenía en mis brazos me hizo desaparecer cualquier sombra. Mis hijos me dieron aún más fuerza y más optimismo. Pero es verdad que a muchas mujeres les aflora la negatividad. Hay que curar ese lado oscuro que todos tenemos, es el momento de sanarlo porque dicen algunos terapeutas que ese carácter depresivo y esa toxicidad se lo puedes pasar al bebé.
Ha aparcado la competición debido al embarazo. ¿Cuándo volveremos a ver a Irene Villa con los esquíes?
Quiero volver este mismo año. Es muy curioso porque, para este embarazo, tenía que haber esperado un año después del anterior. Hasta abril no podía, supuestamente, quedarme embarazada por el tema de la cesárea. Y mi intención era competir a principios de año. Por eso me fui a Sierra Nevada a entrenar. Aquello es como un internado, una rutina muy dura. Y tuve una falta. Habían pasado siete meses solamente. La alegría fue enorme pero tuve miedo porque no había pasado el año reglamentario. Afortunadamente ha ido todo muy bien. Así que espero poder volver a entrenar en noviembre para competir a principios del año que viene. Tendré que compaginarlo con la lactancia así que habrá que tomar ciertas precauciones.
En el internado, como usted dice, coincidió con Mireia Belmonte, que nos ha dado esta semana el primer oro español en los Juegos de Río...
He sido testigo de cómo la tía se levanta la primera por la mañana, no sale del agua, aún entrenando en altura, que es muy duro. Es la persona más disciplinada que he visto. Me emocioné al verla porque vi que se daba cuenta de que es la número 1. Francamente se lo merece. El esfuerzo, la disciplina y la constancia dan sus frutos.
Este verano se ha perdido el descenso del Sella, del que es asidua.
Voy todos los años desde 2001. Sólo he faltado dos veces: cuando nació Carlos y este verano. Hay un dicho que circula sobre las parejas que van al Sella: dicen que cada una rema para un lado y terminan rompiendo. El año que me casé me dijeron "ni se te ocurra descender con Juan Pablo" (risas). Pero te puedo decir que nosotros hemos bajado juntos todos los años y, como somos tan competitivos y remamos fuerte, incluso conseguimos un buen puesto. A ver si el año que viene podemos volver y seremos tres para remar, porque Carlos ya tendrá cinco años y podrá hacerlo.
¿Le gustaría que sus hijos siguieran sus pasos?
Me gustaría que les encantase el deporte. Es una parte fundamental del ser humano y yo he podido viajar mucho gracias a ello. Pero quiero que sean lo que quieran ser. Incluso periodista (risas). Que lo que hagan lo hagan de corazón y les dé felicidad, y si sirve para aportar algo al resto de la sociedad, mejor. A veces Carlos me dice "mamá, yo te voy a curar" o "voy a estudiar esto para curarte". Yo adoro a los médicos, son ángeles en la tierra. Y si mi hijo se convierte en uno de ellos sería un orgullo de madre. Pero lo que quiero es que mis hijos tengan una buena educación y unos buenos valores.
Siempre dice que es una afortunada por poder cumplir todos sus sueños: personales, profesionales… ¿Qué le falta por hacer?
Ahora me queda cumplir los sueños de los demás, a través de la fundación Irene Villa. El mayor honor es que te digan que les has ayudado. Lo que quiero es transmitir a la gente que pueden conseguir lo que quieran. Que la gente sea feliz es la clave para mejorar nuestra sociedad y el mundo. Si todos tuviéramos esa fe en nosotros mismos de ayudar a otros y de ser felices, la vida sería un paseo maravilloso para todo el mundo y nadie tendría que sufrir lo que algunos sufrimos y nadie tendría que vivir amenazado por nadie.
Además, le damos demasiada importancia a las cosas y yo creo que todo es mucho más fácil. Claro que todos tenemos problemas, yo también. Pero he heredado el optimismo de mi madre y ese mismo entusiasmo que yo conservo con 37 años lo he visto en mi hijo. Eso es lo que yo he mamado y quiero que se contagien para que sean felices y se rían de todo. Un día sin reírte y sin disfrutar es un día tirado a la basura, y no estamos para tirarlos porque la vida es fugaz, un regalo maravilloso pero que pasa rapidísimo. Todos los días hay que reírse hasta que te duela y contagiar cosas buenas.
Precisamente hace unos meses tuvo un encuentro con el Papa Francisco. ¿Cómo es en las distancias cortas?
Fue una experiencia mágica. Cuando salimos, mi marido y yo nos pusimos a llorar. Le dijimos que esperábamos un bebé y lo bendijo. Me dijo que yo era una mujer muy brava y que me deseaba mucha suerte con la Fundación. Es majísimo. Como buen argentino, tiene sentido del humor. Es bonachón y no dejó de contar chistes. No da la impresión de ser un Papa. De hecho, sentí que estaba con alguien tan familiar que en lugar de darle un beso en el anillo ¡me lancé a abrazarlo!
Mis ideas son un poco lo que él lleva por bandera: que no hay fronteras. El ser humano está por encima de colores y religiones. Este Papa no es sólo para los católicos. Cree en el ser humano y eso me encanta.
