Comenzó a consumir cocaína con sólo 17 años, pero no ha sido hasta casi 30 años después cuando Alonso Caparrós (46) confesaba de qué manera le había afectado su adicción a las drogas. "Sentí la muerte reflejada en un espejo", señalaba el sábado ante un atónito Jorge Javier Vázquez (46) durante el estreno de Sábado Deluxe.
Y es que era este espacio el elegido para que el hijo de Andrés Caparrós se desahogara y reconociera que su dependencia a las drogas había sido enorme. "Soñaba con montañas de cocaína", explicaba no sin cierto pesar.
Las razones que llevaron al presentador a hacer públicas sus adicciones en el pasado se deben a su intención de que la familia de su mujer, Angélica -encargada por cierto de defenderle durante su estancia en Gran Hermano VIP- conozca "con quién se ha casado".
Las confesiones no quedaban ahí. Caparrós reconoció que llegó a consumir "lo suficiente como para matar a siete caballos. No te lo puedes imaginar. No había fin, hasta que mi cuerpo no podía más".
"Era para morir. Luego vinieron los episodios de ver la muerte aquí cerca, porque tu cuerpo cada vez aguanta menos y se va rindiendo", reconocía sin tapujos.
Tampoco le dolieron prendas al afirmar que, en alguna ocasión, justo cuando presentaba el concurso Furor, consumió antes del programa y tuvieron que atarle a la silla para que los temblores no se notaran. En otra ocasión, su familia tuvo que ir a buscarle "a puticlubs a las 6 de la mañana".
Su salida de las drogas fue dura, tanto que tuvo que acudir a la célebre clínica López Ibor. "Estuve dos veces ingresado y los tratamientos me dejaban con fuertes dolores, tanto que al acabarlos aparecía babeando", comentaba en referencia al electroshock.