Este martes por la mañana la Guardia Civil ha detenido a Ángel María Villar (67) y a su hijo Gorka a petición de la Audiencia Nacional debido a la operación anticorrupción que se está investigando en torno a la Real Federación Española de Fútbol. Villar es el presidente de la federación y se analiza si habría desviado fondos de la RFEF a sus cuentas, lo que sería un delito de apropiación indebida, administración desleal o corrupción a particulares.
Esta detención es algo que inevitablemente ha afectado a Ana Bollaín Domenech (63), esposa del dirigente del fútbol español. La bilbaína se hizo famosa en la final de la Copa del Rey del pasado año por sus 'cabezaditas' en pleno partido. Tampoco se pasó por alto su estilismo rosa que destacaba entre el resto de atuendos sobrios del palco presidencial, así como su recargado maquillaje con toque brillante en los párpados y rosa chicle en los labios.
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Las peculiares imágenes que dejó la presencia de la esposa de Villar en el encuentro deportivo se hicieron virales y todo el mundo virtual de las redes sociales quiso enterarse de quién era esa señora tan carismática. El 23 de mayo de 2016 el teléfono de Ana no dejó de sonar y sus redes sociales se llenaron de mensajes privados en su bandeja de entrada, pero no respondió a nadie. Hoy, su actuación será la misma, pues siempre destacó por el recelo de su intimidad y por resguardarse en casa, y más aún, cuando la presión mediática llama a la puerta. O mejor dicho, a su decena de puertas, ya que el matrimonio posee diferentes inmuebles repartidos por todo el país: dos en Bilbao, otras dos en Málaga, una en Madrid y otra en Altea.
En vista de cómo superó la 'crisis' de convertirse en trending topic cada vez que acudía a un evento deportivo con su marido a pesar de que fueron muchos los que creían que Ana se encerraría en casa y no volvería a un acontecimiento de este tipo nunca más, ahora seguro que saca fuerzas para superar este nuevo revés. Su marido y su hijo Gorka se encuentran en dependencias policiales, pero Bollaín tiene otros dos hijos y un nieto con el que le encanta ejercer de abuela.
La que en los años 70 fue la WAG de Villar, que entonces era jugador en el Athletic Club de Bilbao, nunca fue de las que se apuntaba sin pensar a las fiestas nocturnas que suelen ir ligadas al ambiente de los futbolistas y sus novias. De hecho, la mayor fiesta a la que acudió fue a su propia boda el 14 de junio de 1974, en la que lució un vestido muy clásico, propio de la época, que poco tienen que ver con los estilismos que luce en la actualidad.
Este martes Ana tendrá la mejor excusa para llevar a cabo su faceta hogareña que tanto practica y cerrarse a cal y canto en su lujosa vivienda de Fuente del Berro en Madrid, porque si no, se arriesga a volver a ser diana de los tuiteros más activos en un día tan señalado como la detención de la mitad de su núcleo familiar.