Ningún olor a ibéricos, ni a vino, ni siquiera la música de su 'dueño' estaba presente. Es lo que ocurre cuando aún son las diez y cuarto de la mañana y entras a desayunar en El Rincón de Bertín, situado en la madrileña calle de la Cruz. "Sus canciones no las ponemos hasta las doce del mediodía, porque todavía es pronto y puede haber gente durmiendo", explica con humor Juan José, quién atiende a EL ESPAÑOL desde el otro lado de la barra. Tampoco ha llegado la repostería para el desayuno, un punto que hizo que un par de jóvenes y hambrientas clientas que se asomaron por la puerta a preguntar se dieran media vuelta. "Es que la bollería que nos han traído hasta ahora no era buena, hoy traen la nueva", puntualiza Juan José.
El local del cantante apenas lleva un mes abierto en la capital, después de que el primero que inauguró en Valladolid solo permaneciera activo siete meses. "Ése era la mitad que éste, era demasiado pequeño", dice el barman, "podríamos decir que ahora nuestra taberna es la 'sede central'". Y como no podía ser de otra manera, el propio Bertín Osborne (62 años) estuvo en la apertura del sitio a mediados de diciembre, "fue muy amable con todos los empleados y se sacó fotos con todos", explica Juan José mientras acerca a la barra el marco digital en el que se muestran las imágenes del 'galán' junto a los sonrientes trabajadores de su 'rincón'.
Además de enseñar la 'prueba' de que Bertín estuvo allí, Juan José nos extendió la carta de tapas. Más que la lista de lo que se puede tomar en el lugar, parecía el reverso de cualquier disco del cantante. En ella leíamos: Algo contigo, Sabor a México, Dos corazones y un destino, Buenas noches señora... Las tapas llevan los nombres de sus canciones más famosas y saben, entre otros, a carpaccio de gamba con crujiente de pistachos, a berenjenas en tempura con miel y soja, o a cecina de León con aceite de oliva.
Aparte del sabor ibérico que inunda la carta, lo que nos hace recordar insistentemente que estamos en el bar del presentador de Mi casa es la tuya, es la veintena de fotografías que cuelgan de las paredes. Desde el Bertín más joven y conquistador que se aventuraba en el mundo de la canción hasta el 'galán' más actual junto a su inseparable Arévalo, sin dejar de lado las imágenes en las que muestra su gran pasión por los caballos - animal cuya silueta aparece en el logo del local.
La hora punta de El rincón de Bertín es el mediodía y el anochecer. El local se llena de señores que acuden a degustar el sabor ibérico, de treintañeros que buscan resguardarse del frío de la capital y de señoras de la quinta del cantante que se declaran seguidoras fieles de su música. A la franquicia madrileña, a pesar de llevar abierta unas pocas semanas, se le augura mejor futuro que a la vallisoletana, ya que gracias a poseer chef propio está en continua renovación de la carta y el diseño del lugar es más actual que el que ofrecía el local de Valladolid.
No es el primer negocio que emprende el presentador de Mediaset relacionado con el producto gastronómico de la tierra. El nombre y la imagen del cantante están en envoltorios de jamón ibérico, lomo ibérico, chorizo, salchichón o incluso caldo de pollo que forman parte de Bertín Osborne Selección y que podemos encontrar en casi cualquier supermercado. Esta gama de alimentos son su sustento para financiar la fundación que lleva su nombre, dedicada a mejorar la vida de niños con enfermedades cerebrales y de la que es vicepresidenta su mujer Fabiola (44).
Aunque su marca de alimentos ibéricos se mantiene estable, no ocurrió así con sus vinos. El producto salía de la bodega situada en La Rioja Alavesa y tenía Denominación de Origen Calificada Rioja, pero las pérdidas constantes, calculadas en 50.000 euros, hicieron que el intérprete decidiera ponerla en venta.
Pese a que haya fracasado con su aventura 'entre viñedos', el presentador no puede quejarse de su situación económica - no debería, al menos. Porque por cada episodio que graba de Mi casa es la tuya cobra más de 12.000 euros. Un sueldo que no se puede degustar en tapas pero que da para miles de ellas en su taberna madrileña.