Cuando a mediados del pasado mes de febrero, a Penélope Cruz (42) le preguntaron por qué todavía no había acudido a El Hormiguero, la actriz contestaba que “seguramente por timidez”. No obstante, confirmó que iba a ir a hablar del documental que estaba rodando sobre la leucemia infantil. “Tenemos un buen plan para hacer algo bonito”, confesó.
Y así fue. La primera parte de su entrevista estuvo dedicada a promocionar su documental junto a dos pequeños que han conseguido superar la enfermedad. “Mi vida cambió cuando me metí en la casa de Lucas, un niño con leucemia. Vi a un ser que tenía siete años, contándome todo lo que había pasado desde los cuatro años, el calvario, y tuve una idea clara: hacer este documental para contar lo que sentía con estas familias”, explicó la actriz.
La noche de los Oscars me puse a tomar un plato de lentejas cuando ya iba vestida
“Pasé tres años con otras familias. Es un tsunami que puede con todo. No pueden besar a un hermano, a una madre. Es muy salvaje. Tenía claro junto a Viceroy y la fundación, que necesitaba ese tiempo sola y empaparme de esas vivencias. La gravedad de la falta de investigación en el cáncer infantil”, añadió Penélope, que no se olvidó de informar que el proyecto estaba financiado por la conocida marca de relojes.
Después, tras participar en un juego con chocolate con los pequeños, Cruz volvió a la mesa junto a Pablo Motos (51) para recordar el momento en el que recogió el Oscar por Vicky, Cristina, Barcelona, hablar de sus futuros proyectos profesionales y revelar alguna que otra curiosa anécdota.
“Recuerdo un pasillo y no sabía si me dirigía a Marte o a donde. Fue muy fuerte. Me gustaría volver a vivirlo para saber qué pasó. Mi familia me cuenta qué pasó y yo no recuerdo nada. Y lo ridículo es que al día siguiente tuve que trabajar a las ocho de la mañana”, comentó la actriz, que recordó que ese día “me puse a tomar un plato de lentejas cuando ya iba vestida”.
¿Una persona normal?
Tras esto, las hormigas Trancas y Barrancas quisieron comprobar si Penélope seguía siendo una persona normal con una serie de preguntas. “¿Has tirado camisetas de Javier Bardem sin que lo sepa o has hecho trapos con ellas?”, preguntaron. “No. Porque las camisetas viejas, las más grandes, me las quedo yo”, confesó.
La actriz también contó que ha intentado meter embutidos en Estados Unidos, pero que dejó de hacerlo para no meterse en problemas. “Lo intenté, me metí en problemas y lo dejé. Te lo quitan y por poco te meten en un calabozo. No puedes pasar allí jamón ni nada. Lo hemos hecho y nos han pillado”.
No obstante, la anécdota que más llamó la atención fue cuando las hormigas le preguntaron si alguna vez había hecho una paella para sus amigos en Estados Unidos y se ha callado si le ha salido regular. “Pues sí. Aunque con los que les tengo engañados es con el plato de los huevos rotos, que creen que es dificilísimo y a mí me enseñó el truco Lucio. Es con el plato con el que me tiro el rollo de que cocino muy bien”.