Cuando los médicos le anunciaron a María Teresa Campos (75 años) que pasaría a planta, lo más probable es que se le iluminase la cara. No ya solo porque eso signifique que su salud evoluciona favorablemente, sino por el cambio a mejor que eso suponía en cuanto a la comodidad de su estancia y la de sus visitas en el hospital.
Y es que después de tres días en la Unidad del Ictus, una ubicación que es compartida tanto por la zona privada como por la pública de la Fundación Jiménez Díaz, y tener que limitar sus visitas por necesidad médica y por espacio, ya ninguno de esos problemas tiene cabida en su amplia habitación en planta.
La presentadora permanece desde el pasado jueves en una de las suite del hospital. El espacio es muy luminoso, cuenta con suelos de tarima, salita anexa con sofá y butaca frente a un televisor y servicio con ducha y todas las facilidades dignas de cualquier buen hotel es lo que se puede encontrar al cruzar la puerta para ver a la matriarca de las Campos.
Gracias al gran espacio del que dispone el lugar de estancia de María Teresa, sus hijas, Terelu (51) y Carmen Borrego (50), y el resto de conocidos rostros que quieran visitarla, como ya lo han hecho Paolo Vasile (63) o Belén Rodríguez (51), podrán hacerlo sin tener que turnarse para verla o aguantar grandes tumultos.
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Quien no se sentará en esos sofás de color rojo será Bigote Arrocet (67) que continúa su concurso en Supervivientes después de que su novia prefiriera no contarle nada de su susto médico. Y es que parece que la presentadora ya no corre peligro y solo necesita un tiempo de descanso, por lo que afirma que "ya no tiene prisa por conseguir el alta", según comentó su hija Carmen. Algo que entendemos mejor después de ver las fotografías de su "alojamiento temporal".
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