Corinna Zu Sayn-Wittgenstein (52) es conocida por dos cosas: su relación con el rey Juan Carlos (79) y por su faceta en los negocios. En ambas cosas la alemana se ha visto envuelta en polémica.
Corinna se mueve en los círculos empresariales e influencia más importantes y poderosos del planeta. Por ello, era complicado que su nombre no apareciera en los denominados 'paradise papers', de la misma manera que lo hizo en los famosos 'papeles de Panamá'. Y así ha sido. La alemana ha aparecido este martes en Este martes la alemana en los documentos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
Corinna aparece como directora de una compañía offshore en Malta, un paraíso fiscal. La empresa, denominada Apollonia Associates Limited, se creó el 4 de octubre de 2010 y desapareció justo después de aquel famoso viaje del rey Juan Carlos a Botswana con ella, como han publicado La Sexta y El Confidencial.
Además, la empresaria fue propietaria durante 2005 y 2012 (fechas en las que se sitúa a la empresaria cerca del monarca) de otra empresa en Reino Unido que se denominada exactamente igual que la anterior, Apollonia Associates Limited. Lo que hizo la empresaria es cerrar la compañía en suelo británico para continuar operando desde Malta y así reducir gastos.
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Desviando dinero a las Islas Vírgenes
No es la primera vez que se relaciona a la alemana con negocios al límite de la ley. En 2006, Corinna creó la compañía chocolatera Sir Hans Sloane Chocolate and Champagne House Limited, una fábrica que tenía como objetivo crear "los bombones más exclusivos del mundo" con un precio que rondaba los 1.500 euros la caja. Es decir, "un capricho de ricos", como explicó uno de los inversores a EL ESPAÑOL.
Sin embargo, la aventura empresarial de Corinna llegó a su fin en 2010 cuando la compañía quebró. Por un lado, aquellos que habían invertido su dinero en la empresa perdieron todo su dinero. Algunos de ellos habían destinado grandes sumas de dinero. "Invertí casi 100.000 euros porque el rey la promocionaba: lo perdí todo y nunca pregunté qué pasó exactamente", explica uno de los damnificados.
Por otro lado, poco tiempo después se desveló que Corinna desviaba los beneficios de esta compañía a través de una compañía offshore en las Islas Vírgenes. Para llevar a cabo esta "estratagema" la princesa transfería los fondos de su empresa a una sociedad ubicada en este paraíso fiscal. Esta compañía poseía un paquete de 334 acciones, solo superado por los expertos financieros Frederick y Natasha Moshert, con 379 acciones. También participaban socios españoles como el empresario Gerardo Díaz Ferrán (74) con 83 acciones o Arturo Fernández (88), amigo y compañero de tarjetas black del anterior.
Sin embargo, esta no es la única sociedad capaz de desviar dinero a países opacos con la que se relacionó a la empresa chocolatera de Corinna. Maitland Trustees and Trustees of the Rotshay Trust, Quotient Solutions o Lanchstein Associates Ag., son solo algunas de las otras firmas que operaban en los límites de la ley.
Aumentó su fortuna gracias a Juan Carlos
Otro de los hechos que más ha destacado de la faceta empresarial de Corinna es cómo ha sabido usar su cercanía con el rey Juan Carlos para sacar provecho económico. En 2013, cuando la alemana salió de España tras terminar su relación con el monarca se llevó dos cosas: una agenda con inmejorables contactos por gentileza del rey y 30 millones de euros más en su cuenta corriente.
Cuando llegó a nuestro país en 2005, la empresaria no tenía ningún patrimonio relevante. Sin embargo, poco a poco esta situación cambió: la princesa recibía grandes cantidades de dinero debido a sus "gestiones delicadas" en favor de nuestro país. Por ejemplo, conseguir que fueran empresas españolas las responsables de la construcción del AVE Medina-La Meca, según una investigación de Interviú.
Gracias a los contactos con el rey también pudo participar en un fondo hispano-saudí, un proyecto que se creó en 2006 con una gran inversión (cinco millones de dólares), pero que se canceló cuatro año más tardes con pérdidas de hasta 21 para las empresas que lo conformaron. A pesar del este final tan negativo, Corina se embolsó grandes sumas por sus servicios prestados.
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