La última carrera vital de Ángel Nieto ha podido con el expiloto. Tras una vida llena de victorias, esfuerzo y superación, las dificultades de su diagnóstico tras el grave accidente de quad llenaron de baches su camino hacia la meta de la recuperación. Esta despedida ha supuesto un duro golpe para el mundo del motor, pero donde más se nota su vacío es en el núcleo familiar.
El clan Nieto pierde a su emblemático patriarca, el eje que unía a una gran familia, tal y como demostraron todos sus miembros que no dudaron en estar a su lado hasta el último momento. El exmotociclista deja nietos, hijos y sobrinos que le tenían una gran admiración, pero también deja tres mujeres importantes que hoy lloran su muerte.
Teresa Roldán, su centenaria madre
La enérgica madre de Ángel Nieto cumplió 100 años hace tan solo unas semanas, y el expiloto bromeaba con que esperaba llegar a esa misma edad gracias a la genética heredada de su progenitora. Y es que si algo define a la veterana mujer es su carácter luchador y su manera de reinventarse y nunca tirar la toalla. De ahí que su hijo nunca se diese por vencido en nada de lo que se interponía en su camino.
La historia de Teresa como sustento de la familia Nieto viene de lejos. Cuando Ángel apenas tenía un año de edad, los cinco miembros del clan se mudaron de su Zamora natal a Madrid en busca de trabajo. Se alojaron en un piso del centro de la capital en que la madre se colocó limpiando en casa de una señora de buena posición que les permitió dormir a todos en un mismo cuarto. Con el poco dinero que tenían se trasladaron al barrio de Vallecas y su padre construyó una chabola en la que vivieron los próximos once años. No tenían baño, solo un orinal y compraban el agua a unos señores que pasaban en burro por la zona con unos cántaros.
Teresa dejó de limpiar casas para revender en el barrio los huevos que compraba en un almacén de la calle Delicias. Así empezó el futuro negocio familiar: una huevería-pollería. Tras años trabajando, incluso en plena era dorada de su hijo, al fin Ángel cumplió su sueño de jubilar a sus padres y lograr que su madre dejara de trabajar, y lo hizo realidad en 1973.
Sin embargo, hasta que no dejó el motociclismo en activo su madre seguía rogando a Dios que cuidase de él. "Siempre me ha dado mucho miedo el mundo de las motos, no me gustaba que corriera. Me llevó un día en moto a un sitio muy cerca y le dije que no volvía a montar", contó la mujer en el programa de Mi casa es la tuya en el que participó el expiloto la pasada temporada. Y precisamente ese mismo miedo del que hablaba su madre lo heredó en los últimos años de su vida el propio Ángel, que prohibía a sus hijos ir en moto por la carretera y aseguraba que él solo cogía el coche y en caso de coger la moto "iba parado".
En la actualidad, Teresa pone velas por sus nietos que aún siguen vinculados al mundo del motor. Aunque hoy su vela más especial será por su hijo, una leyenda del deporte español que llevó siempre el espíritu de trabajo de su madre y su carácter luchador como bandera contra todos los males.
Pepa Aguilar, la madre de Gelete y Pablo
Gracias a que a Ángel no le gustaba nada ir al colegio conoció a la que sería su primera mujer. En su juventud el 12+1 veces campeón hacía lo que fuera para no pasar el tiempo en las aulas y decidió ponerse a trabajar a una tempranísima edad. El pequeño Ángel ayudó en la huevería familiar, trabajó en un taller de marcos, en un almacén de farmacia, en tiendas de ultramarinos o en talleres de coches.
Precisamente cuando se dedicaba a limpiar motores en un pequeño taller mecánico fue cuando se dio cuenta de cuál era su auténtica pasión. Y también muy cerca de ese lugar trabajaba Pepa Aguilar. Y es que en esa calle, de nombre Carlos Martín Álvarez, se quedaba muchas veces charlando con la gente del barrio como Felipe, el propietario de la droguería donde trabajaba Pepa.
Enseguida surgió entre ellos el amor y en 1975, cuando ya el piloto llevaba a sus espaldas seis campeonatos ganados, se dieron el 'sí, quiero'. Fruto de su matrimonio nacieron Gelete (40) y Pablo (37), los dos hijos mayores de Ángel Nieto. La relación terminó en divorcio en los años 90 y hasta la entrada del nuevo milenio los dos vástagos se quedaron junto a su madre en su vivienda de Boadilla del Monte, en Madrid, y Ángel les podía ver a diario ya que los tres se dedicaban al mismo mundo del motor. Hoy en día los dos tienen pareja e hijos, pero siguen muy apegados a su madre, a la que visitan siempre que pueden y sobre todo en las fechas especiales como cumpleaños o Año Nuevo.
A Pepa lo de la velocidad y las motos nunca le gustó demasiado por el peligro constante que corrían sus tres hombres más amados, pero siempre supo que sus 'pequeños' aprendieron del mejor.
Belinda Alonso, su última mujer
Una década después de que Nieto terminase su última carrera como piloto profesional, apareció la mujer con la que compartiría el resto de su vida. Belinda llegó en un momento en el que Ángel necesitaba un apoyo como el que ella estaba dispuesta a darle: incondicional, cariñoso y relajado.
Se casaron en el año 2000 y junto a ella bajó las revoluciones de su ajetreada vida y se concentró en su nuevo y discreto día a día en Ibiza. Tuvieron un hijo al que llamaron Hugo (16), que tras seguir los pasos de su padre con el motor, hace unos meses se decantó por el tenis.
Belinda mantuvo la esperanza de que su marido se recuperara del accidente, mismo pensamiento que tenían sus hijos hasta que la madrugada del jueves un revés complicó la situación y tuvo que ser intervenido de urgencia. Frente a todas las dificultades, su esposa permaneció al lado del piloto hasta el último momento. Promesa que le hizo el día de su boda y que ha cumplido con amor hasta el adiós del campeón.