La guerra entre la alta burguesía catalana: el 1-O la divide
La mayoría de la alta burguesía y aristocracia catalana se ha mostrado en contra del desafío independentista.
17 septiembre, 2017 02:47Noticias relacionadas
El independentismo catalán ha generado una fractura en la sociedad que distintos medios han resaltado. Sin embargo, es llamativo comprobar que dependiendo de la clase social a la que pertenezcas el apoyo al independentismo es mayor o menor. En el caso de las grandes familias catalanas, la gran mayoría de ellos está en contra del desafío independentista.
Uno de esos linajes importantes es la familia Lara, propietarios del Grupo Planeta y de Atresmedia. En este caso, los integrantes han dejado claro en varias ocasiones que están en contra de este proceso independentista.
Otra familia de gran importancia es la Bonet, uno de los primeros clanes de la burguesía catalana en mostrarse abiertamente en contra del independentismo. Este linaje, dueño de Freixenet, lleva años criticando la deriva del proceso y la amenaza que supone para la sociedad catalana. Asimismo, la familia Palatchi (fundadores de Pronovias), convertida en un referente en Cataluña en los últimos años, también se ha mostrado abiertamente en contra del procés.
Igualmente la familia Tous, dueña de la firma joyera Tous, sobre todo la matriarca, Rosa Tous, ha defendido en varias ocasiones la pertenencia de Cataluña a España: "El alma española tiene mucho que aportar a la sociedad... ¡y aún puede sorprendernos!".
También la gran mayoría de los aristócratas catalanes se han mostrado en contra del desafío independentista y se han mantenido fieles a España.
Hay que tener en cuenta que su situación nobiliaria depende de la permanencua de la Monarquía Española. De ahí que la independencia catalana sea vista cn recelo. Entre ellos destaca el Conde de Montseny, José María Milá Mencos (hermano de la famosa periodista Mercedes Milá), quien se muestra públicamente contrario al procés.
Otros de estos grandes de España que se han mostrado abiertamente en contra de la independencia catalana son el Conde de Egara (Antonio Sala Cantorell), la Baronesa de Linyola, la Marquesa de Castell de Torrent y Baronesa de Cruïlles, el Vizconde de Belloch y el Varón de Alberrá.
A favor del independentismo son una minoría
Aunque la mayoría de la burguesía y aristocracia catalana se muestra en contra del desafío, hay también una parte que lo secunda. Por ejemplo, la familia Daurella, dueños del grupo Cogrega que se encarga de Coca-Cola European Partners. El matrimonio de Sol Daurella (50) y el empresario Carles Vilarrubí (64) han apoyado públicamente la causa soberanista así como al al presidente de la Generalitat.
La familia Godó, dueña del Grupo Godó, al que pertenece el diario La Vanguardia, que se edita tanto en español como en catalán, ha virado ligeramente en los últimos años su posición respecto al independentismo. Javier Godó (75 años), amigo durante mucho tiempo del rey emérito Juan Carlos y que ostenta el título de "grande de España", se pronunció en 2015 "por una Cataluña abierta y con el conjunto de una España plural", expresando su "compromiso con el cumplimiento de la ley".
Sin embargo, los medios de comunicación privados en Cataluña tienen escasa viabilidad económica sin los ingresos de publicidad institucional de la Generalitat y La Vanguardia, fundado en 1881, es ante todo un superviviente. Así, el diario ha virado su línea editorial hacia un independentismo moderado, adaptándose al clima de opinión en la región y complaciendo a las autoridades autonómicas sin irritar a las nacionales.
Una parte ha preferido no pronunciarse
Puede ser que sea por la crispación social, las presiones o simple desconexión de la política, hay una parte de las grandes familias catalanas que ha preferido no pronunciarse.
Se trata de personajes que son referentes en la sociedad catalana, como Isak Andic (52), presidente de Mango o la familia Samaranch (fuertemente vinculada a la ciudad de Barcelona, aunque también al movimiento olímpico español). Son solo algunos ejemplos de estos clanes que, a pesar de la escalada soberanista y del intento de los periodista por conocer su opinión, han permanecidos callados.