Javier Sanchez Iglesias ha querido borrarse del mapa el día en el que los periódicos publicaban que una prueba de ADN conseguida en la basura confirmaba, supuestamente, que es hijo de Julio Iglesias. Atrás han quedado los años en los que, junto con su madre, la portuguesa María Edite Santos, reclamaba ante las cámaras que el reconocido cantante le reconociera como vástago. De aquello, y de un breve coqueteo con el mundo de la canción, han pasado unos 20 años. Este jueves, el supuesto nuevo vástago de Iglesias ha preferido ser prudente y ha rechazado (de momento) reaparecer públicamente después de que su abogado, Fernando Osuna, anunciara que en los próximos días interpondrían una nueva demanda de paternidad.
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Javier tiene ahora 41 años recién cumplidos. Quienes le conocen dicen de él que ya no es el chico que en los años 90 aparecía en televisión. "Ha cambiado mucho, parece otra persona, está mucho más centrado", afirman en uno de los locales donde solía pinchar como DJ. Ahora, dicen, lo de ser DJ es un hobby y ‘pincha’ de forma esporádica cuando tiene oportunidad y le deja tiempo el negocio de nutrición deportiva que regenta en Valencia.
Javier Santos, como se le conoce en este entorno musical, es cofundador de Cabanyal Resistance, algo así como un colectivo de Djs de música electrónica que nació en 2010 por estas inquietudes musicales y muy vinculado al barrio marítimo de ese nombre. En este colectivo también esta su primo, Teo Sánchez. "El lugar que nos vio nacer y crecer, un barrio castigado y casi olvidado", lo define el propio colectivo. El Cabanyal es uno de los barrios más olvidados de la capital del Turia. Una de sus recientes apariciones tuvo lugar el pasado mes de abril para una sesión con fines solidarios. Pero ahora, por su negocio, y sobre todo desde que se casó el verano pasado, mantiene su faceta musical en un segundo plano.
Opta a la misma herencia que sus hermanos
Julio Iglesias (73 años) está entre los españoles más ricos del mundo según la lista Forbes. Aunque es difícil dar una cifra exacta, se estima que su extenso patrimonio al concluir 2016 tenía un valor aproximado de 900 millones de euros. El cantante ha sabido aprovechar muy bien su fama a nivel internacional e invertir sus ganancias de la música en negocios lucrativos, principalmente en el sector inmobiliario, aunque también en otros como el vitivinícola, la restauración o el deporte.
Pocos artistas han vendido tantos discos en vida como el madrileño, que ha alcanzado los 300 millones en circulación. El eterno seductor nunca ha atravesado problemas económicos. Nació en una familia de clase media alta (su padre era el ginecólogo Julio Iglesias Puga) y la fama le llegó muy joven. Su vida siempre ha estado relacionada con el lujo y las altas esferas tanto en España como en Latinoamérica, donde siempre ha sido muy bien recibido en sus giras. Quizá por eso no le costó echar raíces en Miami, donde tiene dos mansiones y es accionista de uno de los equipos de la NBA, ni en Santo Domingo (Punta Cana) donde ha hecho algunas de las inversiones inmobiliarias que más dinero le han aportado. Junto al diseñador Óscar de la Renta, se embarcó en la construcción de varias urbanizaciones de lujo al sur del país, en la ciudad de La Romana. Allí también es accionista del Aeropuerto Internacional y distintas revistas americanas han publicado que poseería una isla en las Bahamas.
Un patrimonio casi inabarcable que la gran familia del cantante tendría derecho a heredar si éste falleciera. De su matrimonio con Isabel Preysler, con la que convivió entre 1970 y 1978, tiene tres hijos: Chábeli (46), Enrique (44) y Julio (42). Con su segunda mujer, Miranda Rijnsburger, tiene cinco hijos, Miguel Alejandro, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo. Ellos y dos testigos fueron los únicos asistentes al íntimo enlace que la pareja celebró en Marbella en 2010, después de dos décadas juntos. La pareja también tiene una casa de enormes dimensiones en la ciudad malagueña, que en 2012 se vio afectada por un incendio que llegó a Ojén y Marbella, las dos localidades entre las que se encuentra ubicada la finca.
A toda la tribu de hermanos Iglesias-Preysler, Iglesias-Rijnsburger, se suma ahora un posible noveno heredero, Javier (41), cuya vida daría un giro de 180 grados si consigue la paternidad de Julio Iglesias, como reclamará con la prueba de ADN con un 99,9% de correspondencia que asegura tener su abogado, Fernando Osuna.
Javier Santos utilizó durante años el nombre de Javier Sánchez (el apellido de su padre adoptivo). Es el hijo de María Edite Santos Raposo, una bailarina portuguesa a la que el cantante habría conocido en una sala de fiestas tras una de sus actuaciones en 1975 y con la tuvo una aventura prolongada durante 10 días, según defiende ella misma.
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Si esa demanda prospera, tiene lugar un juicio de filiación y lo gana, el valenciano se convertiría en el noveno hijo legítimo del cantante. Si entendemos que la ley aplicable a la sucesión es la española y contando con que el artista (algo muy probable) tenga testamento, el hombre tendría derecho, igual que sus hermanos, a la legítima, lo que equivale a un tercio del patrimonio de Iglesias.
Ese tercio del patrimonio (unos 300 millones de euros) tendría que dividirse a prorrata (partes iguales) entre los nueve hijos, por lo que a cada uno de ellos les corresponderían 26,9 millones de euros.
Atendiendo igualmente al derecho español, habría otro tercio del patrimonio 'a libre disposición' que Julio Iglesias ha podido otorgar a quien considere más oportuno, incluidas instituciones, fundaciones o cualquier otra entidad. De su legado todavía resta un último 'tercio de mejora'.
En el caso de que el cantante muriera sin testamento, algo poco probable, sus hijos serían los herederos legítimos de todo su patrimonio.