Andrea Janeiro (18 años) cumple este jueves su primera semana de mayoría de edad. La joven ha superado su primer golpe con la realidad mediática que vive su madre y el día de su cumpleaños experimentó en sus propias carnes la presión de los medios y las consecuencias de estar tan expuesta.
El mundo de los focos es algo de lo que Andrea quiere vivir ajena y por eso en menos de un mes pondrá rumbo a Reino Unido para alejarse de los flashes y seguir con sus estudios en un lugar en el que nadie la conozca. Y es que la hija de Belén Esteban (43) tiene claro lo que quiere ser en la vida: locutora de radiofórmula. Y para ello ha encontrado el sitio perfecto con el que se cumpla al mismo tiempo el deseo de su madre de 'sacarla' de nuestro país y el suyo de prepararse profesionalmente para el futuro: la ciudad inglesa de Birmingham.
En esta localidad no solo vive el chico que supuestamente ha robado el corazón a la joven, sino que también se encuentra el centro de estudios no apto para todos los bolsillos donde Andrea cursará su etapa universitaria. Se trata del Birmingham Metropolitan College (BMet), un centro que se fundó en agosto de 2009 en asociación con otras seis universidades de la zona, lo que hizo que se convirtieran en uno de los centros con mayor extensión que se prolonga a lo largo de ocho campus.
La hija de la colaboradora podrá disfrutar de las instalaciones de lujo que posee su nuevo destino. En la universidad no faltan cafeterías con wi-fi, grandes salas de TV y espectaculares bibliotecas. Hasta ahí nada peculiar. Pero es que en caso de que alguna mañana Andrea se despertara con el tiempo justo y acudiera al aula sin haberle dado tiempo de arreglarse demasiado, podrá ir entre clase y clase a la peluquería o a los diversos salones de belleza y estética que tiene a su disposición en el mismo campus. Y no solo eso, también dispone de centro comercial con tiendas de moda y venta de accesorios juveniles acorde a la demanda de los estudiantes.
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Además, la universidad apuesta por la innovación y el mundo digital y cuenta con un centro de tecnología propio repleto de los últimos dispositivos. Del mismo modo que tampoco descuida a los alumnos que tienen coche -la gran mayoría- y pone a su disposición varios talleres de mantenimiento y reconstrucción de automóviles. Y además de ser atendidos los vehículos, no lo son menos los estudiantes y por eso en el campus existen clínicas de salud y laboratorios de medicina, así como modernas cocinas para saciar los estómagos universitarios y un campo de fútbol e instalaciones deportivas.
Pero, sin duda, la zona favorita de Andrea serán los estudios de radio. Allí pondrá en práctica lo que tanto le gusta y llevar a cabo el lema que reza la universidad: "Descubre la pasión, descubre el talento, descúbrete a ti mismo". Porque, además, al centro le encanta presumir de sus alumnos en redes sociales y presentar al mundo los trabajos que realizan sus estudiantes más destacados.
No es de extrañar que el BMet muestre con orgullo el mérito de sus alumnos, ya que se trata de una institución que se encuentra en la decimoséptima posición del ranking de las mejores universidades de Reino Unido, según el diario The Times, y en el puesto 226 del mundo. Un prestigio del que pocos pueden presumir y pocos también costearse, ya que para solicitar la admisión en centros de esta categoría los jóvenes pertenecientes a la Unión Europea fuera de tierras británicas solo por la matrícula deben pagar alrededor de 10.000 euros.
La cifra se multiplica dependiendo de la cantidad de asignaturas que escoja el alumno cada año y a ello también hay que sumarle el coste de sus gastos diarios y el del alojamiento. Sin embargo, las residencias y viviendas privadas que se ofertan cerca del campus son el desembolso más barato que tendrá que hacer Andrea en toda su aventura por Birmingham, ya que el alquiler de un lugar donde dormir oscila entre los 2.000 y los 5.000 euros anuales en esa zona. Teniendo en cuenta el coste de su estancia en Birmingham seguro que Andrea agradece que su madre haya estado tantos años ahorrando la pensión de su padre y hoy pueda gozar de una cuenta corriente saneada que le permite pagarse su sueño.