La Veneno, el cadáver más solo de España
El final de la vedette ha sido un caso digno de haber aparecido en la portada de la revista 'El Caso'.
20 noviembre, 2016 02:29Noticias relacionadas
Como buena amante del show, La Veneno se ha cubierto de gloria hasta para despedirse de sus seguidores. Murió como las grandes divas del mundo del espectáculo, haciendo mucho ruido y dejando muchas dudas en torno a cómo era su vida en los últimos días y a cómo sucedieron los hechos aquel último día en su casa. Ha pasado ya más de una semana desde que la vedette muriera y su caso sigue coleando. Su cuerpo, solo, sigue esperando en el tanatorio a la espera de nuevas noticias.
Parecía que la angustia en torno a esta historia terminaría el sábado pasado. La autopsia determinaba que la muerte había sido causada por un accidente doméstico y estaba todo preparado para que el cuerpo fuese enterrado en Adra. Ella nunca regresó a su pueblo natal en Almería debido alos malos momentos por los que pasó, pero la familia quería que descansara bajo sus tierras.
Como en los buenos guiones, un giro inesperado paralizó todo. Una orden judicial frenaba el entierro y paralizaba todos los preparativos en torno a su despedida. A La Veneno se le realizaría una segunda autopsia para corroborar el resultado de la primera después de que la familia denunciase negligencia por parte del Hospital Universitario La Paz. Desde ese momento, el cuerpo de La Veneno se encuentra en Madrid, solo y sin noticias de cuándo podrá ser enterrado o incinerado.
Cristina o Joselito
La verdadera vida de La Veneno, borrada de un plumazo. La familia quiere olvidar todas las calamidades por las que ha pasado Cristina en estos últimos años de su vida. Desde que saliese de Adra, Cristina ya no era la misma para ellos. Por eso muchos de sus hermanos se siguen refiriendo a ella como Joselito. Quieren que su cuerpo regrese a su tierra, entre las palomas y los pollitos con los que jugaba de pequeño. Incomprendida hasta muerta.
Y es que La Veneno siempre ha sido una incomprendida. Por mucho transeúnte que se pasease por su casa, ella siempre estuvo sola en este caminar de la vida. De la nada muchos se quisieron aprovechar y, aunque ya se haya ido, siguen apareciendo cucarachas por aquel piso en pleno barrio de Tetuán. Y no hablamos de animales de más de cuatro patas.
No podía regresar al pueblo donde existía una vida demasiado retrógada para todo lo que que había vivido Cristina en Madrid. Adra se le quedaba pequeño para la vida de focos y alfombras que ella siempre había soñado. Pero en Madrid tampoco se rodeó de buenas compañías. Durante los últimos días he podido conocer a su entorno, que todavía se pasean por su casa para ver qué pueden sacar de allí. Todos aseguran conocerla desde hace más de una década y, sin embargo, nadie agarraba su mano cuando se intentó suicidar en más de una ocasión.
Como estuvo en vida está ahora. Muchísimas cámaras rodean el caso. El foco mediático está en torno a su nombre. Muchísimas personas están ganando dinero a su costa. Pero ella espera sola en una cámara en el Tanatorio Norte de Madrid. De nuevo, sola e incomprendida. La familia no quiere que sus amigos fuesen a verla a un velatorio. Se la quieren llevar a Adra aunque su última voluntad fuese ser incinerada y que sus cenizas se esparciesen en el Parque del Oeste de Madrid. El cuerpo se ha pasado en la última semana, desde que se conociese su fallecimiento, del anatómico al tanatorio, del tanatorio al anatómico y otra vez de vuelta.
Sus recuerdos, a la venta
Mientras, su casa se queda vacía. Aquel piso es ya muy diferente al que nos podríamos haber encontrado hace apenas un mes. Una casa repleta de cuadros, de vestidos con historia y zapatos que podrían haber contado más de una batallita. Como si de una casa que se preparase para una mudanza, han desmantelada cada uno de los rincones posibles. Exprimida hasta después de muerta.
Alin (24 años), su actual novio procedente de Rumanía, fue el primero en ser señalado como el presunto culpable. Él nos contó su historia en primera persona para que se entendiera mejor en qué condiciones vivían como pareja. Sin recursos para comer, vivía en la indigencia entre suciedad y bichos. Ha aprendido que los bienes materiales de La Veneno valen dinero y hay gente dispuesta a pagar por ellos más de lo que se imaginaba. Lo que al principio comenzó como un juego entre Alin y los fans ha terminado siendo un negocio. Tanto, que ha llegado a vender el cepillo de dientes de la vedette por cinco euros.
En un piso desvalijado que quiere reconvertir en una casa okupa metiendo en cada rincón a algún que otro sin papeles que le dé algo de dinero a final de mes, Alin se rodea de lo peor de cada casa. Personas que le sacan información para después contárselo a las televisiones. “Si cae un Deluxe, bienvenido sea”, se escucha entre esas paredes de las que ya no cuelgan los cuadros de La Veneno. También han sido vendidos.
Una calle en Chueca
Este domingo a las 19:00 horas se celebra en Chueca un acto rememorativo en el que se reunirán los seguidores de La Veneno para rendirle homenaje. La asociación Arcópoli le pide a la familia que cumpla el último deseo de Cristina y que el Ayuntamiento de Madrid le ponga una calle en el barrio de Chueca a la vedette que supuso toda una revolución en los años 90.
En dicho acto, los asistentes pretenden rellenar un libro de peticiones y sentimientos para después entregárselo a los familiares de Cristina. Quieren así hacerles comprender el cariño que La Veneno había dado a la ciudad de Madrid y lo importante que fue su aparición para un colectivo. Piden así que se le ponga una placa en su honor en el Parque del Oeste, donde Cristina pasó noches de calor y de frío.
Mientras unos gritan y otros se encierran en sus casas ante el miedo de las cámaras de televisión y los micrófonos que les acechan, La Veneno sigue esperando a que alguien le diga qué pasó aquella madrugada de sábado. Si bien la primera autopsia determinó que la artista se dio un fatídico golpe en la cabeza después de haber ingerido somníferos y alcohol, la familia quiere saber qué le provocó tantos moretones por todo el cuerpo. El novio niega que se peleasen y asegura que Cristina se caía mucho. Afirma, a pesar de esto, que cuando se fue de casa dejó la puerta abierta, con Cristina durmiendo, porque no tenía llaves. Un caso digno de haber aparecido en la portada de la revista El Caso.