Batalla judicial por la millonaria herencia del ginecólogo de la jet
Tras la muerte del popular médico Adolfo Abril, sus hijos y su hermano iniciaron una batalla en los tribunales que ha llegado al Supremo.
1 noviembre, 2017 02:35Noticias relacionadas
La familia Abril fue feliz hasta hace diez años. Pero en el plazo de unos meses fallecieron la matriarca, Lucila Zaccagnini, y de forma totalmente inesperada su hijo, el popular ginecólogo Adolfo Abril, quien entre otros hijos de famosos, trajo al mundo a Borja Thyssen (37). Con su fallecimiento surgió un importante contencioso entre sus hijos y su hermano a consecuencia de la herencia, pues todavía no se había solucionado el reparto de los bienes de la madre de ambos. Diez años después, el caso continúa y ya ha aterrizado en el Tribunal Supremo.
Adolfo Abril era conocido como el ginecólogo de la jet. Durante décadas trató a infinidad de famosas. También se le conoció por protagonizar numerosas portadas del corazón como consecuencia de sus sonadas relaciones sentimentales. Estuvo casado cinco veces. Una de ellas con la popular Mariví Dominguín, que se separó de él "porque se enteró de que salía también con Tita Cervera (74), que en aquellos momentos estaba soltera". La última de sus mujeres fue Natalia Pérez Cantó, marquesa de Bosque Florido, quien se quitó la vida recientemente.
Según ha podido conocer este medio, tras su muerte, en abril de 2007, se inició una dura batalla legal por su herencia que a día de hoy continúa en los tribunales. El objeto principal de las desavenencias entre tío y sobrinos es un piso ubicado en la calle García de Paredes de Madrid que en el momento del fallecimiento estaba escriturado en el Registro de la Propiedad de Madrid número 6 a nombre del ginecólogo. En él vivía su hermano Alfonso hasta que fue desalojado.
Según cuenta el propio Alfonso a JALEOS, "el 4 de noviembre de 2009 (año y medio después de la muerte de Adolfo) recibí una notificación de un bufete de abogados pidiéndome que abandonara el piso porque era propiedad de una inmobiliaria, Inverdocna, según constaba registralmente". Inverdocna es una sociedad cuya administradora única es Ana Cánovas Fernández, una de las cinco mujeres del popular ginecólogo. Alfonso, sin embargo, dice poseer un documento privado firmado por su hermano y todos sus sobrinos que le acredita como propietario del 50% de la vivienda y que se había modificado en el registro a sus espaldas. Aun así, tuvo que abandonar el inmueble. El documento se encuentra actualmente en los juzgados para acreditar su autenticidad. El valor del piso fue inicialmente de 550.000 euros, aunque el juzgado lo ha valorado recientemente en 300.000 euros.
Alfonso está indignado por el comportamiento de sus sobrinos, a los que acusa de tratarle desde el mismo momento de la muerte de su padre como si fuera "un perro canalla" cuando él considera que siempre se comportó con ellos como un buen tío, teniendo contacto con ellos y "colmándoles de regalos todas las navidades", en las que siempre se reunía toda la familia.
Apropiación indebida
Es por ello que Alfonso ha decidido contraatacar y anuncia a este medio que va a presentar una demanda hacia sus sobrinos por "falsificación documental" y "apropiación indebida" de dos coches propiedad de su madre, un Porsche y un monovolumen de Kia. Alfonso asegura que sus sobrinos vendieron dichos vehículos después del fallecimiento de Lucila Zaccagnini y que "solo pudo realizarse falsificando la firma". También les reclamará cuadros, joyas, armas de caza, muebles de gran lujo y documentos tanto de valor como personales que son de sus padres y que, como consecuencia de la repentina muerte de su hermano inmediatamente después de la de su madre, nunca les fue entregados.
Alfonso piensa ir hasta el final en este asunto porque "me han dejado en una situación de desasistido económicamente. Yo contaba con el dinero de la herencia de mi madre para poder vivir los años que me queden sin problemas". No obstante, el problema radica en las formas de hacer las cosas. Alfonso no firmó el testamento de su madre como heredero porque se encontraba en un proceso de separación y no quería perjudicarla con un posible embargo de su parte de herencia. Por ese motivo se recurrió al contrato privado que ahora obra en poder del juez para verificar su autenticidad. Así, para poder acometer el juicio en el Tribunal Supremo ha tenido que acudir a la justicia gratuita. La abogada que lleva su caso es Marta García Velázquez, con quien piensa iniciar los otros juicios que tiene en mente.