Hace una semana la hija de Soraya Arnelas (34 años) tuvo que ingresar de urgencia en el hospital. La cantante dio a conocer la noticia a través de sus redes sociales y cada cierto tiempo ha ido dando información sobre cómo avanza el estado de salud de su pequeña Manuela de Gracia.
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Sin embargo, el misterio que todavía quedaba sin resolver después de 6 días era el porqué del ingreso de la primogénita de la triunfita. Soraya ha contado al fin lo que le ocurre a su hija: "La semana pasada empezó vomitando muchísimo, que eso en alguien tan pequeño es peligroso porque se deshidrata. Manuela es intolerante a la proteína de la vaca y la lactosa y creímos que eso le había generado los vómitos, pero no cesaban. Y vieron que tenía infección de orina, así que le miraron los riñones, pero no tenía fiebre, que es algo que suele ir ligado a una infección tal. Así que presentaba un cuadro raro y han estado haciéndole pruebas todo este tiempo para ver qué podía ser".
Llevan ya siete días y aún se desconoce el origen del malestar de la niña, pero al menos sus progresos son evidentes y ya se encuentra mejor: "Ya está bien, por lo menos no vomita, que es lo importante. Además, se ha regularizado todo y ya las pruebas de los riñones están bien, el análisis de sangre está bien y la infección también ya ha desaparecido", afirma con tono de alivio la cantante.
Soraya desea que "hoy sea el día en el que, con un poco de suerte, puedan volver a casa". Porque, pese a que nada más nacer algunos usuarios la calificaron de mala madre por salir a cenar con su chico, la extremeña no se despega de su hija: "No me voy a ir a mi casa hasta que se cure, obviamente", explica tajante.
Hacia las once de la noche de este lunes la cantante abandonó el hospital para descansar unas horas en su casa, ya que a primera hora de este martes tenía una reunión de trabajo -porque su gira está a la vuelta de la esquina-. Su novio, el modelo Miguel Ángel Herrera (28), y los abuelos de la pequeña se quedaron en el centro sanitario a su cuidado, pero la propia Soraya contaba que nada más terminar sus labores acudiría al hospital de inmediato "para comerse a besos a su 'muñequita'".