Alba Carrillo (30 años) ha decidido donar los tres vestidos que usó en su boda con Feliciano López (34) a la asociación Mujeres Unidas contra el Maltrato. Un acto de buena fé del que no quiere que se hable como un dardo envenenado hacia su ex. "Esto es muy serio. No es un dardo envenenado", dijo la modelo el pasado lunes en Hable con ellas.
Uno de ellos será utilizado por una de las mujeres de la asociación que ha conseguido rehacer su vida, mientras que los otros dos se subastarán para así poder realizar mejoras en la ecoaldea de la asociación. Pero, ¿cuánto podría conseguirse por estos tres vestidos que en su día fueron calificados como excesivos?
Desde la firma Rosa Clará, la encargada del diseño de estos trajes, aclaran que estos fueron regalados a la modelo para el día de su boda, como también hacen otras marcas. En este sentido hay que recordar que la boda de López y Carrillo se convirtió en uno de los eventos del año por lo que la publicidad de la marca estaba asegurada.
Asimismo explican que los trajes son propiedad de la modelo, por lo que sería ella la que tendría que ponerle precio a los mismos. A ello hay que añadir que los trajes eran exclusivos por lo que el precio podría verse incrementado.
No obstante, a pesar de que fueron diseñados a medida, lo cierto es que uno de ellos, el de su ceremonia, podía adquirirse en una de sus tiendas en Madrid por valor de 2.990 euros ya que se realizó en base a un modelo y a partir de ahí se hicieron modificaciones.
Guiño al tenis
Se trata del modelo Dulcinea, un vestido confeccionado con un brocado de primera calidad y bordado con adorno de vainica. El vestido tiene la posibilidad de hacerlo sin manga o con mangas de encaje, como así optó Carrillo dándole un toque romántico. Asimismo, el vestido llevaba un lazo en la parte frontal que la novia prefirió quitarlo.
El segundo de los trajes fue utilizado por Carrillo para el inicio del convite. Éste era un guiño al mundo del tenis, profesión de su ya exmarido, inspirándose en las tenistas de los años 40-50. El vestido estaba hecho en tul de seda natural con aplicaciones de vainicas, simulando los plisados de las faldas que se llevaban en aquella época.
En cuanto al tercer traje fue utilizado para el baile. En este caso el vestido era de corte sirena con pedrería en tonos marfil e hilo de plata con un espectacular escote en la espalda.