Después de estar retirada de los escenarios durante dos años por sufrir ataques de miedo escénico, Pastora Soler (39 años) ha vuelto al mundo de la canción con un nuevo trabajo discográfico. Y con motivo de ello ha querido abrir las puertas de su casa en la localidad sevillana de Coria del Río a Bertín Osborne (62) y a las también 'eurovisivas' Massiel (70), Remedios Amaya (55), Rosa López (36) y Soraya Arnelas (35), para ser entrevistadas en Mi casa es la tuya, en Telecinco.
Entre otras cuestiones, la cantante repasó sus primeros años en el mundo de la copla, sus éxitos con las canciones pop de verano, su participación en Eurovisión y los momentos más difíciles de su vida como su retirada de la música.
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Soler comenzó haciendo un repaso a su carrera profesional, que inició en el mundo de la copla siendo una niña de la mano de Luis Sanz, productor de artistas como Rocío Jurado, Lola Flores y Rocío Dúrcal. “Fue él quién me cambió el nombre porque yo en realidad me llamo Pili Sánchez Luque. Pili, no Pilar”, confesó.
Sus grandes éxitos llegaron, sin embargo, con la música pop, que supo combinar con sus raíces andaluzas, siembre buscando su propio sonido, con temas que le llevaron a conseguir dos discos de oro y dos de platino. Pero, tras triunfar con temas como Dámelo ya o Corazón congelado, la cantante quiso dar un golpe de timón a su carrera y buscar su estilo. "Pedí la carta de libertad porque quería hacer otro tipo de canciones. Y como ya no vendía mucho, me lo dieron".
Fue entonces cuando llegó un momento clave en su carrera llegó con su participación en 2012 en el Festival de Eurovisión. Pastora explicó cómo recibió la propuesta y cómo vivió la experiencia. "No encontraba la canción hasta que apareció Quédate conmigo. Pero había que hacer una preselección y yo, ¿qué hice? Tiré de amigos como Malú o David Bisbal para que votaran esa canción".
Y aunque no ganó, Soler consiguió uno de los mejores puestos de nuestro país en los últimos diez años. Un éxito que, sin embargo, se le volvió en contra ya que empezó a exigirse demasiado. "Después de Eurovisión, me empecé a poner los listones muy altos. Esa gira ya la comencé pensando en que tenía un repertorio muy exigente. A veces no salía, no me reía… Estaba obsesionada. Ahí empecé a dejar de lado a Pili".
Una exigencia que terminó desembocando en problemas de salud. "Hice ocho conciertos en los que veía que no disfrutaba como antes. Pero en Sevilla, que era mi tierra, me levanté griposa y en vez de cancelar, me callé. Eso me puso nerviosa y, entre el calor, que estaba con las defensas bajas y los nervios, me desmayé", recordó la cantante entre lágrimas.
"Me hicieron pruebas de corazón, pero sólo me sacaron que era propensa al síncope", contó Pastora. Y así fue. Sólo unos meses después, la cantante tuvo que volver a suspender un concierto en Málaga por un ataque de pánico. "En Málaga fue incluso más doloroso porque me quedé sin voz de la misma tensión. Fue muy duro dejar a tu público. Me metí debajo de una mesa. Si hubiera habido algo allí, me hubiera quitado la vida".
Tras aquello anunció que dejaba la música. Sin embargo, después de tener a su hija retomó las fuerzas y este año volvía a subirse a un escenario de la mano de Alejandro Sanz, que junto a Malú o Mónica Naranjo han sido los que más le han ayudado estos años.
La charla eurovisiva
Para la comida, Pastora y Bertín recibieron además la visita de otras cuatro participantes españolas del Festival de Eurovisión: Massiel, Remedios Amaya, Rosa López y Soraya Arnelas, que también viajaron hasta Coria del Río para compartir y desgranar sus respectivas experiencias en el certamen musical.
Todas explicaron qué sintieron al ganar, en el caso de Massiel, o al quedar última, como le ocurrió a Remedios Amaya. Soraya, por su parte, relató las numerosas trabas que encontró por parte de la organización y Rosa López también habló de los momentos vividos con su actuación.
Amaya contó, por ejemplo, que cantó descalza porque a última hora le obligaron a cambiar de vestido y para el que se puso tenía que cantar sin calzado. “Yo salí con una pena. El traje me costó mis pelas. Y cuando ya vi que no me dieron ni un punto, me dije a mí misma que había visto el mundo entero. Yo siempre estaré agradecida de haber ido aquel año porque me di a conocer”.
Por su parte, Soraya contó que su año "fallaron muchas cosas. Yo tenía un equipo preparado de bailarines y una coreógrafa. Y como había que hacerlo con la televisión, ellos también decidían. Y ellos decidieron ponerme otro equipo".
Mientras, Soler confesó que si volviese atrás en el tiempo volvería a aceptar ir a Eurovisión, pero que en un futuro "no volvería".
Bertín contó además que le propusieron representar a España en Eurovisión en el año 1981."No me llamó la atención. No sé si tomé una buena decisión. Pero, bueno, al año siguiente gané San Remo en Italia".
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