"Ojalá estuviera bien, pero lo mío es todo fachada". El último mensaje que la influencer Celia Fuentes envió a una de sus amigas deja entrever que la vida de la modelo distaba de la idílica imagen que se empeñaba en mostrar día a día en sus redes sociales. "Tenía mucho encima, este mundo [el de las marcas, los instagramers y la moda] es muy duro. Y para estar en él tienes que tener la cabeza muy bien amueblada, los pies en el suelo y una estabilidad emocional". Quien habla es una de sus amigas, aún impactada por el triste desenlace, pero muy consciente de la dictadura de una industria a cuyas presiones Celia no fue capaz de hace frente.
"Ella era muy inocente y extremadamente sensible para esta jungla. Lo vivía todo con mucha intensidad, tanto lo bueno como lo malo. Y le afectaban mucho las críticas. No es cierto, como dicen, que el detonante fuera un fracaso sentimental. Eso sólo fue un factor más", asegura en conversación con EL ESPAÑOL. Según esta amiga -que prefiere permanecer en el anonimato- la joven, que siempre había se había mostrado muy cariñosa y "muy buena chica", últimamente aparecía en los actos sola. "En el último en el que coincidimos llegó tarde y demacrada. Se le notaba en la cara que no estaba bien. Estuvimos hablando un buen rato y traté de darle algunos consejos que parecía que había comenzado a seguir. Le dije que no iba a dejar que se hundiera, que lo tenía todo para ser feliz. También éxito profesional. Y que todo pasa. Pero, como decía ella, todo era mera fachada", explica visiblemente afectada.
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La dureza del sector la llevó incluso a protagonizar un photocall ficticio en el citado evento. Otra de las personas con las que ella solía trabajar revela que la necesidad que tenía de mantenerse en la primera línea del mercado influencer para continuar asegurándose el trabajo provocó fingiera las cámaras y flashes sobre la alfombra a fin de llamar la atención de las marcas y sentirse aclamada de nuevo.
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El hecho de no contar en los eventos sociales con un agente o con personas de su círculo más íntimo no le impedía, sin embargo, compartir sus preocupaciones y problemas con amigos y conocidos. "No era un secreto que le habían roto el corazón, pero ése no fue ni mucho menos el único motivo por el que estaba triste desde hacía un mes. Su sensibilidad y la presión a la que había estado sometida tampoco ayudaron", desvela la abogada y bloguera amiga de Fuentes.
Otra causa más
Hace dos meses, Fuentes había comenzado una relación con un conocido influencer de este país. Amigo de Dulceida (26 años), el joven decidió poner punto final al romance y la bloqueó en las redes sociales, lo que terminó por hundir a la joven, que ya arrastraba problemas previos por culpa de su trabajo y su frágil personalidad.
De hecho, tal era su dolor que llegó incluso a comentar, vía whatsapp, cómo se sentía. Lo hizo con una de las exparejas del político argentino Juan Facundo Moyano, con el que se la había relacionado hace unos meses. Contactó con Eva Bargiela sin ni siquiera conocerla, para buscar apoyo. Ésta, en conversación con este medio, asegura que trató de tranquilizarla, aunque todavía no entiende por qué Fuentes decidió comunicarse con ella. Además, Bargiela deja claro que no fue ella la que difundió la conversación privada entre ambas, que ha corrido como la pólvora por la web.
No es cierto, por tanto, que fuera su historia con Moyano la que la llevara al trágico final. Tampoco, como han afirmado algunos medios, que fuera adicta a ciertas sustancias ni que un fotógrafo terminara con su vida. Su entorno más cercano asegura que únicamente se trataba de una joven "voluble y risueña" que sufría cada vez que la juzgaban y que al final no pudo con la presión que vivía.
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