La calurosa mañana en la que José María Ruiz-Mateos murió en El Puerto de Santa María, Adela Montesdeoca (25 años) lloraba en silencio en su residencia de Chicago. Sabía que el fallecimiento de su padre conseguiría entorpecer, más si cabe, el procedimiento iniciado para que se le reconozca como hija legal del empresario. Estaba en lo cierto. No se equivocaba al pensar que su batalla legal se iba a convertir en una auténtica pesadilla. Con la evidencia, además, de que el sistema judicial español sigue sangrando por heridas que no cicatrizan.
Lentitud, dilación e inconexas resoluciones que, tres años después, provocan que madre e hija permanezcan en un limbo judicial frustrante e inestable: "Estoy francamente agotada. No entiendo cómo es posible que todo sea tan lento, tan inevitablemente doloroso. Yo quiero que se reconozcan mis derechos, que me dejen saber quién soy y quién es mi padre. Sé que las lágrimas que derramo ahora son las que también lloró mi madre cuando él se despreocupó de nosotras. Por eso, por la dignidad de ella y por la mía propia, voy a luchar activamente hasta el final. Para bien o para mal, soy una Ruiz Mateos más y no pararé hasta que se demuestre", declara Adela a EL ESPAÑOL con la voz entrecortada.
El suyo es un drama que le quita el sueño y que le produce ansiedad, estrés y una gran preocupación. Ese temor inexplicable que también perfora la tranquilidad de su madre, Patricia, que maldice el día en el que se dejó embaucar por Ruiz-Mateos: "Lamento profundamente que mi hija lo pase mal. Es muy injusto que ella esté pagando por la relación que tuve con ese señor. Ojalá hubiera venido al mundo en otras condiciones. Me siento engañada, triste y desamparada pero con ganas de seguir combatiendo", confiesa a este periódico.
El pasado martes, 31 de enero, se tenía que haber celebrado el juicio en el que se dirimía su demanda de paternidad, como ya informó EL ESPAÑOL, pero el juzgado de Primera Instancia número 2 de Pozuelo de Alarcón (Madrid) lo tuvo que aplazar para el próximo 6 de junio. El motivo: ninguno de sus hijos ha accedido a hacerse la prueba de ADN.
No será fácil. El juicio para luchar por el reconocimiento legal de la paternidad, señalado para el día 31 de enero, fue aplazado al próximo 6 de junio, como ya informó este medio. Un retraso empujado por la ausencia de respuesta de Teresa Rivero a la petición de exhumación del cadáver de su marido para practicársele una concluyente prueba de ADN. La misma arrojaría, sin ningún género de dudas, la vinculación biológica real entre el fallecido y la demandante. Tanto es así que, siendo consciente de la utilidad y pertinencia de la prueba, el Fiscal se adhirió desde el primer momento a la petición formulada a la que, eso sí, los hijos del empresario se han opuesto frontalmente: "Es la estrategia que llevan siguiendo desde el principio. Saben cómo deben actuar para retrasar a la justicia y provocar que mi cliente y su madre cesen definitivamente. Ellas viven en Chicago y cada dos por tres son citadas para, posteriormente, suspender las vistas. Pretenden que se arruinen y que dejen de luchar por sus intereses", comenta Teresa Bueyes, la abogada de Adela.
La letrada está convencida de que nadie del entorno familiar duda de la filiación de la joven. Incide en que Begoña, hija del empresario, llegó a tender un puente a la esperanza, reconociendo incluso el parecido físico entre ambos: "Aunque tuvo que claudicar con el deseo de su madre y negar, después, cualquier muestra de apoyo. Es la familia más hipócrita que he conocido nunca. Muchos de ellos forman parte del Opus Dei y de los Legionarios de Cristo, lo que evidencia eso de que 'A Dios rogando y con el mazo dando'. Solo les importa el dinero".
Y no es de extrañar. Se calcula que Ruiz Mateos dejó 5.000 millones de euros a sus descendientes. Una fortuna que deberían repartir con Adela y que justifica el alto nivel de vida de la familia. "Siguen viviendo en mansiones con multitud de personas de servicio y llevando a sus hijos a los colegios más caros de España, mientras que sus testaferros están en la cárcel. Nadie sabe dónde está el dinero, pero los afectados por los pagarés de Rumasa siguen preguntándose qué pasa con lo suyo. Es una pena que haya una justicia para ricos y otra para pobres", insiste Teresa Bueyes que, desde su despacho de la calle Velázquez, admite sentirse esperanzada y confiada en que la justicia fallará a favor de su cliente: "Existen sentencias del Tribunal Constitucional que determinan la necesidad de hacer la prueba de ADN a través de la exhumación. Es la prueba clave y determinante que permitirá determinar la verdadera filiacion de Adela. Estoy convencida que la juez resolverá a nuestro favor . Es triste que sus hijos prefieran desenterrar el cadáver de su padre antes que hacerse ellos una simple prueba de ADN".