Pocas noticias me han impactado tanto como la publicada el pasado miércoles por la revista Lecturas. "Belén Esteban (43 años) y Miguel Ángel Muñoz (33), su pasado secreto: Vivieron una corta, pero intensa pasión". ¡Ay mi madre! Bueno, pensándolo mejor, peor hubiese sido que el protagonista de esta historia fuese el otro Miguel Ángel, el Silvestre (34). Da igual, el susto es el mismo.
Devoro la historia y me quedo perpleja. La ex de Jesulín de Ubrique (42) y Miguel Ángel tuvieron un rollito en Cancún. Es decir, que no solo se ligó al buenorro de turno, sino que además fue en un enclave paradísiaco. ¿Pero qué significa este momento? Porque, seamos sinceros, el mero hecho de imaginarnos a la colaboradora y al actor dándose un beso nos pone los pelos de punta. Y yo me pregunto, ¿por qué al pensarlo me parece repulsivo? Pues por lo de siempre, amigos. Porque los guapos se reproducen entre ellos y los feos, pues lo mismo. Y sí, enfadaros y ponerme verde, pero es verdad y lo sabéis.
Eso sí, el día que Brad Pitt (52) se líe con Rossy de Palma (52), yo rectifico. Aunque ya no es solo el físico. Desde su fallida relación con el torero que encandiló a media España con su toa, toa, toa, te necesito toa, Belén apostó por un perfil de hombre menos mediático, como más de la plebe, que diría Tamara Falcó (35). Aquí se incluyen, Óscar Lozano (empresario de la noche), Dani Dj (seguro que adivináis su profesión), Fran Álvarez y Pedro Jesús González (24), ambos camareros, y el último, pero no el definitivo, Miguel Martín, conductor de ambulancias.
Todos ellos tienen algo en común. Hombres trabajadores de clase media que huyen de los focos. Bueno, Óscar Lozano y Dani Dj son la excepción que confirma esta regla. Pero vaya, que por parte de Miguel Ángel Muñoz, tampoco me cuadraba la historia. El actor ha salido con dos auténticas bellezas como son Mónica Cruz (39) y Manuela Vellés (29). Ambas del mundillo de la actuación. Y aunque podríamos considerar la caída de párpados de Belén alguna forma rara de performance, no me vale. De lo de la belleza, prefiero no hablar. ¿Todos habéis visto a la colaboradora de Sálvame no? Pues eso.
Vale, analizados sus pasados amorosos, solo me queda una opción. Iban borrachos. Y ya se sabe que el alcohol no lleva a nada bueno, y menos por la noche. Ahí ya sí que pude imaginarme la situación. Mojito, mojito, mojito, conga, mojito, bachata, mojito, chupito, conga, salsa, mojito, chupito, mojito y labios de Miguel Ángel sobre los de Belén y viceversa. Vale, ahora sí me cuadra todo.
Sin embargo, cuando ya había pedido cita para una sesión de urgencia con mi psicóloga (vosotros veréis lo que me ponéis luego en Twitter, que estoy muy loca), Belén se pronuncia sobre el tema y sus palabras son música para mis oídos: "Es mentira. Yo nunca tuve un romance con ese muchacho. Yo era amiga de la madre y a mí se me ha visto con él, pero nunca he estado con ese chico. Yo a este muchacho no le quiero hacer daño porque él tiene su vida y yo la mía". ¡Aleluya! Lo mejor que me ha pasado desde que Mercadona pusiese la máquina para hacer zumo en la sección de frutas, ¿dónde si no?
Y sí, mis palabras pueden ser duras, pero no me creo que ninguno de vosotros viese tan normal que MAM y Belén se liasen. No pegan ni con cola, que dirían en el patio de un colegio. Ni ahora, ni nunca. Esta pareja jamás, repito, jamás tuvo nada. Amigas, podéis volver a poner los pósters de él en vuestras habitaciones. Marujas, podéis seguir admirando a Belén por ser fiel a sus principios amorosos. Uf, qué sustos nos da la prensa rosa a veces. ¡Qué sustos!