Aquellos que piensan que el Festival de Eurovisión se rige por la política han recibido una sonora bofetada de realidad esta noche. Portugal, un país históricamente maltratado en el certamen y cuya mejor posición hasta ahora había sido un sexto puesto, se coronó anoche como ganador gracias a la intimista balada de Salvador Sobral Amor pelos dois.
Una victoria con un gran significado ya que el festival vuelve así a sus orígenes priorizando la música por delante de las puestas en escena. Sobral no necesitó más que su voz y su brillante interpretación para convencer a Europa de que su propuesta era la mejor de la noche.
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Sobral arrebató así la victoria al gran favorito de las casas de apuestas, Italia y a Bulgaria, que durante la noche subió hasta la primera posición en las apuestas y hasta el último momento le disputó el triunfo a los lusos. Portugal consigue además la mayor puntuación histórica del festival con 758 puntos.
Con la victoria de Portugal se cumple una teoría que se había compartido los últimos días por redes sociales que decía que los lusos ganarían Eurovisión ya que el anterior país que ganó el festival en Kiev, Grecia, también ganó la Eurocopa un año antes.
La victoria de Sobral se produce además el mismo día que se cumplen cien años de la aparición de la Virgen de Fátima por lo que la prensa portuguesa ha hablado de Salvador como un auténtico milagro.
El drama de Sobral
Un milagro que estuvo a punto de no producirse debido a los problemas de salud de Sobral. El cantante se encuentra actualmente en la lista de espera del sistema sanitario portugués aguardando una esperada intervención. De hecho, el cantante no pudo ensayar tanto como sus compañeros. Su hermana, incluso, tuvo que sustituirle durante los primeros días, por lo que su actuación final en Kiev estuvo en duda hasta el último momento.
"Tiene un problema muy grave de corazón y ya hay una lista de espera tremenda. Además de este problema, el tiempo juega a su contra. Hay mucho miedo", afirman fuentes cercanas al cantante desde el citado medio. "Necesita un donante de manera urgente. No tiene mucho tiempo, como mucho un año", concluyen.
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La debacle española
Lo que sí estaba cantado era la mala posición de Manel Navarro. Las casas de apuestas y la prensa acreditada en Kiev ya vaticinaban un último lugar para el joven catalán y así fue finalmente: España volvía al último puesto 18 años después con sólo cinco puntos. La última vez que nuestro país quedó en esta posición fue en 1999 con Lydia y No quiero escuchar.
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El joven catalán dio lo mejor de sí mismo intentando trasladar el buen rollo de su Do it for your lover a la audiencia. Sin embargo, un gallo a mitad de su actuación terminó por ensombrecer su propuesta.
RTVE paga así caro su bochornoso e improvisado proceso de selección por el que Navarro fue elegido el pasado febrero. La cadena pública, en un intento más por acercarse a Catalunya, no dudó en amañar este proceso para que finalmente el elegido fuera un joven catalán orgulloso de sentirse español.
Una gala aburrida
Dejando a un lado la victoria italiana y la debacle española, la televisión ucraniana brindó a la audiencia una de las peores galas que se recuerdan de los últimos años con unos números musicales en los intervalos poco llamativos y con un trío de presentadores sin el carisma y humor de los suecos del año anterior, Mans Zemerlow y Petra Mede.
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Un broche final para una edición marcada por la polémica y la política después de que Ucrania vetara la participación de Rusia debido a que su cantante actuó hace dos años en la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014.
La UER había propuesto a los rusos actuar vía satélite o cambiar de cantante. Sin embargo, la primera propuesta fue declinada por Ucrania, mientras que la segunda fue rechazada por Rusia, que se negaba a retirar la candidatura de Julia Samoylova.