La novia de Feijóo se irá a vivir al palacio presidencial
Eva Cárdenas, embarazada de cuatro meses, abandonará en breve su chalet en La Coruña.
27 septiembre, 2016 00:56Noticias relacionadas
A cada victoria, su estilo de vivienda. La mayoría absoluta del PP en Galicia lleva pareja una mansión construida como vivienda presidencial en 2001 sobre una colina. A la victoria más ajustada del PNV en Euskadi llega con un chalé adosado en Durango al que se mudó el año pasado el lehendakari.
Alberto Núñez Feijoó (55) seguirá viviendo en el Palacio Montepío, en Santiago de Compostela, en una mansión edificada en un terreno de cinco hectáreas. El arquitecto Manuel Gallego Jorreto fue el responsable del proyecto, del que contaba algunas dificultas: "Montepío no podía ser Versalles. Lo difícil era hacer una casa que no fuera representación de poder sino que representara a los gallegos". A Montepío lo llaman La Moncloa gallega por sus dimensiones y sus aires de grandeza.
Mientras, en el País Vasco las cosas van al revés. En noviembre de 2015 Iñigo Urkullu (55) decidió abandonar el Palacio de Ajuria Enea, el destinado a vivienda del lehendakari, para trasladarse a su domicilio familiar, en Durango. Quiso volver al chalé adosado en el que había vivido antes de ganar las anteriores autonómicas porque consideraba que le permitía estar más cerca de su familia.
Allí ha vivido toda su vida junto a su esposa, Lucía Arieta-Araunabeña, y sus tres hijos veinteañeros y sus dos perros. Los URkullu, Kerman (27), Malen (25) y Karlos (24) tenían su vida montada en Durango y no fue fácil cambiarlo todo. Algo parecido hizo su antecesor en el cargo: Patxi López dormía los fines de semana en Bilbao para poder pasar tiempo con su familia. El actual lehendakari no pudo resistir la presión y volvió a casa.
Urkullu se casó con su novia de toda la vida, la hija de Arieta, jugador del Athletic, a quien había conocido en la escuela de Magisterio. Discreta hasta la médula, Arieta-Araunabeña nunca quiso abandonar su hogar conyugal y la falta de adaptación de Urkullu al palacio de Ajuria Enea fue precisamente por su mujer.
Quien estará lejos de su familia si las cosas no cambian es el presidente de la Xunta. Su pareja, Eva Cárdenas (51), que está embarazada de cuatro meses, vive en su propia casa, situada en otro municipio incluso. La vivienda de esta especial primera dama está en una urbanización a las afueras de La Coruña.
Es un chalé individual, de corte moderno, blanco y con jardín. La decoración de la casa "es la envidia de sus amigas", comentan quienes han estado en la vivienda. Porque Cárdenas está al frente de Zara Home, la división de Inditex dedicada al hogar, y "su casa desprende esa imagen 100%".
Cárdenas es una mujer poderosa dentro de su empresa, amiga íntima de Pablo Isla, presidente de Inditex, y de Amancio ORtega, su fundador. Empezó a salir con el presidente de la Xunta en 2013 aunque no se han mostrado en publico más que en dos ocasiones. Porque como dicen sus allegados, ella "es discreción total, como Amancio".
La situación personal de la pareja presidencial gallega está dando que hablar en la región, puesto que son muchos que se preguntan si Cárdenas abandonará su moderna casa para trasladarse a la residencia presidencial. Sobre todo una vez haya tenido al bebé, que se espera para febrero.
La especial primera dama gallega podría mudarse a Montepío, la vivienda del presidente. Se trata de un complejo arquitectónico moderno, sí, pero destinado a un hombre que lo habita solo desde que llegó a la Xunta. Si terminan viviendo juntos, cosa del todo probable -"Eva tiene que mudarse, lo sabe", comenta una persona de su círculo-, puede que la alta ejecutiva le dé otro toque a la casa.
Ya lo ha hecho con la imagen de su pareja. Núñez Feijóo se ha cambiado hasta la montura de las gafas. "Desde que están juntos a él se le ve más moderno, más natural, con una imagen más alejada del rajoyismo", indica una amiga de la pareja. Si Cárdenas es la nueva inquilina de Montepío, la casa se someterá también algunos retoques.
Lo que no sucedió en el palacio de Ajuria Enea, a donde se mudó Urkullu y donde no se terminó de adaptar. Ese es el motivo que esgrimió para volver a casa, un gasto que costó al erario público más de 24.000 euros en obras en la base de la Ertzaintza cercana a la vivienda del presidente para adaptarla a la presencia de sus escoltas.