Kiko Matamoros (60 años) ha cambiado la jungla en la que se convierte el plató de Sálvame cada tarde por la selva africana. El colaborador no ha escatimado en gastos para sus vacaciones veraniegas en familia pese a cargar sobre sus espaldas una deuda que asciende a más de un millón de euros con la Agencia Tributaria.
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El pasado 9 de agosto la familia Matamoros Giaever puso rumbo a Kenia para vivir una experiencia exótica y en plena naturaleza. Pese a que el plan pueda sonar demasiado 'rural' para el clan, lo cierto es que todo depende de la zona y el alojamiento que se escoja, y ellos, no han dudado en elegir una estancia con todos los lujos en plena sabana africana.
Kiko ha viajado junto a su esposa, Makoke (47), el hijo de esta, Javier Tudela (24), y la joven del clan, Ana Matamoros (17). Los cuatro han conocido los rincones más especiales de la Reserva Natural de Massai Mara por un precio desorbitado que habría rondado los 30.000 euros por la estancia de una semana. Para volar hasta allí el clan tendría que desembolsar 3.000 euros por cabeza, ya que, en vista de sus publicaciones en redes sociales, lo hicieron en business y eso haría un total de 12.000 euros para empezar. Aunque el viernes por la tarde Matamoros señaló que únicamente viajaron en esa privilegiada clase él y su mujer "por cortesía de la aerolínea"; pero ese es el único detalle que ha querido puntualizar el colaborador, y es que el resto de gastos de sus vacaciones son igualmente astronómicos.
Su ruta comenzó en Nairobi, donde aterrizaron tras unas horas de avión en las que desayunaron un menú continental muy apetecible. Su primer día estuvo destinado al Parque Nacional de Aberdare y la compañía de elefantes y leones. El segundo día fue una visita al Lago Nakuru, donde los hermanos llenaron su teléfono móvil de fotos y selfies para elegir la mejor y subirla a sus redes sociales.
A partir del tercer día han recorrido los parajes de Massai Mara. Se fotografiaron con su fauna y su flora, y sobre todo, disfrutaron de los manjares tropicales y locales en las cenas bajo el cielo estrellado africano. Una experiencia inmersa en pleno safari que se costearon por el 'módico' precio de 1.400 euros por persona. Y suma y sigue.
Y es que la familia Matamoros no se acomodó en una chabola o un bungaloo cual turistas rasos, sino que tenían a su disposición un alojamiento de tres habitaciones, con decoración exquisita y con todo lo imprescindible para que los molestos mosquitos del lugar no puedan perturbar su día a día ni su sueño. Una 'vivienda temporal' en el corazón de África por la que habrían pagado más de 10.000 euros.
Más de una semana en un ambiente radicalmente distinto a su rutina aunque con muchos de los lujos a los que están acostumbrados. Y es que Kiko Matamoros, pese a vivir con la sombra de Montoro desde hace más de cuatro años, posee una gran casa de estilo minimalista en La Finca, la exclusiva urbanización de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en la que viven la mayoría de los jugadores del Real Madrid y otras grandes fortunas de España.
Mientras en Kenia ha trabajado su cuerpo a base de caminatas y excursiones en la selva, en su día a día Kiko pone en forma sus músculos en su gimnasio privado, en la planta baja de su vivienda, donde una amplia gama de maquinarias que nada tienen que envidiar a las de los polideportivos. El sol del que han gozado en Nairobi también lo tienen en España y lo disfruta en su casa desde su parcela exterior donde tiene un gran porche, jardín y una piscina, un lugar que se convierte en la zona preferida de la pareja y sus hijos cuando vienen amigos a su casa.
El color blanco reina en las paredes, el mármol en los baños decorados por el colaborador de Sálvame y las alfombras de pelo en un color que recuerdan a la sabana africana son los protagonistas de la lujosa casa. La vegetación en el exterior y los sillones de diseño en el interior son otro de los detalles importantes del hogar de los Matamoros.
Además de la exclusiva casa y los viajes de lujo, Kiko y Makoke tampoco escatiman en salidas nocturnas y almuerzos y cenas en buenos restaurantes. Ambos son grandes amantes de los festejos rodeados de amigos y también de los momentos íntimos para ellos solos, y todas esas citas tienen suelen tener un precio no apto para todos los bolsillos, pero sí para los de Kiko, incluso con el sueldo embargado en un 80 por ciento.