Pasaban las 10 y cuarto de la noche cuando Manel Navarro (20 años), representante de España en el Festival de Eurovisión, hacía su entrada estelar en el escenario de Kiev. España lo tenía difícil ya antes de empezar, pues todas las encuestas colocaban a nuestro país en la última posición. Sin apenas opciones y tras una actuación sin grandes sobresaltos, la presión y los nervios han podido finalmente con Navarro en los últimos segundos de su actuación.
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La puesta en escena tenía escaso contenido: Navarro aparecía en los primeros acordes de espaldas, con una camisa de flores y acompañado de tres músicos, todos ellos cobijados bajo la imagen de la Península a tamaño gigante. Con las palmeras virtuales como única decoración, llegaba el turno del estribillo y de una furgoneta roja, cuyo destino bien podría ser Miami en lugar de las playas del Mediterráneo.
"Do it four your lover...", cantaba un Manel mucho menos cohibido que en los ensayos que tenían lugar esta misma semana en Ucrania y en los que su camisa demasiado abierta le había robado todo el protagonismo. En esta ocasión, al menos, dejó a un lado su timidez y trató en todo momento de jugar con la cámara, en un intento por seducir a los millones de personas que en ese momento tenían su mirada clavada en él. Lo más destacado de la actuación, sin embargo, no fue esta vez su camisa, sino los tonos desafinados en el momento de mayor énfasis de la canción, que enseguida provocaron un aluvión de críticas -y memes- en las redes sociales.
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La escasa animación por parte de Navarro y su coro -quienes el único movimiento que hicieron sobre el escenario fue el de flexionar las piernas arriba y abajo al ritmo de la música- se intentó paliar con una sucesión de tablas de surf de colores y sombrillas en la arena proyectadas sobre la pantalla gigante. Manel y los suyos, eso sí, hicieron de surfistas por unos segundos a fin de darle algo más de credibilidad a la ristra de imágenes que se sucedían a sus espaldas.
La mínima innovación con respecto a los ensayos le ha colocado a la cola de la clasificación general, como les ha sucedido a otros míticos representantes de nuestro país en el Festival de Eurovisión, como a Remedios Amaya y Lydia.
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