Es una defensora del ser humano. ¿Qué opinión le merece la polémica que se ha generado en las redes sociales durante las últimas semanas a raíz de la muerte del torero Víctor Barrio?
No me gustaría entrar en la polémica, pero me parece de una valentía increíble el trabajo de los toreros. Y si hay tanta gente que les admira y se divierte en las plazas, y el toro nace para eso, no entiendo cómo alguien puede decir aquello de que "ojalá hubiera ganado el toro". Me parece inhumano y fuera de lugar, y me dolió mucho que no fuera un caso aislado el hecho de que la gente se lanzase a festejar la muerte de un ser humano y pusiera al mismo nivel la vida de un toro, que nace supuestamente para ser lidiado, según dicen los que saben.
A mí los toros no me llaman. Me pasa como con el fútbol, pero no entiendo por qué la gente se rasga las vestiduras de ese modo cuando la vida del ser humano vale tanto. Me dolió mucho.
En estas mismas redes comienzan a propagarse los insultos contra las víctimas del terrorismo. Algunos han sido ya juzgados. Otros permanecen en el anonimato. ¿Le afectan estos comentarios ofensivos?
Hubo un momento en el que a las víctimas del terrorismo se nos respetaba muchísimo, se nos encumbraba incluso. Yo recuerdo esa etapa con mucho cariño y agradecimiento. Pero yo he crecido con esos chistes que se han hecho sobre mí. Empecé el instituto al año siguiente del atentado y ya contaban chistes. Fíjate, te prometo que jamás me ha llegado a herir. Cuando tienes amor y autoestima… no te afecta. Son sólo chistes negros. Nada más. Me dolieron más los chistes de Lady Di, que yo la conocí, que los míos. También las redes tienen sus cosas buenas. Hace poco contacté con Alejandro Sanz y le recordé la dedicatoria que me dio cuando vino a verme al hospital tras el atentado. Él no se acordaba de lo que me dijo en aquella ocasión. Fue precioso: "el brillo que hay en tus ojos es lo más bonito que he visto en mucho tiempo".
Como superviviente de un atentado terrorista, ¿cómo vive la oleada de ataques diarios por parte del terrorismo internacional?
Me duele que sea ahora una forma de guerra unilateral. Me preocupa porque sé que las secuelas son absurdas, gratuitas y de por vida. Las pérdidas son irreparables y el dolor permanece. Para mí es un ataque al corazón. Pero la única esperanza que nos queda es que no consigan también acabar con los que quedamos. Nadie nos devuelve lo perdido pero tenemos que seguir luchando hasta el final. Nuestra serenidad y nuestra paz interior es algo que nadie nos puede arrebatar.
Yo he luchado por eso toda mi vida y creo que esa es mi libertad. Vale, me habéis quitado las piernas, pero no me vais a quitar la alegría ni la ilusión por vivir. Al revés, me la habéis potenciado. Y esa es nuestra herramienta, la resiliencia del ser humano. Lo hemos visto en Madrid y en otras tantas ciudades, cómo nos hacemos más fuertes después de un ataque así y nos unimos. No se puede mirar hacia atrás y quedarse anclado en el dolor. Conozco muchas víctimas que se quedan con un dolor que no es nada positivo, pero se comprende perfectamente. Yo no sé cómo reaccionaría si me mataran a un hijo. Lo mejor que se puede hacer es perdonar y seguir adelante pero caray lo que debe de costar superar que te quiten lo que más quieres en tu vida.
¿Cree que el gobierno está haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad?
Estamos en alerta 4 de terrorismo y espero que así sea. Es verdad que tenemos un gobierno en funciones, pero entre sus funciones está precisamente el de defender nuestro país. Yo sólo espero que las medidas de seguridad que están tomando los gobiernos eviten todo lo que puedan este dolor a gente inocente.
La falta de acuerdo para la formación de gobierno en España no ayuda...
Yo de política no entiendo
Pero sí le habrán tanteado alguna vez para meterte en política
Sí, muchísimas veces, pero no solo un partido, ni dos. Y de varios colores. Creo que me lo piden por mi forma de transmitir cosas necesarias para la sociedad. Y he dicho que no porque no entiendo de política, porque no me veo identificada cien por cien con un partido. Además, para eso te tiene que gustar. Si lo hiciera tendría que crear el mío propio, un partido flower power, como dice mi hermana, o humanista, pero no tengo la fuerza y osadía suficiente para hacerlo. Lo que yo defiendo tiene que estar en todos los partidos. Siempre he luchado por los derechos humanos, el progreso, la convivencia y la unidad de España, que creo que nos da fuerza. Mis ideales no son de izquierdas ni de derechas, son universales.
Siempre ha abogado por ayudar a las personas, por mejorar su vida, y eso lo consigue también a través de sus libros. ¿Veremos a Irene Villa en las librerías de nuevo?
Tengo algún libro en proceso. Yo soy muy constante y las nuevas tecnologías me ayudan mucho, pero la cosa va lenta porque el embarazo no me deja mucho tiempo. El libro irá en la línea de Saber que se puede: quiero intentar mejorar la vida de las personas, que puedan ayudar a todos, da igual que seas un adolescente que no encuentras tu camino, que una ama de casa o un empresario afamado. Pero antes de la publicación de los libros tengo previsto viajar a México y Colombia. En octubre retomo las conferencias.