El Cervantes viudo:"Bondadoso, inteligente y guapo", así lo piropeaba su mujer
Divorciado y con dos hijos, empezó una relación tardía con la actriz Rosa Novell, quien falleció en marzo de 2015 por un cáncer de pulmón.
1 diciembre, 2016 02:11Noticias relacionadas
"Es el hombre de mi vida, el mejor y lo mejor que me ha pasado. Es mi hombre. No hay otro". Así hablaba la actriz Rosa Novell de su pareja, el escritor Eduardo Mendoza (73). Lo decía en una entrevista unos meses antes de morir víctima de un cáncer de pulmón. La enfermedad le fue arrancando la vida a trozos y, valiente y descarada, luchó hasta el final. Con ella recogió el escritor el Premio Planeta de 2010, y sin ella deberá recibir el Premio Cervantes con el que acaba de ser galardonado.
Será una alegría amarga la de Mendoza, que vio cómo su mujer perdía la vida en marzo de 2015. Un año antes, en 2014, la actriz se subía a los escenarios para representar la obra El último encuentro, de Sándor Márai, a las órdenes de Abel Folk, donde ya sin visión por la enfermedad, interpretaba a una ama de llaves ciega. El teatro llenó cada día, la platea terminaba en pie y el libro se agotó en las librerías.
Novell y Mendoza empezaron a salir ya de mayores, cuando él era un escritor consagrado y ella una dama del teatro. Hijo de un fiscal y un ama de casa, se crió en la zona alta de la ciudad, estudió en colegios religiosos y se formó como traductor, profesión que le llevó a trabajar de intérprete en la ONU cuando era joven. Decidió volver a Barcelona y compaginó la traducción (seguía trabajando en Viena y Bruselas) con la escritura.
Se divorció de su primera mujer, con al que tuvo dos hijos, y cambió hasta de barrio. Pasó de vivir en San Gervasio, zona noble de la capital catalana, para mudarse al Eixample, junto a la Casa de les Punxes, un apartamento de unos 100 metros cuadrados en una finca regia. Entonces empezó su relación con la actriz, venerada en Cataluña, conocida por su fuerte temperamento, típico de una prima donna.
Con ella se subió incluso a los escenarios, dejando de lado esa timidez casi enfermiza que todavía hoy le provoca el sonrojo. "Bondadoso, inteligentísimo, con un gran sentido del humor... y más guapo aún que hace 30 años", decía Novell en la citada entrevista, "cuando me iba quedando ciega -primero fue un ojo, luego otro, dos semanas- le miraba y pensaba: 'Quiero recordar cómo eres'".
El funeral por Rosa fue multitunidario y entre quienes dijeron algunas palabras estaba su hermano, Queco Novell, conocido por interpretar papeles cómicos en la serie sátira Polònia! de TV3. Sus imitaciones de Mariano Rajoy y del rey Felipe VI bien valen unas risas.
"Ha sido un viaje de aprendizaje", pronunció Mendoza en el entierro de su mujer, "donde Rosa mostró sus mejores caras. Todo y que era una persona de carácter vehemente, precisamente nada sumisa, ha ido apareciendo la tranquilidad, la paciencia, la dulzura. Por todos los centros por los que ha pasado, ni siquiera cuando la sometían a tratamientos dolorosos, no ha dejado de dar nunca las gracias".
Un agradecimiento que el autor de La ciudad de los prodigios, El laberinto de las aceitunas y Sin noticias de Gurb tendrá sin duda para la que fuera su mujer hasta hace pocos meses. Solo se enfrentará a uno de los premios más importantes que puede recibir un escritor en lengua hispana.